Por el camino de la revolución -- Entre dos orillas. Mariana Núñez (Buenos Aires) y Gabriel Sánchez (Montevideo)

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De tanto en tanto, desde los sectores dominantes de la sociedad argentina se insiste en la necesidad del ?diálogo de las partes??. Sucede en tiempos pre-electorales, para discutir las distintas agendas partidarias (cada vez más exiguas e indiferenciables unas de otras), o en las mesas de discusión salariales entre las patronales y los representantes de los trabajadores (cada vez más trasvestidos en su rol de empresarios);

el mismo esfuerzo hace la jerarquía católica promoviendo un siniestro diálogo-reconciliación entre los represores de la última dictadura (que la tuvo por cómplice y beneficiaria), y un amplio arco de la sociedad comprometido con el juicio y castigo a los culpables (que obviamente incluye a centenares de detenidos-desaparecidos sobrevivientes del genocidio y sus familiares). Las voces empeñadas en este acto de comunicación por la ?vía pacífica?? son la mayoría de las veces potenciadas por los monopolios de comunicación, beneficiarios directos del ?orden social?? y la gobernabilidad como cualquier empresa capitalista.

A partir de esta simple constatación, un análisis marxista de la sociedad nos permite visualizar la presión que ejercen sobre las mayorías las clases dominantes a través de sus representantes e ideologías (gobierno, sindicatos, medios de comunicación, iglesias) con el fin de imponer su hegemonía de clase. Si bien el kirchnerismo tuvo cierto grado de confrontación con algunos de estos sectores, especialmente durante el gobierno de Néstor Kirchner (recuérdese su recelo con la jerarquía católica, su abierta disputa con Clarín), fue durante la crisis con el campo a mediados de 2009 con Cristina Fernández en la presidencia, que hizo eclosión la violencia entre el estado capitalista ?en serio?? y la burguesía agroexportadora (en alianza con las grandes trasnacionales del agro), la cual se hizo visible a través de cacerolazos, concentraciones y paros protagonizados por sectores beneficiados por la sojización.

Un conflicto entre sectores de la burguesía que con el tiempo se acomodaron al nuevo ?orden??, esto es, al ?modelo?? kirchnerista que tiene uno de sus pilares en el modelo agroexportador (la soja como estandarte). Cuestión que se volcó en ?la hora de las urnas?? en las últimas elecciones primarias del 14 de agosto, donde la presidenta arrasó en las principales áreas agrícolas.

Diálogo y confrontación conforman un par dialéctico siempre presente entre las distintas clases y sectores que constituyen la sociedad. Del resultado de dichas ?negociaciones?? surge el progreso de unos sectores y la opresión de otros. La lucha de clases es una constante de la historia, tal como enseñara Karl Marx. Entonces, una radiografía de la última década en Argentina nos permite evaluar qué continuidades y rupturas caracterizaron al ?modelo?? kirchnerista.

Es indudable que el kirchnerismo concretó algunas políticas populares como la estatización de los fondos de jubilaciones y pensiones y Aerolíneas; la implementación de una asignación por hijo (aunque lejos está de ser universal); ciertos avances en los juicios a los genocidas del Proceso y el reconocimiento a la lucha de algunos organismos de Derechos Humanos (Madres y Abuelas de Plaza de Mayo); la ejecución de cientos de planes de asistencia social y la política de integración latinoamericana (que sin embargo mantiene a los ?Cascos Blancos?? en Haití).

Pero creemos que dichas políticas fueron ejecutadas para garantizar la gobernabilidad de un país en el que la conflictividad social se había desmadrado peligrosamente y se cuestionaba seriamente la institucionalidad.

?En el nuevo siglo, para responder a la expansión de las movilizaciones mundiales contra la globalización y a las crisis sociales y políticas que estallan en América Latina, los posliberales dicen que las reformas a las reformas estuvieron mal hechas o incompletas y que resultaron en un ?neoliberalismo plus??. Entonces para conquistar auditorios se solidarizan con el malestar en la globalización (Stiglitz dixit), y se introducen al clan anti-globalización adjetivándola como ?globalización neoliberal?? por el peso decisivo del capital financiero, que sigue produciendo convulsiones.

Así, ?neoliberalismo?? es ahora sólo especulación, que se la achaca a la irresponsabilidad de los ?malos ejecutivos??, resguardando la credibilidad del capital. Y tras esa crítica posliberal al posliberalismo, se abre paso una nueva fase de posliberalismo: la ?superación del neoliberalismo?? vendrá con contrarrestar la especulación financiera con mayor inversión ?productiva??. El posliberalismo se manifiesta ahora como un ?neodesarrollismo??, opuesto también al laissez faire y al populismo.?? (?Posneoliberalismo o anticapitalismo??, Beatriz Stolowicz, Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco, México. Bolpress, 28.08.2011)

?Que se vayan todos?? gritábamos en las calles en diciembre de 2001 y nos ilusionábamos con el andar de las asambleas populares. El capitalismo siempre se reforma para perpetuarse: pues bien, ?todos?? están por aquí de vuelta y desde entonces la híper-concentración y extranjerización de la economía son hechos indiscutibles tanto como la pauperización de los trabajadores (flexibilización, precariedad, disminución de ingresos) y de las economías regionales que sobreviven a expensas de la primarización (soja, megaminería, petróleo) justamente, esa primarización tiene un doble efecto, el primero es la concentración de la explotación de los recursos-con un fuente ingrediente de capital extranjero- que acumula y saca del país gran parte de la rentabilización de esos emprendimientos??por lo que la distribución de esa rentabilización se quita del ámbito del posible reparto de la riqueza nacional, el otro efecto, es que son recursos no renovables, que depredan, contaminan y agostan??se dirá que no es el caso de la soja, el efecto que sobre los suelos tienen las plantaciones a largo plazo de la soja transgénica??y sobretodo la contaminación química, es muy importante, incluso en desmedro de la salud humana?? sin que ninguna de estas actividades redunde en el bienestar de nuestro pueblo.

A la par continúa el escandaloso pago de la deuda externa y el endeudamiento, así como el crecimiento desmedido de un estado nacional dominado por el personalismo y el verticalismo que caracterizan al partido justicialista, y captado por las organizaciones del nuevo aparato político (La Cámpora, JP Descamisados, la Tupac); los estados provinciales feudales y clientelares, todos con elevadas sospechas de corrupción (casos Felisa Micheli, Bonafini-Schoklender, Indec, Inadi), funcionarios de todos los poderes con vergonzosos niveles de vida, activos protagonistas de la cooptación de movimientos sociales y militantes, e inoperantes ante las grandes problemáticas que afectan a la población (la droga, la trata, la criminalización de los luchadores). En suma, un ?modelo?? silenciador / represor de la protesta social (casos Carlos Fuentealba, Mariano Ferreyra, comunidad qom, maestros santacruceños, gatillo fácil, toma de tierras) y de los conflictos imprescindibles para generar cambios.

Para avanzar, es evidente que el neodesarrollismo que está en la base del ?modelo?? no es la alternativa aunque se autodenomine nacional y popular. Más que de reformar la política, de lo que se trata es de revolucionar el sistema y para esto se debe necesariamente tocar la renta del capital y plantear esquemas de tenencia de la tierra y de otros medios producción en forma muy distinta??

(Información recibida de la Red Mundial de Comunidades Eclesiales de Base)