Enviado a la página web de Redes Cristianas
?Lo bueno, si breve, dos veces bueno??, sentenció con gran acierto Baltasar Gracián allá por el siglo XVII. La brillante observación de Gracián resulta más útil y necesaria que nunca en este tiempo de confusión, saturación y, a veces, hartazgo de información donde, en términos de cosecha, escaso es el grano y abundante la paja.
Con presteza y regocijo, diariamente se derraman litros y litros de tinta, liquida y electrónica, y se derrochan carretadas de palabras con la vana pretensión de entender, narrar y explicar la realidad. Una realidad que, a veces, se enmascara o confunde – interesadamente o no- entre tanta maleza y follaje literario y periodístico.
Resulta tedioso pescar en este mar ahíto de palabras que se cruzan y devoran entre sí como peces hambrientos y escurridizos. Palabras que muchas veces nos confunden en virtud de la ignorancia, impericia o malevolencia de sus autores.
Así pues, si convenimos que la verborrea y divagación imperantes en poco o nada ayudan a explicar la complejidad del mundo actual, ¿por qué no probar a ser buenos, breves, claros, críticos, concisos y selectivos? Después de lo dicho, estimado lector, solo me queda decirle que si este escrito no le parece bueno, espero que al menos le haya resultado breve.