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Perú: Pronunciamiento de los Obispos de la Amazonía peruana

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Adital

Ante el paro de los pueblos amazónicos (Perú)
Como Pastores de las comunidades católicas en la Amazonía queremos dirigirnos a la opinión pública para expresar nuestra posición ante el paro de los pueblos amazónicos.
1. La región amazónica es rica en culturas milenarias y en biodiversidad. Ella es fuente de vida y esperanza para la humanidad. Por eso la consideramos uno de los mejores regalos de Dios porque el Perú es uno de los ocho países mega-diversos del planeta.

La Amazonía tiene 31 de las 114 zonas de vida o ecosistemas mundiales, 95% de los bosques del País y un importante potencial de recurso hídrico e hidroenergético. Este hecho nos exige a todos los peruanos y peruanas la responsabilidad de «cultivar la tierra y cuidarla» (Gén. 2) para bien nuestro y de las generaciones futuras.

2. Por eso como anunciadores «de la vida, queremos insistir que, en las intervenciones sobre los recursos naturales, no predominen los intereses de grupos que arrasan irracionalmente las fuentes de la vida, en perjuicio de naciones enteras y de la propia humanidad» (Documento Aparecida 471).

3. Desde esta perspectiva constatamos cómo, en nombre de un sesgado concepto de desarrollo, el Estado permite la deforestación de grandes extensiones de bosques primarios a favor de empresas nacionales y transnacionales para la inversión en plantaciones aceiteras, caña de azúcar y otros.

4. Para nadie es desconocida la contaminación de los ríos con el plomo y otros metales pesados y sustancias tóxicas como efecto de una actividad minera (formal e informal) y la extracción de petróleo, de manera irresponsable. Somos testigos, además, de la tala indiscriminada de la madera sin ningún tipo de control.

5. Podemos afirmar que no se atiende el clamor de las poblaciones indígenas y ribereñas que desean un desarrollo integral, desconociendo el Estado el uso y ocupación de esas tierras por generaciones. En la práctica no se ha tomado en cuenta el derecho de los pueblos amazónicos a ser escuchados, como lo indica la Constitución Política del Estado y los Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos entre los que se encuentran el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. En el Informe de la Comisión de Expertos de Aplicación de Convenios de la OIT, publicado en febrero del 2009 se insta al Gobierno Peruano a avanzar de inmediato en el diseño de mecanismos apropiados de participación de los pueblos indígenas y lo exhorta a consultarles antes de la adopción de medidas que los afecten directa o indirectamente.

6. Debemos expresar que «la Iglesia… valora especialmente a los indígenas por su respeto a la naturaleza y el amor a la madre tierra como fuente de alimento, casa común y altar del compartir humano» (Documento Aparecida 472).

7. Acontecimientos como el que estamos viviendo actualmente en la Amazonía nos expresan la pretensión de disponer, de manera inhumana y cruel, de las posesiones de las poblaciones ribereñas y amazónicas por no tener, en su propio País, el amparo legal necesario para defender sus justos reclamos. De esta manera se les condena al desarraigo de sus tierras y a ser asalariados en la siembra de la caña de azúcar, la palma aceitera y en las explotaciones mineras y de hidrocarburos.

8. Las normas legales que el Estado ha promulgado en el 2008 (especialmente dos Leyes y siete Decretos Legislativos) no aportan al desarrollo integral de la población amazónica. Por el contrario surgen serias amenazas de mayor pobreza en la región.

9. No queremos violencia, por eso instamos al Gobierno y al Congreso muestren intenciones de dialogar y buscar soluciones justas y pacificas a la problemática que vienen enfrentando los pueblos amazónicos para no llevarlos a la desesperación que pueda incrementar los conflictos sociales.

10. Invocamos a los medios de comunicación social a que cumplan con su rol de brindar información veraz a la opinión pública, contribuyendo al derecho que tienen los ciudadanos de estar informados de los sucesos en la Amazonía Peruana.

11. Ante este delicado panorama invocamos al Señor Presidente Constitucional y al Congreso de la República la derogatoria de dichos dispositivos legales y contribuya a la formulación de nuevas normas con la participación de las poblaciones indígenas. Así mismo invocamos a estas poblaciones amazónicas y a sus líderes a unirse para buscar juntos el Bien Común. Consideramos necesaria una Mesa de auténtico Diálogo conformada por todos los actores sociales para la solución pacífica y armoniosa del conflicto creado.

A manera de conclusión, reafirmamos con los Obispos de América Latina, la necesidad de «buscar un modelo de desarrollo alternativo, integral y solidario, basado en una ética que incluya la responsabilidad por una auténtica ecología humana y natural, que se fundamente en el Evangelio de la justicia, la solidaridad y en el destino universal de los bienes…» (Documento de Aparecida 474c).

5 de mayo del 2009

Mons. José Luis Astigarraga, C.P. – Obispo del Vicariato de Yurimaguas
Mons. Alberto Campos, O.F.M. – Obispo del Vicariato de San José de Amazonas
Mons. Santiago García de la Rasilla, S.J. – Obispo del Vicariato de Jaén
Mons. Gerardo Zerdin, O.F.M.Obispo del Vicariato de San Ramón
Mons. Gaetano Galbusera, S.D.B.- Obispo del Vicariato de Pucallpa
Mons. Francisco González, – O.P.Obispo del Vicariato de Puerto Maldonado
Mons. Julián García, O.S.A. – Obispo del Vicariato de Iquitos
Mons. Juan Tomás Oliver, O.F.M. – Obispo del Vicariato de Requena
Mons. Rafael Escudero López-Brea – Obispo Prelado de Moyobamba.

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Información complementaria

Desde el 9 de abril los habitantes indígenas de nuestra Amazonía están en paro indefinido, reclamando la derogatoria de una serie de decretos que atentan contra su territorio y su vida. Ellos son los decretos 1020, 1064, 1080, 1081, 1089. A pesar que la protesta, pacífica, lleva más de 24 días, poca atención han logrado de los medios de comunicación y de la opinión pública y poca solidaridad han conseguido del resto de la sociedad civil peruana, a diferencia de lo sucedido en agosto del 2008.

A los indígenas les preocupa no sólo la posibilidad de ser desalojados de sus tierras ancestrales para cederlas a la gran explotación maderera, gasífera y petrolera, sino también la gran contaminación que dichas actividades extractivas acarrean al hábitat amazónico.

Recordemos que según la reciente publicación Geo Amazonía: «La Amazonía alberga una enorme variedad de especies de flora y fauna y es una importante área de endemismos; por ello, constituye una reserva genética de importancia mundial. Por otra parte, el agua que se genera en la cuenca amazónica representa alrededor de la quinta parte del agua de escorrentía mundial. Y no menos significativa es la función que cumplen sus bosques, que actúan como un importante sumidero de carbono que absorbe anualmente cientos de millones de toneladas de gases de efecto invernadero» (p.11).

El mismo documento señala que:

«los pueblos indígenas han visto afectado su modo de vida tradicional, sus costumbres y sus creencias como resultado de la llegada de modelos de ocupación del territorio que no tienen en cuenta las dinámicas económica, social y ambiental locales.»(p.23)

Y el mencionado documento señala bien la fuente del problema: el mito de considerar a la Amazonía como un espacio vacío. Es así que nos dice:

La percepción de la Amazonía como un espacio vacío con grandes riquezas y oportunidades para el desarrollo de variadas actividades económicas, incentivó procesos de ocupación que no tomaron en cuenta la interacción con las culturas nativas ni con los ecosistemas frágiles (…) las naciones bajo cuya jurisdicción se encuentra la Amazonía, la han considerado y la consideran como una de las grandes posibilidades de explotar riquezas naturales, extender la frontera agrícola y descongestionar las zonas periféricas, volcando poblaciones hacia ella, ignorando así mismo que allí ya hay habitantes y que éstos también tienen derechos. (p.94).

Por ello, velar por los derechos de la población amazónica, especialmente los indígenas, sus habitantes originarios, es algo que nos concierne a todos. Y los Obispos de América Latina y el Caribe nos invitan a ello; es así que en el documento de Aparecida nos dicen:

«En las decisiones sobre las riquezas de la biodiversidad y de la naturaleza, las poblaciones tradicionales han sido prácticamente excluidas. La naturaleza ha sido y continúa siendo agredida. La tierra fue depredada. Las aguas están siendo tratadas como si fueran una mercancía negociable por las empresas, además de haber sido transformadas en un bien disputado por las grandes potencias. Un ejemplo muy importante en esta situación es la Amazonía» (n 84).

Por ello sostienen que hay que:

Crear conciencia en las Américas sobre la importancia de la Amazonía para toda la humanidad (n.475)

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