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Pregón de la Natividad del Señor -- Rufo González

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

(25.12.2017)
Nota previa:
Con este pregón felicito la Navidad a los lectores del Blog.
Les manifiesto mi agradecimiento por acercarse a leer mi trabajo semanal.
Ellos son ámbito donde suena mi voz y mi espíritu, seducidos por Jesús y su Evangelio.
Les deseo que sientan en su conciencia la bendición de Jesús (lo “bueno-que-dice” Jesús).
A ellos, a cada uno, mi abrazo fraterno.
¡Feliz Navidad!

Hermanos:

(¡Sed bienvenidos a la Misa del primer Gallo que canta en la noche!)

¡Bienvenidos a la celebración del nacimiento de Jesús de Nazaret!

Recordemos datos elementales del origen de Jesús:

nace del sencillo y humilde matrimonio de José y de María;

lavado y envuelto en pañales como cualquiera de nosotros;

tiene frío, mama, ensucia, lloriquea y sonríe…;

su cuna es la naturaleza compartida con los pobres.

Lucas, tras conocer la vida de Jesús, proclamará:

– que su nacimiento es una bendición del cielo;

– que él ha sido el Mesías, el Ungido o Cristo de Dios;

– que su vida es “Buena Noticia” para todo el pueblo;

– que, como el rey David, es “hombre según el corazón de Dios” (He 13,22; 1Sam 13,14);

– que nace en otra Belén, pequeña y marginada, rondada de pastores,

aldea lejana y desconocida donde “no podía salir nada bueno” (Jn 1,46).

Los apóstoles, tras la resurrección, creen que Jesús es el Mesías:

Saben que era de Nazaret, aldea lejana y desconocida.

Mateo y Lucas proponen simbólicamente a Jesús como nacido en Belén

– porque su origen fue según el espíritu de la profecía (Miq 5, 1-3);

– su vida llenaba los deseos de justicia y sabiduría del pueblo;

– él mismo sentía “que el Espíritu del Señor estaba con él,

porque le ha ungido (hecho Mesías) para anunciar la buena noticia a los pobres,

le ha enviado a proclamar la liberación de los oprimidos y dar vista a los ciegos,

y proclamar el año de gracia del Señor” (Lc 4, 18-19).

Marcos y Juan no precisan esta profecía para reconocer a Jesús como Mesías:

Marcos, al no escribir para judíos, señala que Jesús “vino de Nazaret de Galilea” (1, 9);

Juan, convencido de que Jesús “había salido de Dios y a Dios volvía”,

el origen terreno, en Belén o en Nazaret, carecía de importancia;

el hecho de que venía de Dios (Jn 1,1-18) bastaba para declararlo Mesías;

por eso Juan mantiene el dato histórico del origen de Jesús en Nazaret.

Podemos celebrar que Jesús nació en Belén:

porque él cumple el espíritu de la profecía:

nacido en debilidad y sencillez;

el Espíritu le hizo “hombre según el corazón de Dios” (He 13,22; 1Sam 13,14);

nacido a las afueras de la sociedad poderosa:

donde la vida se mira desde los más débiles;

donde todos son valorados y queridos;

donde siempre hay pastores que celebran el nacimiento de la vida:

– ofreciendo sus dones y alegría;

– escuchando y viendo la gloria de Dios en la vida recién nacida;

– sobre todo si es pobre y marginado como ellos.

En el nacimiento de Jesús “aparece la gracia de Dios” (Tit 2,11):

gracia es Jesús mismo, don gratuito del Padre;

gracia es su amor desinteresado por cada ser humano;

gracia es su vida hecha curación para los enfermos,

– acogida para los excluidos y despreciados;

– denuncia de la hipocresía de los religiosos y ricos;

– mesa compartida para hambrientos y desnudos…;

gracia es su Espíritu ofrecido gratis a quienes quieran seguirle:

– espíritu que es memoria de sus palabras y obras;

– espíritu que ve y oye los quejidos de toda miseria;

– espíritu que actúa como Jesús, y “aún con mayores obras” (Jn 14,12).

Hoy “ha aparecido la Bondad de Dios y su Amor al hombre” (Tit 3,4):

todos nosotros somos testigos;

sin merecerlo, nos sentimos perdonados;

a nuestro corazón miserable ha entregado su Corazón;

por eso perdonamos gratuitamente a quien nos ofende;

por eso oramos en nuestro interior: ¡Padre nuestro!;

por eso trabajamos por un mundo de vida para todos;

por eso estamos haciendo una comunidad:

– donde ser hermanos, con la misma dignidad y categoría;

– donde colaborar según nuestras capacidades y valores;

– donde vivir como Él viviría hoy.

Por todo esto estamos alegres y pregonamos al mundo entero:

que la vida de Jesús es camino digno para todos;

que la vida de Jesús nos realiza como personas;

que la vida de Jesús es vida plenamente humana.

Celebremos contentos el nacimiento de Cristo:

Él viene para que tengamos vida en abundancia;

Él nos mira con ternura inmensa a todos y a cada uno;

Él quiere entrar en el corazón, comer y vivir con nosotros;

Él no impone nada, ni exige nada, ni necesita nada;

Él vive con nosotros sencillamente;

Él regala su amor sin límites, incondicional, siempre.

Venid todos:

Jesús a nadie rechaza ni excomulga, a nadie hace mal;

está a la puerta de nuestro corazón, llamando;

si alguno le abre, entra y come con él.

Hermanos, abramos el corazón al Amor de Jesús:

Así haremos su Navidad.

Así nos hacemos más humanos.

¡Feliz Navidad!

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