Pedro Castillo Terrones contra la antidemocracia y el Congreso corrupto -- Rodolfo Cortés Calderón

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

El 12 de agosto de 1972 arribamos a Lima, Perú, estaba en el gobierno el general Juan Velasco Alvarado que presidía el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas (1968-1980) y que en octubre de 1968 había dado golpe de Estado a Fernando Belaúnde Terry del partido Acción Popular.

Amamos, agradecemos y nos duele este país porque durante más de siete años este bendecido país nos regaló formación, trabajo y una linda familia. Vivimos casi cuatro años de este gobierno militar y ?revolucionario??, una experiencia digna para que aprendan aquellos que se dicen de ?izquierda?? ya casi en desuso.

El pueblo se mofaba de Belaúnde y Velasco diciendo: ?sólo hubo cambio de vela, de una vela que se hunde a una vela que da asco??. En 1975 Velasco A. fue defenestrado por otro militar, Francisco Morales Bermúdez que gobernó hasta 1980, terminando con el gobierno de las Fuerzas Armadas. Los dos gobiernos fueron parte del Plan Cóndor en versión light.

El Perú es un país bendecido en culturas, lenguas, bienes naturales, territorio de 1.28 millones de kms cuadrados, climas, un extenso mar de más de 2,000 mil kms. de costa, pero sobre todo su gente y pueblos dispersos en tres zonas geográficas bien diferenciadas: la Costa, la Sierra y la Selva. El Perú tiene 33 millones de habitantes. La Costa es una franja desértica de norte a sur donde están ubicadas las principales ciudades y población del país (19 millones); la Sierra (9 millones) una franja paralela entre la Costa y la Selva de elevadas montañas que incluyen la cordillera de los Andes y sus nevados y, la Selva (5 millones), una vasta zona tropical de la amazonia peruana, muchas áreas vírgenes de abundantes aguas y foresta. En las dos últimas radican la mayoría de las comunidades indígenas hablantes del quechua, aimara, asháninka y awajún. La cultura Caral, de 5,000 años, la más antigua de toda América tuvo su asiento ahí.

Le siguieron a los gobiernos de Velasco y Bermúdez una pacotilla de gobiernos neoliberales desde nuevamente Belaúnde Terry, siguiendo con Allan García, Alberto Fujimori, Valentín Paniagua, Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra, Manuel Merino, Francisco Sagasti y el actual Pedro Castillo Terrones, algunos de ellos con gobiernos efímeros (en 2020 hubo tres presidentes). Es trágica la antidemocracia, antivalores y la corrupción que vive el pueblo peruano. De ahí que la OEA y el Pentágono se hayan sentido cómodos con estos remedos de gobiernos.

Desde nuestro punto de vista Pedro Castillo T. es el único presidente legítimo y representativo de los sectores populares de las últimas tres décadas, sin embargo, su pecado más grande es ser maestro de extracción rural y no pertenecer a la rancia oligarquía. Llegó a la presidencia por carambola, pero desde su entronización los congresistas mediocres, corruptos y mercenarios de todos los partidos le han hecho la vida imposible. En este momento es sometido a una tercera censura o juicio por ´ ?incapacidad moral??; se habrá visto, los inmorales cuadrúpedos del Congreso peruano hablando de orejas.

LOS GOBIERNOS DE AQUELLA ?POCA HASTA HOY

Pienso, y así lo dicen muchos historiadores, que el gobierno de Velasco A. fue un experimento del Departamento de Estado para contrarrestar el ímpetu de la Revolución Cubana.

Velasco impulsó una contundente reforma agraria, nacionalización de algunas empresas, medios de comunicación y muchas reformas que indudablemente favorecían a las grandes mayorías empobrecidas. En pocas palabras implementó grandes avances en favor de las mayorías empobrecidas y en contra de la oligarquía a la que acusaba de ser causantes del empobrecimiento de la población. Pero no hizo lo que han hecho gobiernos verdaderamente revolucionarios: educar a sus pueblos y concientizarlos a defender lo propio, lo adquirido, como lo ha hecho el gobierno cubano y otros gobiernos revolucionarios del mundo. De ahí que también otras buenas experiencias puedan fracasar también en Venezuela, Colombia, Bolivia y Honduras. Lo que no cuesta se hace fiesta.

Personalmente, aunque soy antimilitarista, reconozco los beneficios e intenciones que Velasco A. concedió a su pueblo y que la peruanidad no supo defender con coraje porque no fue formado y concienciado para ello. Es lo mismo que se podría dar con algunos gobiernos progresistas en Latinoamérica: Andrés M. López O, Luis Arce, Gustavo Petro, Xiomara Castro, etc.

LA IDEOSINCRASIA DEL PUEBLO PERUANO Y LA RAZ?N DE SU CRISIS

La Colonia europea, principalmente, se asentó en el Perú en la zona de la Costa donde están las principales ciudades: Lima, Arequipa, Ica, Trujillo, Chiclayo, Piura, Tumbes, Tacna. En las zonas de Sierra y Selva tuvo menos presencia y ahí se desarrollaron la mayor parte de la comunidades autóctonas o indígenas. Las ciudades de la Costa son una mezcla de infinidad de culturas europeas y orientales y se percibe dentro la población limeña y arequipeña una actitud supina de abolengo virreinal.

La influencia y el poderío dominante de la Colonia fueron tales que–como sucedió en varios países de América– el síndrome de Estocolmo (dominación por parte del opresor) se apoderó de los peruanos que hasta hoy no se liberan de ese perjuicio. De ahí que la mayoría de la población siendo de origen y sangre indígenas sienten animadversión sobre su propia raza y origen, principalmente los allegados a la Costa desde la Sierra o la Selva. Y muchos se molestan cuando se les increpa sobre su origen serrano o selvático. Quien pierde su identidad de raza y clase está predestinado a ser esclavo. Una muestra que confirma esto: cuando en 1975 Bermúdez derrocó a Velasco, ningún peruano, ninguna organización social movió un dedo. ¿Se repetirá la historia?

Esta realidad ha sido el caldo de cultivo para que los politiqueros de diferente calaña, desde la independencia hasta hoy?los últimos neoliberales–, jueguen con los sentimientos de las grandes mayorías de la población, gran parte indiferentes a lo que sucede en su entorno, principalmente en el desacreditado y corrupto Congreso Nacional que desde hace tres décadas se pasa por el arco del triunfo la Constitución, a los presidentes, pero sobre todo al pueblo.

El desprecio por el Congreso Nacional es tal que sólo goza del 6% de reconocimiento del pueblo, mientras al presidente Castillo Terrones le da el 30%, aun así los congresistas cambian a los presidentes como quien se cambia calzón.

CONCLUSIONES

· Es posible que cuando este escrito llegue a sus manos el esperanzador gobierno de Pedro Castillo Terrones haya pasado sin pena ni gloria a la historia.

· Lamentablemente a todos los pueblos la Historia les pasa su factura cuando no defienden con estoicismo lo que han logrado, sea en una lucha revolucionaria o liberal burguesa.

· Queda en el ambiente la siguiente pregunta: ¿Podrán pervivir los gobiernos o sistemas y sus beneficios sin preparar a sus pueblos para defender lo logrado? Lo sucedido con UNASUR, MERCOSUR y CELAC, casi moribundas, creadas a principios de siglo por gobiernos progresistas es una buena lección.

06 de diciembre 2022.