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PLAN ÁFRICA, CUMBRE DE RABAT Y «CRISIS» MIGRATORIA. Rafael Lara, Coordinador General de la APDHA

Publicado en

Asociación Pro Derechos HUmanos de Andalucía

El drama migratorio se acentúa
Aproximadamente 3000 personas han muerto en los últimos siete meses en la ruta entre África y las Islas Canarias. De forma escalofriante el número de víctimas de la inmigración clandestina se multiplica.
No se trata de nada casual. Las políticas migratorias de este gobierno (control y cierre de fronteras, leyes de extranjerías que impiden la inmigración en la práctica, externalización y vinculación con la seguridad) conducen por ahora a este resultado.
De forma inexorable se han ido trasladando los escenarios del drama. Conforme se iban multiplicando las dificultades para poder vulnerar los controles fronterizos. De Cádiz a Granada y Almería, luego a Ceuta, Melilla y Marruecos. Posteriormente el Sahara, Mauritania y ahora Senegal.

Las rutas son ahora mucho mas largas (1.500 km. desde Mauritania, el doble desde Senegal) y peligrosas, pero al mismo tiempo son mas baratas por la mayor capacidad de las embarcaciones (cayucos) y por la menor actuación de las mafias
Ante el incremento de los flujos el gobierno ha respondido apretando aún mas la tuerca en la misma dirección de los últimos años: mas control y cierre de fronteras, actuaciones fundamentalmente policiales, incluso con la implicación del ejército, externalización y presiones sobre los países de origen o en tránsito de la emigración.

Las cifras de la tragedia

Resulta imposible cuantificar la magnitud del drama que asola las costas africanas en la ruta migratoria hacia Canarias desde hace seis meses.
Según el gobierno en torno a 8000 personas han llegado en pateras y cayucos a las Islas Canarias en los primeros cinco meses del año 2006, casi duplicando ya la cifra de personas interceptadas a lo largo de todo el año 2005. Al tiempo resulta muy difícil saber ni siquiera aproximadamente cuantas personas han perdido la vida intentado emigrar desde las costas africanas del Sahara, Mauritania o ahora Senegal.

El 20 de de marzo el Gobierno reconoció que el Centro Nacional de Inteligencia había alertado de la muerte masiva de inmigrantes, entre 1200 y 1700, durante los meses de noviembre y diciembre de 2005. Un dato que manejaba la Guardia Civil desde diciembre y que, según el Ministro de Defensa (responsable del CNI), era secreto y reservado. La Media Luna Roja de Mauritania, había manejado ya esa cifra al informar a comienzos de marzo que entre 1.200 y 1.300 inmigrantes habían muerto en los últimos seis meses al intentar alcanzar las costas canarias desde África. En mayo, Cruz Roja confirmaba que en lo que va de año, las aguas atlánticas que separan la costa oeste africana de Canarias se han tragado a 1.500 subsaharianos.

Según la APDHA, a las aproximadamente 1200 a 1700 personas que han perdido la vida entre noviembre y diciembre según el CNI, habría que sumar al menos otras 1500 personas durante los cinco primeros meses del año 2006. Lo cual eleva el total de personas que han perdido la vida en la ruta de Canarias en los últimos siete meses aproximadamente a 3000 personas, por lo que estamos hablando de una catástrofe humanitaria sin precedentes.

El Plan África no es para África, está al servicio del interés europeo

El Plan África se ha vendido por el gobierno como una reorientación de las prioridades en la política exterior, con el objetivo de establece un nuevo marco, mas profundo y global, de relaciones con el África Subsahariana.
Y es verdad que aporta algunas medidas positivas desde el punto de vista que se empieza a reconocer el ovado y las necesidades de todo el continente. Pero verdaderamente se trata de un Plan que está pensado sobre todo para abordar los problemas europeos en relación a las migraciones y muy particularmente para el control y rechazo de las mismas.

De hecho los objetivos de afianzamiento de la democracia, la paz o la promoción de los derechos humanos quedan como simples intenciones inconcretas. Por el contrario quedan mucho más concretas las cuestiones relativas a la seguridad o a la lucha contra el terrorismo.
Con respecto a la cooperación queda vinculada a la globalidad del Plan, es decir al control migratorio por parte de los países emisores. La lucha contra la pobreza que se dice pretender, va acompañada de medidas que quedan muy lejos de los requerimientos que demanda la gravedad de la situación africana.

Valga de ejemplo que se concretan 400 millones de euros para el 2006 que es una gota de agua, equivalente a lo que cuesta la construcción de un puente en la Bahía de Cádiz. Muchas de las ayudas que se enumeran van destinadas a organismos multilaterales (de ámbito mundial y no específicamente africanos como el Fondo Global de la lucha contra el Sida, la Malaria y la Tuberculosis, la Iniciativa Vía Rápida educación para todos, Fondo de las Naciones Unidas para emergencias…) y que estaban ya presupuestadas.

Y, como no podía ser de otra manera, se cuelan como cuestiones muy relativamente relacionadas con el desarrollo para África, tal como apoyo a la actividad pesquera española o a la seguridad energética de España, promocionando la participación en las “oportunidades” del sector de hidrocarburos (sic y sin comentarios)

En cambio el grueso de medidas propuestas en el Plan África, las más concretas, van destinadas a reforzar el control migratorio y a obligar a los países africanos a controlar su emigración. Baste citar la lista de objetivos declarados:
– Reforzar las agregadurías de interior en las embajadas y consulados de determinados países
– Medidas de control de nuestras fronteras
– Mecanismos de obtención de información acerca de rutas y medios utilizados por las redes (CNI)
– Reforzar procedimientos de repatriación inmediata de inmigrantes irregulares
– Completar la red de acuerdos de cooperación migratoria y readmisión
– Involucrar a organizaciones e instituciones multilaterales en la labor de la lucha contra la inmigración ilegal, tanto de África como de la UE.
Para ser justos, también se incluye una coletilla en el punto b: impulsar medidas tendentes a la integración de los colectivos de inmigrantes. Una coletilla inconcreta que obliga a poco pero que pretende sin lograrlo embellecer el conjunto.

La conferencia Euro-Africana de Rabat el 10 de julio

La orientación policial y represiva se ha acentuado además tras el Plan presentado en Dakar el 7 de junio a propuesta española-francesa-marroquí. Dicho Plan será aprobado con toda seguridad en la Conferencia Euro-Africana que se celebrará en Rabat el próximo 10 de julio.
Dicha conferencia tiene como objetivo precisamente el control de los flujos migratorios. Pese a que el Plan citado está encabezado por la intención de fomentar el desarrollo de los países emisores o en tránsito, y se propugnan algunas medidas que en principio pueden parecer positivas (como abaratar el envío de remesas, promover que ese ahorro sea productivo o ayudar a crear empresas…) lo cierto es que esas medidas positivas como ha dicho el profesor Mehdi Lalou no se concretan ni se presupuestan, con lo cual hay que dudar de su ejecución.
Pero lo fundamental del Plan es el carácter represivo-disuasorio hacia la inmigración, tal como han señalado todos los medios (El País, Le Monde) con campañas informativas de disuasión, cooperación policial y judicial, y particularmente la suscripción de acuerdos de readmisión entre países africanos y la UE.

Argelia ha criticado con dureza esta Conferencia, postulando que el interlocutor válido sería la OUA y no una selección de países en función de las estrategias europeas. Y por tanto no participará en la misma.

En suma, con esta importante ofensiva del Gobierno de España, respaldado por la UE y muy particularmente por Francia, se vuelve a insistir en mas de lo mismo: impedir como sea que entren en nuestro país, devolver a los que lo logren y, muy especialmente, presionar a los países más pobres de África para que “impidan la emigración de sus ciudadanos”. Exigiéndoles pues que cometan una manifiesta vulneración de la Carta de Derechos Humanos ¿o no dice la Declaración Universal en su artículo 13 que “toda persona tiene derecho a salir de su país y a regresar al mismo”?

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