Florencia Scocchera, una trapecista de 22 años que trabaja de moza en un restaurante, no tenía tiempo para un bebé. Por ello, cuando el preservativo que usaba su pareja se rompió, rápidamente tomó la llamada pastilla del día después.
En Buenos Aires, los hospitales públicos ofrecen gratuitamente la píldora de anticoncepción de emergencia, sin hacer preguntas. Los legisladores nacionales quieren extender el beneficio a todo el país. «Antes que un bebé prefiero estar un poquito mal yo ahora que estar mal toda la vida», dijo Scocchera, una delgada mujer.
Pese a la fuerte resistencia de la Iglesia Católica, los gobiernos están avanzando en extender la anticoncepción de emergencia en América Latina, hogar de la mitad de los católicos del mundo.
La pastilla del día después, que retrasa la ovulación o la fecundación de un óvulo, podría prevenir los embarazos dentro de las 72 horas posteriores a las relaciones sexuales sin protección. Algunas investigaciones sugieren que también podría impedir que un óvulo ya fecundado se aferre al útero.
La Iglesia Católica, que promueve la abstinencia sexual antes del matrimonio y se opone a la anticoncepción y el aborto, considera a la píldora un aborto químicamente inducido. Pero la píldora está ganando aceptación en América Latina a medida que la población ignora cada vez más las tradicionales enseñanzas de la Iglesia sobre sexualidad.
El gobierno mexicano ordenó distribuir la pastilla en los hospitales públicos mientras que en Perú se ofrece gratuitamente. El sistema municipal de salud de Brasil entrega la pastilla, aunque las clínicas pueden optar por no hacerlo.
Michelle Bachelet, la primera presidente mujer de Chile, generó malestar en algunos sectores cuando su gobierno determinó que la píldora debe estar disponible gratuitamente para jóvenes desde los 14 años.
La decisión de Chile fue más profunda que las normas que rigen en Estados Unidos, donde luego de una lucha de tres años, en agosto se aprobó la venta de la píldora sin receta médica, pero sólo a mujeres mayores de 18 años.
La anticoncepción de emergencia está disponible sin receta en unos 40 países.
«Esto es parte de un proceso histórico en nuestro país y en nuestra región. Es parte de un proceso de evolución donde los derechos reproductivos están siendo cada vez más registrados como derechos de las personas», dijo la doctora Margarita Berkenwald, coordinadora del programa de salud sexual y reproductiva de la ciudad de Buenos Aires, en Argentina.
Cuestion de principios
El proyecto de ley en Argentina, pendiente de aprobación en el Congreso, obligará a los prestadores de salud de todo el país a ofrecer gratuitamente la píldora del día después.
El diputado Juan Héctor Sylvestre Begnis, que preside la comisión de salud pública, dijo que el propósito principal de la ley es dar opción al método a las mujeres pobres, ya que las más pudientes ya acceden a él en las farmacias.
«Esto es para la gente que no tiene recursos y en general va al hospital público», dijo Sylvestre Begnis, quien afirmó que el acceso libre a la píldora del día después beneficiaría a unas 200.000 argentinas por año. «Esta píldora, si se usa bien, evitaría muchos embarazos no deseados sin llegar al conflicto por el polémico tema del aborto», afirmó.
El aborto es ilegal en Argentina a menos que la vida de la mujer se encuentre en peligro o que se trata de una violación de una mujer mentalmente incapacitada. Los abortos clandestinos llevan a la muerte a unas 1.300 mujeres por año y son la principal causa de muertes maternas, dijo Sylvestre Begnis.
Los líderes católicos no ven a la píldora del día después como una alternativa benigna. Los obispos argentinos exhortaron al Congreso a desechar la ley argumentando que la píldora «atenta contra la vida humana» y es anticonstitucional.
El proyecto de ley fue aprobado velozmente en dos comisiones legislativas. Los medios locales afirmaban que sería votada a finales del 2006, pero finalmente no fue tratada en el recinto, que ahora se encuentra en receso de verano.
La impulsora del proyecto, la legisladora opositora Alicia Tate, dijo que los diputados oficialistas le comentaron que no querían tensar más las relaciones con la iglesia luego de aprobar leyes sensibles, como una de educación sexual y otra que obliga a hospitales a realizar gratuitamente vasectomías y ligaduras de trompas. Pero Tate dijo que los legisladores que responden al gobierno le aseguraron que la iniciativa será aprobada este año.
«Cualquier iglesia, cualquier grupo religioso, puede decirles a sus fieles qué tienen que hacer y qué no tienen que hacer, y los fieles aceptarlo o no de acuerdo a sus creencias. Lo que sí creo es que ningún credo puede interferir en la sanción de leyes», dijo Tate.