Señor Dios,
padre de Jesús y padre nuestro:
Me gustaría que la Iglesia se empeñara mucho más en
ser madre que en ser santa.
Que no amenace nunca ni condene; solamente aconseje
y estimule con su ejemplo a servir en el amor.
Que se quite la comida de la boca
para dársela a sus hijos.
Que sea más criada que señora;
que de los buenos días sonriendo
a todo aquel que se encuentra en el camino.
Que tenga las puertas siempre abiertas.
Que no entienda de pesas ni medidas.
Y reconozca
que también se equivoca muchas veces.
Que se siente a escuchar a los sencillos,
a los atormentados y a los equivocados.
Que se incline a jugar con sus hijos más pequeños.
Me gustaría, Señor Dios,
que la Iglesia fuera más casa de familia
y menos templo;
menos bella durmiente
y más samaritano sensible y generoso. AM?N