Enviado a la página web de Redes Cristianas
Cada vez que mi compañera escritora y un servidos reclamamos el conocimiento, la divulgación, de los derechos sociales de muchas personas tal cual vienen expuestos en una serie de textos bíblicos, que casi nadie conoce, supuestamente porque no interesa que se conozcan, y nadie nos hace mucho caso, generalmente ninguno, un servidor adivino (casi podría decir que ?escucho??) las muy potentes razones de muchas personas, incluidas (y especialmente) personas eminentes, diciéndo: Pero ¿cómo
quieren estos dos soñadores que se consideren en una sociedad entre industrial y postindustrial unas normas sociales que se expusieron en una sociedad agrícola de hace siglos?
Concretamente, de hace unos dos mil setecientos-seiscientos años, más o
menos.
Y, a continuación, como corolario imprescindible, ?Pues hace muy bien la jerarquía eclesiástica en ni siquiera mencionarlos??. Fue en otros tiempos y ahora, más bien producirían confusión y estorbo. (Por supuesto que ?estorbo?? sí, y mucho.)
Pues nosotros nos atreveríamos a decir: Por supuesto, la treintena de textos en cuestión no serían aplicables, en su mayoría, a la sociedad de hoy, lo cual no obsta a su derecho a ser conocidos, mucho más que otros textos que se nos viene recordando con mucha frecuencia.
Pero vamos a lo pràctico: ¿Serían aplicables, con provecho? En general, no, pero ¿algunos de ellos? ¿Ninguno, seguro? Pongamos un ejemplo: En referencia a mi programa De Tres en Tres, y tomando su apartado 4, veamos.
Lo reproduzco tal cual:
De tres en tres, 4
Medidas para impedir la pobreza
(El camino siempre más decisivo para caer en la pobreza ha sido: tener alguna gran necesidad, pedir un préstamo, no poderlo pagar durante mucho tiempo, o nunca, que este préstamo vaya aumentando con los intereses, y que una ejecución judicial expropie al deudor lo poco que tenía.)
Cuando hagas un préstamo de dinero, alimentos o cualquier otra cosa a un hermano tuyo israelita, no le exijas interés. Podrás exigir intereses a un extranjero, pero no a un hermano tuyo. (Deuteronomio 23: 20-21)
Cada siete años, condonad las deudas de todo el mundo. La condonación se hace así: cuando se proclame la condonación de las deudas en honor del Señor, toda persona que haya hecho un préstamo a otro israelita, un hermano suyo, le perdonará la deuda y no se la reclamará más. (Deuteronomio 15: 1-2)
Las tierras no se pueden vender definitivamente, porque todo el país es mío, y para mí vosotros no sois más que unos usuarios. Por ello, de todas las tierras de vuestro patrimonio, mantendréis el derecho de rescate. Si uno de tus hermanos israelitas cae en la miseria y vende parte de las tierras que forman su patrimonio, su pariente más próximo tiene derecho a rescatar aquello que el otro ha vendido. (Levítico 25: 23-25)
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Pues tenemos ahí tres hechos sociales: el interés del préstamo, la deuda impagada, y no posible de pagar, la ejecución hipotecaria de unos bienes, como pago de la deuda, bien sea de forma pactada de mutuo acuerdo, bien sea de forma judicial.
¿Se atrevería alguien a decirnos: No, esos hechos se daban en ?aquella sociedad antigua??, hoy día, en nuestra moderna sociedad, esas cosas ya no ocurren?
Pues ante esos tres mecanismos de robo social muy habituales, de entonces, de ahora y de siempre, los redactores convocados por el rey Josías (seguramente el personaje más importante de la historia antigua de Israel, aunque nadie lo conoce) expusieron tres mecanismos sociales: prohibición de interés en un préstamo a persona necesitada, cuando menos a un compatriota; condonación de un préstamo si el deudor, pasado un tiempo prudencial, no lo puede devolver; derecho de rescate familiar de una propiedad vendida por necesidad.
¿Se podría imaginar, por ejemplo a escala municipal, un organismo social que
promoviera la concesión de préstamos sin interés a personas que los necesitaran?
(Señores bienpensantes: lo que acabo de escribir no es algo irreal, de sueño, es algo que en Catalunya hace, desde muchos años, la entidad Acció Solidària contra l?Atur. Es una entidad privada, de signo cristiano pero independiente.) ¿Podría existir, en paralelo o conjuntamente, un ente municipal así en todas las ciudades?
¿Se podría imaginar un ente municipal, el mismo u otro, que valorara las condiciones económicas reales de una persona deudora y aconsejara, bien al creditor o bien al municipio, una solución ad hoc?
¿Podría existir una ley que estableciera la posibilidad de rescate, por parte de un familiar, de algo vendido (u objeto de apropiación judicial) por una persona deudora?
Ello por lo que respecta al apartado 4, de mi programa De Tres en Tres. ¿Y si nos fijáramos en el apartado 5, sobre la aportación de una dècima parte de la cosecha una vez cada tres años? Por supuesto que no sería la ?cosecha?? del campo, sería, por ejemplo, el salario. Y el apartado 6, sobre el trato a los inmigrantes?
Señores dirigentes: de verdad: ¿por qué no quieren que los textos sociales de la Biblia sean muy conocidos??? La respuesta es muy clara, pero no quisiéramos decirla con todas las palabras.