Personas sin hogar denuncian el desamparo que les provoca dormir en la calle y reclaman su derecho a una vivienda digna. Asociaciones y entidades advierten de la grave y frágil situación de las víctimas de aporofobia, expuestas a agresiones.
Antes de echarse a dormir, no cierran la puerta con llave para sentirse más seguros por la noche. No hay nada que girar, si acaso sus cuerpos entre mantas y cartones. Viven en la calle y, como personas sin hogar, son vulnerables a los delitos de odio. “La inmensa mayoría ha sufrido agresiones. Estamos completamente expuestos y todas las noches pasas miedo, porque no sabes cómo va a transcurrir la madrugada”, explica Miki. “De hecho, duermo vestido y con los zapatos puestos por si tengo que levantarme de un salto y escapar”. ··· Ver noticia ···
¿Por qué rechazamos a los pobres? Así cala entre nosotros el desprecio a los sintecho -- Henrique Mariño
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