VOLVAMOS AL EVANGELIO
PORQUE no hay vida cristiana
Fuera del seguimiento de Jesús:
¡volvamos al Evangelio!
Porque ninguna reforma de la Iglesia es verdadera
si no se basa en el servicio humilde y desinteresado al Mundo:
¡volvamos al Evangelio!
Porque la auténtica fraternidad cristiana
no sabe de distinciones entre Jerarquía y Pueblo:
¡volvamos al Evangelio!
Porque para ser levadura en la masa
es imprescindible fundirse con la misma masa:
¡volvamos al Evangelio!
Porque la sencillez de normas, ritos y creencias
es lo que está más de acuerdo con el Espíritu de Infancia:
¡volvamos al Evangelio!
Porque el pecado que más nos aleja de Dios
es el de creernos mejores o más necesarios que los otros:
¡volvamos al evangelio!
Porque la Mesa de Jesús está puesta para los pecadores
y la Eucaristía debe ser el signo de su Amor que a todos convida:
¡volvamos al Evangelio!
Porque en la Cruz del Amor de Dios al Mundo
se nos revelan sus designios de Salvación Universal:
¡volvamos al Evangelio!
Porque para saber que Dios es nuestro Padre
es imprescindible la confianza y el abandono en su Providencia:
¡volvamos al Evangelio!
Porque es el Espíritu del Resucitado
el único que nos da fuerza para amar y defender la vida:
¡volvamos al Evangelio!
Sí, volvamos al Evangelio:
el Evangelio de la Ternura y de la Gracia,
el Evangelio de de la Esperanza de los pobres,
el que nos dice a cada uno, en el silencio de nuestro corazón:
«¡tú eres mi Hijo Amado!».