La Iglesia española
P.- ¿Le falta mística a la Iglesia actual?
R.- Rahner decía que si el siglo XX ha sido el siglo del hombre, el siglo XXI sera el siglo de Dios y de la mística. Yo creo que la resurrección de la mística se esta dando en la gente. Hay búsqueda de caminos de oración y meditación. La jerarquía, sin embargo, esta encorsetada, condenando demasiado. No tanto el Papa como la jerarquía española.
El Papa en su última encíclica ha estado muy positivo, y yo creo que tiene una vena mística importante. Pero la jerarquía española ?y esto me duele- da poca mística, alimenta poco espiritualmente a la gente. No la mima, no la hace crecer, no le alegra la vida. Y esa es una de las dimensiones claras del evangelio.
P.- Siempre defendiste mucho al papa Ratzinger, desde su nombramiento. Sin embargo, a algunos nos ha defraudado un poco. Esperábamos que al menos hiciese las soñadas reformas de la Curia. Pero de reformas, nada. ¿Por qué va a pasar a la historia este Papa?
R.- A mi no me ha defraudado, porque no esperaba mas de lo que está dando. Solo esperaba respirar un poco después de Juan Pablo II desde el punto de vista informativo, de censura. Al mismo Jon Sobrino le hubieran machacado en el pontificado de Juan Pablo II, pero Benedicto no llegó a hacer una condena formal. Creo que la situación general se ha abierto un poco desde el punto de vista de la opinión. Me parece un dato muy significativo que cuando escribió su libro sobre Jesús dijese que no era doctrina pontificia. Juan pablo II hacía lo contrario con cada cosa que decía. Hasta llegó a asegurar que Polonia había sido elegida por Dios para cristianizar Europa.
P.- ¿O sea que el Papa Ratzinger ha centrado un poco el péndulo eclesial?
R.- Yo creo que sí. Evidentemente, es un conservador. Incluso esta encíclica es muy abierta y tolerante, pero es deductiva. Va de los principios a los hechos. Le falta un poco esta dimensión de un hombre abierto y progresista como Martín. Aún así, creo que cambió el chip de aquel Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y se hizo un hombre bastante más cercano y un Papa de todos. Luego, en los nombramientos también ha cambiado poco la situación y se están nombrando menos gente de movimientos y del Opus en Roma, por ejemplo.
P.- ¿La Compañía ha recuperado con el Papa Ratzinger el sitio que siempre tuvo, excepto en el período del Papa Wojtyla, donde se vio un poco relegada?
R.- Sí por algunos cargos que ha dado. Pero tampoco como en tiempos de Pío XII, por ejemplo. Sino de una forma discreta. Como unos más dentro de la Iglesia. Esto es lo que yo creo que se había perdido por completo en tiempos de Juan Pablo II.
P.- ¿Dolido con el Papa al que muchos llaman Magno?
R.- A Juan Pablo II no le puedo perdonar lo que hizo con el Padre Arrupe. Esa fue una de las cosas por las que sentí la necesidad de escribir otra biografía de Juan Pablo II. UN Papa al que venero como hombre de Dios, como hombre santo y entregado. Posiblemente se merezca la canonización. Pero, una cosa es eso y otra, la política eclesial y pastoral.
P.- ¿Martini hubiese cambiado el rostro de la Iglesia?
R.- Yo creo que sí. Y no por el hecho de que sea jesuita, sino porque es Martín, un hombre iluminado, profundo conocedor de la Biblia, muy abierto, muy humano. De todas formas, él fue con bastón al cónclave, como una manera de decir ?que no me elijan?.
El cardenal Rouco Varela
P.- ¿La Iglesia española está enrocada?
R.- Creo que está enroucada (risas). La Iglesia española ha hecho una propuesta unilateral y excesiva en la línea del PP. Y esto le hace daño. No se puede optar, como hizo la COPE, por una postura concreta, con la consiguiente marginación de los cristianos progresistas o de izquierdas, por ejemplo. Eso atenta contra el pluralismo eclesial. Los partidos de la derecha fomentan la familia y los de la izquierda, la doctrina social.
Además, a la cúpula eclesial de la Conferencia episcopal le falta gracia, le falta alegría, le falta sensación de estar evangelizando. Parecen pepitos grillos que están continuamente dándole palos a la gente. Y claro, la gente joven eso no lo acepta y se siente lejos. Por eso, los que estamos un poco en la frontera tenemos que hacer un esfuerzo para decir que no, que la Iglesia es algo más, que hay aspectos positivos, que la Iglesia también bendice el amor, que ama el cuerpo, que ama la lucha por los derechos humanos y por las cuestiones sociales.
P.- Dejar de ser únicamente la Iglesia del no.
R.- Esa es la imagen que se da. A lo mejor, no es justo generalizar tanto. Además, no se puede meter a todos los obispos en el mismo saco. Porque los hay excelentes. Don Ricardo, por ejemplo, es un gran obispo. Y lo que hicieron los prelados vascos de recuperar la memoria histórica de los mártires o, al menos, de los sacerdotes que murieron por su entrega a Dios es un aspecto positivo.
P.- ¿Hay dos sensibilidades claramente definidas en nuestro episcopado?
R.- Creo que hay una sensibilidad dominante.
P.- ¿Por qué? ¿Por miedo…?
R.- Una parte es miedo y otra, pasotismo. Roma está a la izquierda de Rouco. La elección a la presidencia de la conferencia episcopal cayo por pocos votos en Rouco, y eso es reflejo del ambiente que hay. Pero yo creo que hay que juzgar también a la Iglesia por las diócesis concretas. Hay obispos muy humanos y párrocos totalmente entregados, que siguen dando una buena imagen eclesial.
La imagen pública de la Iglesia
P.- ¿Por qué no llega esa imagen positiva de la Iglesia de base o de Caritas, por ejemplo?
R.- Porque no saben venderla.
P.- ¿Siguen sin saber venderla después de tantos años?
R.- Exacto, no han aprendido nada. El problema es que un obispo ante un micrófono y una cámara se siente fatal. Y por eso no salen, y se quedan en sus palacios episcopales. Yo les decía que aprendieran de los políticos, que, cuando los manipulan, salen de nuevo para replicar. Ellos no, se quedan acoquinados. Los obispos tienen que tener muy claro que para acercarse al mundo de hoy, hay que pasar por los medios. Los medios no son el mundo de la verdad, pero son necesarios para el hombre publico que quiere proclamar una noticia.
P.- ¿Y no será también que nadie pide cuentas a los obispos, que no se evalúan, que no hay nadie que se atreva a decirle a Rouco que la Iglesia española no puede estar totalmente afónica?
R.- Los obispos dicen que los medios de comunicación son malos, laicos, manipuladores y que hacen daño a la Iglesia. Y no se dan cuenta de que si no contestan brevemente, su discurso se convierte en un rollo. O que no se puede utilizar un lenguaje fuera de contexto.
P.- Y no digamos el miedo al titular.
R.- Por cierto, no pongas de titular ?la Iglesia española está enroucada? (risas)
P.- Pues es un excelente titular…
R.- Ya..(risas)
P.- ¿Añoras la época de Tarancón, que vivimos los dos informativamente a fondo?
R.- Sí, y no solamente a Tarancón, sino a la mayoría de obispos de la época de Pablo VI. El Papa Montini creó una serie de obispos inteligentes, bien preparados y que tenían una actitud de diálogo ante el mundo. Esa actitud de dialogo ante el mundo se ha perdido. Juan Pablo II, que parecía moderno, no lo era teológicamente. Buscaba obispos piadosos pero conservadores.
P.- Y grises
R.- Grises y poco preparados intelectualmente.
P.- ¿Ya no hay entre los obispos personalidades como Tarancón o González Martín?
R.- Y otros muchos, como Osés, Montero o Dorado, que eran personas preparadas.
La Iglesia y Zapatero
P.- ¿A Zapatero no le mola la Iglesia o la jerarquía de la Iglesia?
R.- A Zapatero, probablemente por educación, le falta la sensibilidad ante el tema Iglesia. Y se ha equivocado. Porque, en España, el tema religioso todavía está muy enraizado. Sobre todo, culturalmente: romerías, procesiones…Zapatero apostó por una postura radical, por ejemplo en el tema del aborto, pensando que iba a conectar con un sector amplio de votantes. Pero ha fracasado. Ya lo dije antes de las elecciones y no me he equivocado. En eso, Felipe González, que rea tan socialista o más que ZP, tenía la sensibilidad sevillana y, aunque fuera agnóstico, sabía que la religión es un elemento a tener en cuenta.
P.- Está claro que en el tema del aborto Zapatero está fracasando, pero aún así sigue adelante con la nueva ley.
R.- Sí, creo que sí. Porque, además, no creo que el PSOE tenga que tener una actitud de doblegarse ante la Iglesia, sino que, como cualquier otro legislador, debe legislar para todos, católicos o no. Pero sí se le nota (y eso no es inteligente por su parte) un cierto laicismo militante. Por ejemplo, ahora se va a aprobar una nueva Ley de libertad Religiosa, que se mete en el tema de la conciencia, lo cual sería un fallo notable.
P.- Nunca hubo química entre Zapatero y Rouco, al que incluso Moncloa quiso puentear, en un momento dado, con Cañizares.
R.- Pero yo creo que tampoco existe una verdadera química entre el PP y la Iglesia católica. El PP ha ido a lo suyo. Hay unos intereses que se han barajado como comunes, pero que no hacen ningún bien a la Iglesia.
P.- ¿Crees que Rouco apostó por Esperanza Aguirre y, de ahí, los palos continuos desde la COPE a Rajoy y eso llevó a Rajoy a distanciarse de Rouco y de la Iglesia?
R.- Creo que Rouco apostó claramente por el PP y el alineamiento político de la Iglesia, sobre todo en la COPE, no le ha hecho bien a la Iglesia ni a su pastoral. Y no estoy diciendo que se alinee con la izquierda, por favor, sino que sea una Iglesia de todos y que la COPE sea una radio de todos. Yo trabajé en la COPE y, entonces, entraban en nuestros programas, de forma especial, los temas sociales, los pobres, los marginados. Y eso, ahora, se ve menos.
P.- ¿En qué andas metido?
R.- Estoy en otra novela histórica, pero ya sabes que eso es un secreto profesional. Dicen que hablar del tema da mala suerte. No es que dé mala suerte es que te lo copian.
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Resúmen de la entrevista a Pedro Miguel Lamet publicada por José Manuel Vidal en Religión Digital.
La entrevista íntegra la pueden leer en : http://www.periodistadigital.com/religion/object.php?o=1220622 (Redacción de R. C.)