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Hermanos, esta noche (hoy) quisiera ser el joven del sepulcro:
representante de Jesús resucitado,
que, como el otro joven del prendimiento,
despojado de todo, desnudo y libre,
anuncia la libertad plena del Resucitado.
¡Ojalá mis palabras os hagan sentir su presencia real!
La fuerza del Espíritu Santo vendrá en ayuda nuestra.
Decid conmigo:
?ven Espíritu divino;
envía tu luz desde el cielo;
entra, divina luz, hasta el fondo de nuestra alma;
llena nuestros corazones;
enciende en nosotros el fuego de tu amor??.
(momento de silencio)
Envueltos en la confianza del amor divino:
hemos apagado las luces del templo;
hemos hecho nacer una luz con su poco de calor entre tinieblas;
hemos convertido nuestras velas en esta cálida luminaria;
hemos caldeado la comunidad con esa llama propagada;
nos preside el Cirio pascual, símbolo de Jesús resucitado.
Tal vez, como aquellas mujeres, sólo buscamos a Jesús muerto:
nos duele su fracaso, sentimos lástima, queremos embalsamarlo;
su palabra y su vida nos han dejado una huella profunda;
no deberían haberlo crucificado, pensamos también;
hagámosle un pequeño homenaje visitando su tumba.
Hermanos, no podemos quedarnos en el recuerdo de su vida:
escuchemos a este ?joven?? (lleno de vida) del evangelio,
?vestido de blanco?? (glorificado), ?sentado a la derecha?? (divinizado)??;
el joven que se les escapó desnudo y libre, despojado en la pasión.
Escuchemos lo que dice su Espíritu a nuestro corazón:
?No tengáis miedo.
¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado?
Ha resucitado, no está aquí.
Mirad el sitio donde lo pusieron??.
Amigos, hermanos:
Jesús, el Nazareno, el crucificado, ya no ocupa lugar: ?no está aquí??;
?se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén
adoraréis al Padre;
se acerca la hora, ya está aquí, en que los verdaderos adoradores
adorarán al Padre en espíritu y verdad?? (Jn 4,21-23);
su vida resucitada es el nuevo templo que Dios habita.
El Nazareno, el crucificado, ¡ha sido resucitado!:
ha pasado a una vida nueva;
el Espíritu creador ha penetrado todo su ser;
ha sido hecho gloria, luz, comunión, presencia ilimitada,
transparencia plena, ?espíritu de vida?? , (1Cor 15,45),
?carne olvidada de sí misma?? (S. Ireneo, Adversus Haereses V,9,2),
amor concreto a cada ser humano.
No necesitamos templos, ?casas de Dios??, lugares santos:
Jesús resucitado habita el universo entero;
su amor paciente, nos está diciendo al corazón:
?mira,estoy de pie a la puerta y llamo;
si alguien escucha mi voz y abre la puerta,
entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo?? (Apoc 3,20);
Hermanos, abramos ojos y oídos del corazón:
a pesar de que a veces olvidamos que sus vicarios son los pobres;
a pesar de nuestra pobre comunión como Pueblo de Dios;
a pesar de la marginación de la mujer, mayoría eclesial,
como si el cuerpo de las mujeres no fuera digno
de encarnar también a Jesús, el Cristo (Gál 3,28);
a pesar de vivir desunidos en múltiples iglesias…,
Cristo resucitado vive en cada ser humano y en sus comunidades:
?lo que hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños,
conmigo lo hicisteis?? (Mt 25, 40);
?donde dos o tres están reunidos en mi nombre,
allí estoy yo en medio de ellos?? (Mt 18,20).
Vivamos con Cristo resucitado:
su ?cuerpo espiritual??, su persona, es amigo y hermano para siempre;
oigamos su llamada a amar a todos, especialmente a los más débiles;
aceptemos su vida compartida, corresponsable, en comunidad;
creamos que ?en él ya no hay varón ni mujer… todos somos uno?? (Gál 3,28);
sintámonos en él íntima y realmente solidarios del género humano (GS 1);
ofrezcamos su verdad y su amor libremente, sin imposición;
respetemos la dignidad de toda persona, aunque la creamos equivocada;
vivamos agradecidos a tantas personas que viven a favor de los demás,
siendo testigos suyos porque viven, sin saberlo, su mismo amor.
abracemos la situación actual, la pandemia que nos agobia,
como lo hace Jesús: curando, en mesa compartida, esperanzados.
Amigos, hermanos: ¡Alegraos con Jesús resucitado!
?l vive en nosotros, en la Iglesia, en el mundo entero.
?l sigue alimentado nuestro amor.
?l sigue llamando a su reino de vida para todos.
A todos nos mira con infinito amor.
A todos nos quiere resucitar de la pereza y el egoísmo.
A todos nos dice: ¡Sígueme!
¡CRISTO RESUCITADO, GRACIAS POR TU VIDA!
Leganés (Madrid), 3 de abril 2021