Enviado a la página web de Redes Cristianas
Vivimos un tiempo en el que todo lo que sea rentable es bueno sin discusión. Y los asuntos más insospechados pueden ser susceptibles de negocio. Los expertos en emprendimiento los llaman nichos de negocio (vaya nombrecito).
Y hablando de negocio, hablemos de eso que han venido a llamar pisos turísticos; últimamente de moda por el ansia especuladora y por esa marabunta de trotamundos sin dinero, pero más inquietos que el azogue. Observen esa invasión turista que inunda las calles y ciudades en busca de ese alojamiento ganga. Escuchen el traqueteo de las ruedas de sus pesadas maletas y la fatiga de sus dueños.Y, por dios, sientan piedad de esas pobres gentes que vivían en la serenidad del hogar y, de pronto, en el rellano de al lado le cayó en suerte un especulador turístico.
De seguir así, y si queremos que las cosas tengan un cierto orden, sugiero que los residentes dejen sus pisos a los nuevos invasores y se acuartelen en los hoteles que vayan quedando vacíos, pues, no cabe duda que muy pronto serán un remanso de paz.
/ Antoñán del Valle (León)