El Evangelio de Jesús comunicado por la Iglesia quedó desdibujado por el choque cultural, incluso violento, que hubo entre los conquistadores europeos y los pueblos ya existentes en lo que después se denominó América. Pero este mensaje evangélico se ha dibujado después, entre otras vías, gracias a las teologías de la liberación. Ambas tesis constan en el Documento de Aparecida que es fruto de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Ninguna de estas tesis ha sido retocada por las modificaciones de que ha sido objeto dicho documento, modificaciones que ha provocado una fuerte polémica teológica y pastoral en el episcopado latinoamericano.
TIEMPOS DE PERSECUCIONES
El documento de los obispos latinoamericanos y caribeños da su versión de los acontecimientos históricos. «El Evangelio – afirman- llegó a nuestras tierras en medio de un dramático y desigual encuentro de pueblos y culturas (…) Desde la primera evangelización hasta los tiempos recientes la Iglesia ha experimentado luces y sombras. Escribió páginas de nuestra historia de gran sabiduría y santidad. Sufrió también tiempos difíciles, tanto por acosos y persecuciones, como por las debilidades, compromisos mundanos e incoherencias; en otras palabras, por el pecado de sus hijos, que desdibujaron la novedad del Evangelio».
CATOLICISMO E INDEPENDENCIA
Pese a ello, según este documento, «el don de la tradición católica es un cimiento fundamental de identidad, originalidad y unidad de América Latina y el Caribe: una realidad histórico-cultural, marcada por el Evangelio de Cristo». El documento también señala: «En América Latina y el Caribe, cuando muchos de nuestros pueblos se preparan para celebrar el bicentenario de su independencia, nos encontramos ante el desafío de revitalizar nuestro modo de ser católico (…) para que la fe cristiana arraigue más profundamente en el corazón de las personas y los pueblos latinoamericanos».
NO A LA COLONIZACI?N CULTURAL
El episcopado latinoamericano y caribeño alerta contra «una especie de nueva colonización cultural por la imposición de culturas artificiales, despreciando las culturas locales y tendiendo a imponer una cultura homogeneizada en todos los sectores». Y reafirma la propia cultura: «La riqueza y la diversidad cultural de los pueblos de América Latina y el Caribe resultan evidentes. Existen en nuestra región diversas culturas indígenas, afrodescendientes, mestizas, campesinas, urbanas y suburbanas. Las culturas indígenas se caracterizan sobre todo por su apego profundo a la tierra y por la vida comunitaria, y por una cierta búsqueda de Dios. Las afrodescendientes se caracterizan, entre otros elementos, por la expresividad corporal, el arraigo familiar y el sentido de Dios».
DEFENSA DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS
En esta línea, los obispos defienden los pueblos indígenas: «Los indígenas constituyen la población más antigua del continente. Están en la raíz primera de la identidad latinoamericana y caribeña. Los afrodescendientes constituyen otra raíz que fue arrancada de África y traída aquí como gente esclavizada. La tercera raíz es la población pobre que migró de Europa desde el siglo XVI (…) De todos estos grupos y de sus correspondientes culturas se formó el mestizaje que es la base social y cultural de nuestros pueblos latinoamericanos (…) La Iglesia acompaña a los indígenas y afroamericanos en las luchas por sus legítimos derechos».
FE Y CULTURA
El episcopado latinoamericano y caribeño, en definitiva, relaciona fe y cultura. «Miramos – afirma- positivamente y con verdadera empatía las distintas formas de cultura presentes en nuestro continente. La fe sólo es adecuadamente profesada, entendida y vivida cuando penetra profundamente en el sustrato cultural de un pueblo. De este modo aparece toda la importancia de la cultura para la evangelización». Así, por ejemplo, afirma que «la Iglesia apoya el diálogo entre cultura negra y fe cristiana y sus luchas por la justicia social».
¿Quién teme a Aparecida?
¿Quién teme a Aparecida? ¿algunos cardenales y obispos? ¿sectores de la Curia romana? ¿poderes políticos, económicos, culturales y mediáticos? El Documento de Aparecida aprobado el pasado 31 de mayo en la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (Celam) ha desencadenado una fuerte tormenta teológica, pastoral y eclesial en plenas vacaciones estivales europeas, incluida Roma. La polémica, plasmada en un principio en el diario O Estado de São Paulo versa sobre el nivel de tergiversación, o cuando menos de modificación, realizado en el texto original antes de ser enviado a la Santa Sede el pasado 11 de junio para, en su caso, ser aprobado por Benedicto XVI. Pero el Papa firmó el texto alterado por un cardenal, y no el documento aprobado por los episcopados latinoamericanos y caribeños.
Estas alteraciones son atribuidas al actual presidente del Celam y cardenal arzobispo de Santiago de Chile, Francisco Javier Errázuriz Ossa, y al obispo argentino de Reconquista, Andrés Stanovnik. Errázuriz se ha limitado a reconocer que «puede ser que este documento tenga algunas correcciones, como de un punto o una coma (??) pero la Congregación de la Doctrina y la Fe ha dicho que no había afirmación alguna que fuera en contra del dogma o de la moral; pero puede ser que alguno de los Dicasterios haya dicho: es mejor utilizar más bien esta palabra que queda más claro».
Las principales modificaciones afectan a cuestiones éticas, bioéticas, sociales, espirituales, eclesiológicas, y, sobre todo, a las «comunidades cristianas de base» vinculados a las teologías de liberación con una gran actuación pastoral e ideológica en el continente en los últimos 40 años. El cardenal Errázuriz argumenta al respecto: «Hubo comunidades cristianas de base que fracasaron, otras se polarizaron y en otros lugares crecieron con una fecundidad extraordinaria. Son una bendición. El Celam hará un gran congreso para poder recoger las mejores experiencias de las comunidades cristianas de base de manera que eso pueda difundirse en toda Latinoamérica, en bien de estas comunidades. ?sta es la acción importante que hacer. El texto definitivo sufrió algunas modificaciones, pero no está la solución en cambiar un texto. Las solución está en un gran congreso, en un gran diálogo de comunión fraterna donde se busquen los mejores caminos y se recojan las mejores experiencias de las comunidades cristinas de base».
Las explicaciones del cardenal Errázuriz no convencen a muchos sectores de la Iglesia latinoamericana. «No sé quien alteró este documento, pero quiero saberlo, porque no es la primera vez que eso ocurre», ha dicho el cardenal Geraldo Majella Agnelo, arzobispo de la ciudad de Salvador y primado de Brasil. Laicos y teólogos que participaron en la Conferencia episcopal sostienen que el documento entregado al Papa tiene al menos doscientos cambios, algunas conceptuales y de contenido.
LA CLAVE: Opción preferencial
«Nuestra fe proclama que Jesucristo es el rostro humano de Dios y el rostro divino del hombre. Por eso, la opción preferencial por los pobres está implícita en la fe cristológica en aquel Dios que se ha hecho pobre por nosotros para enriquecernos con su pobreza»
La Vanguardia, 02-09-07