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Los represores Mario Benjamín Menéndez y Luis Fernando Estrella fueron condenados a la máxima pena por ser responsables del crimen del obispo riojano, que durante décadas había sido considerado como un «accidente» pero que, con esta sentencia, quedó claro que fue un asesinato cometido por la última dictadura. El tribunal les impuso prisión de cumplimiento efectivo y negó el beneficio de prisión domiciliaria.
La decisión del Tribunal Oral Federal Penal 26 coincidió con los pedidos de prisión perpetua hechos tanto por parte de la fiscalía como de las querellas, entre ellas la Iglesia Católica, que no suele presentarse en estos juicios y ha pedido que a Menéndez y Estrella también se los juzgue por «odio religioso».
Horas antes de la sentencia, por videoconferencia y desde Córdoba, Menéndez dijo que es «inocente», mientras que Estrella desafió: «No vengo a defenderme, sino a desenmascarar mentiras».
Angelelli murió el 4 de agosto de 1976 cuando conducía su camioneta de regreso desde Chamical, adonde había asistido a una misa de homenaje a dos curas y un catequista asesinados, y a la altura de Punta de los Llanos, sobre la ruta 38, el vehículo volcó. El sacerdote Arturo Pinto, quien acompañaba a Angelelli en el viaje, quedó inconsciente por el golpe, y luego relató que el vehículo fue cruzado por otros dos automóviles hasta que lograron hacerlo volcar.
El obispo sobrevivió al vuelco y su cuerpo quedó tendido en el pavimento, donde un rato después murió. Algunas versiones dan cuenta de que habría sido rematado a golpes en la cabeza en esa agonía.
Una primera investigación, realizada en la última dictadura, dijo que se había tratado de un accidente, pero la causa fue reabierta en 1984 en la Justicia provincial, sobre la base de los testimonios que aseguraban que se había tratado de un crimen.