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Todavía la mañana no había dicho una palabra
y un silencio claro arropaba toda la vida.
Ningún deslumbre entornaba los ojos,
ninguna estridencia irritaba la escucha,
ninguna brisa enturbiaba los perfiles.
Se asomaba el día con rubor virginal
cuando las mujeres de Galilea llegaron al sepulcro.
Buscaban ungir el cuerpo con el más
tierno perfume de su esperanza macerada.
(Benjamín González Buelta)
1. El sábado es el día de las mujeres.
No voy a discutir con los especialistas sobre la ?no historicidad?? de los relatos de la ?tumba vacía??. Es claro que a los textos de la sepultura y resurrección de Jesús de Nazaret hay que aplicarles una hermenéutica adecuada y moderna, igual que a toda la Biblia: lenguaje literario y simbólico por excelencia. Pero, algo se nos quiere decir en estos relatos que están llenos de mujeres, aunque muchas veces la predicación lo haya ignorado. Algo quieren las comunidades evangelistas transmitirnos con esta presencia femenina. Las mujeres ungen el cuerpo de Jesús, antes y después de su ajusticiamiento, las mujeres van a la tumba, las mujeres lo experimentan, antes que nadie, como vencedor de la muerte??
Quizás esto pueda explicarse por lo que nos comenta Kathleen E. Corley, en su bellísima obra: Maranatha:
Estos rituales funerarios son los que creaban la comunidad, consolidando la relación entre los que vivían y conectándolos con los difuntos de la comunidad. Existe una conexión, una presencia tanto entre los vivos como entre estos y los difuntos. Las mujeres eran los principales actores de los rituales y los banquetes funerarios, que tanta importancia tenían para la vida comunitaria de los primeros grupos cristianos, y, por tanto, fueron ellas las que generaron los elementos centrales que crearon la comunidad cristiana: los banquetes conmemorativos de la muerte de Jesús de forma narrativa, y la idea de que el Jesús que había muerto había ?resucitado?? y se aparecía?? en medio de la comunidad en sus banquetes rituales, verdaderos memoriales, mediante la lamentación de las primeras mujeres cristianas.
(Kathleen E, Corley, MARANATHA, Verbo Divino, 2011)
Por su atención y dedicación a las labores ?del cuidado??, las mujeres están más sensibles a las necesidades de un cuerpo, aunque éste sea un cuerpo en vías de morir o muerto ya. Las mujeres no dejan, por más miedo que tengan, a un moribundo librado a su soledad, tampoco lo dejan a la voracidad de las fieras o la carroña?? Por ello presencian la crucifixión, acompañan a María y se las arreglan para ungirlo la mañana de Pascua.
El sábado es su día. En la tradición religiosa católica tradicional, el sábado santo era el día de María, la madre dolorosa. Tantas madres dolorosas tenemos hoy en Colombia, en América Latina y en el mundo. Las madres dolorosas del Covid 19, las madres de los migrantes sin hogar, las madres de los niños dolientes, las madres dolorosas de los líderes asesinados, las madres dolorosas de la guerra y del hambre?? Sintamos este sábado con ellas: que su dolor nos llegue, que su dolor nos interpele.
Pero regresemos a las mujeres del evangelio?? Su presencia es contundente en estas horas. Como nos dice Ma. Dolores Alexaindre:
A través de sus sentimientos y de su mirada descubrimos lo que ?habita?? la interioridad profunda de estas mujeres: aquello que buscan, recuerdan y miran está absolutamente polarizado en Jesús a quien llevan grabado ?como un sello sobre su corazón, como un sello sobre su brazo??. Su imagen, grabada en el cristalino de sus ojos, está para ellas presente en cualquier realidad. Estuvieron ?mirando de lejos?? al crucificado y han quedado fascinadas por él. Su ausencia ha despertado en ellas el deseo y la búsqueda y ha integrado todos sus afectos: temor, desconcierto, gozo, llanto…, no tienen otro centro de atracción más que él. Si no hay en ellas esperanza de resurrección y van a ungir un cadáver, la intensidad de un amor ?fuerte como la muerte?? va a conducirlas a la fe.
(María Dolores Alexaindre, MUJERES EN EL SEPULCRO. UNA HISTORIA QUE ES NUESTRA. En:
http://www.laici.va/content/dam/laici/documenti/donna/bibbia/espanol/mujeres-en-el-sepulcro-una-historia-que-es-nuestra.pdf)
Varias mujeres seducidas por el maestro galileo, lo sacan de su tumba, lo resucitan para nosotras, para la iglesia, para la historia?? cuánto hemos olvidado en el mundo eclesial esta realidad plasmada claramente en los evangelios. El primer olvido vino de Pablo, que muy tempranamente dijo: ?Resucitó y se apareció a Cefas y a los doce?? y no menciona la aparición a María de Magdala y a las mujeres.
Pero sabemos que fueron ellas quienes primero reconocieron al maestro, fueron ellas las que recibieron el anuncio del ángel, fueron ellas quienes encontraron la tumba removida -sea lo que sea, lo que quiera decir esto-. La ruta de la resurrección va de la mano femenina. La pregunta que me hago ahora?? ¿Cómo las mujeres descubrimos hoy, en medio de esta crisis, las puertas a la resurrección? ¿Cómo ayudamos a los otros y otras? ¿Cómo ayudamos a revivir a nuestro mundo enfermo?
2. Resucitó.
¿Por qué buscan entre los muertos
al que está vivo?
No está aquí, ha resucitado
(Lucas 24, 5)
Los seguidores y seguidoras de Jesús de Nazaret, experimentamos en nuestra vida, en nuestra oración, en nuestra contemplación que Jesús sale victorioso de su descenso al país de la muerte. Sabemos que está vivo, no porque los testimonios del segundo testamento lo digan, sino porque lo vivimos y vivenciamos en nuestra cotidianeidad. Y esa resurrección se hace patente cada vez que, en esta, nuestra única historia, hay un paso de la muerte a la vida, de las tinieblas a la luz. Y estos pasos se dan constantemente por el amor gratuito, por el ágape de unos humanos hacia otros y otras.
En la medida en que nos adentramos en la Divinidad, esa Luz nos llega cada día, aunque ahora, en medio de esta plaga que nos azota, nos sea difícil comprenderlo. La mística Juliana de Norwich, nos lo dice:
Cuando el tiempo de la prueba haya pasado, de pronto nuestros ojos se abrirán y en el resplandor de la luz veremos plenamente. Esta Luz, es Dios, nuestro hacedor y el Espíritu en Cristo Jesús.
(Juliana de Norwich; ENVUELTOS EN AMOR. Ed. PPC 1999)
Jesús resucitó es la afirmación que hoy hacemos y más que comprenderla con una razón que tantas veces se nos queda corta, lo que tenemos que lograr es descubrirla en cada una de las partículas de luz extendidas por el mundo y la historia. No necesitamos la linterna de Diógenes para encontrar las semillas de vida que nos rodean aunque en estos días de Covid 19 nos sea difícil percibirlas. Esas partículas de Luz, en forma de amor y de entrega son miles por el mundo. Abundan en una sociedad egoísta y plagada de trampas?? y esa abundancia nos habla de la vida de Cristo resucitado, vencedor de la muerte.
Marcos Rodríguez, dominico, se refiere a estas realidades así:
Con la palabra ?resurrección?? los primeros cristianos quisieron transmitir una vivencia de que Jesús, después de su pasión y muerte seguía dándoles vida. Esa experiencia de que seguía vivo, y además les estaba comunicando a ellos su misma Vida, no fue fácil de expresar porque tuvieron que emplear la misma palabra ?vida?? para identificar una realidad completamente diferente??
A Dios no se le puede llegar desde los sentidos. Lo Divino no se puede ver, ni oír, ni palpar?? Ni directa ni indirectamente puede ser conocido Dios desde nuestra materialidad. Tampoco puede ser fruto de un razonamiento??
(Fray Marcos Rodríguez Robles, O.P. JES?S VIVI? POR NOSOTROS, Editorial Fe Adulta, Madrid 2012)
Se trata entonces de realidades que se escapan a las palabras, a los pensamientos?? pero que se experimentan en la medida en que somos capaces de mirar con ?ojos nuevos?? a quienes cada día se entregan a sus otros y otras. Esa entrega genera siempre derrotas a la muerte. Según la física cuántica la vida: conexión-comunicación-comunión se extiende por el cosmos y sostiene nuestra vida desde las formas más precarias y mínimas hasta las más complejas. Estamos inmersos en una gran red relacional y esa red se anima y se fortalece con cada acto de Amor.
La resurrección es ampliar nuestra conciencia, comulgar con el TODO y extender esa vida hasta donde seamos capaces. El Maestro de Galilea anima a todos y todas los Cristos de la historia y les señala un camino para portar la LUZ. Al decir de Panikkar:
La cristofanía desde el interior, que tímidamente sugerimos, es la profundidad más interior de todos nosotros, el abismo en el que, en cada uno de nosotros, lo infinito y lo finito, lo material y lo espiritual, lo cósmico y lo Divino se encuentran. La cristianía del tercer milenio está llamada a vivir esta experiencia
(Raimond Panikkar: LA PLENITUD DEL HOMBRE, Ediciones Siruela 1999)
3. En esta hora, en medio de tinieblas??
Anuncio que la luz llega:
a todos los hogares quebrantados
a todas las mujeres violentadas
a enfermos y cansados
a toda soledad desesperada
a niños y niñas abrazados por el dolor
a pueblos excluidos, explotados
a aquellas y aquellos que faltos de trabajo
no consiguen su vida.
La luz llega a todos los rincones perdidos de la tierra y la historia
La luz llega a mujeres al margen, a mujeres en la prostitución,
a mujeres en llanto de sus penas,
a hogares sin la lumbre y sin el pan.
Anuncio que Dios llega
en sus formas plurales y distintas
en sus múltiples nombres
en sus búsquedas, palabras y silencios
en este inmenso mundo,
en esta larga historia y hace presencia entre nosotros y nosotras:
Por eso en esta hora:
Te cantamos, ¡oh! presencia Divina
Madre tierra, pachamama, Diosa del amor y la fertilidad,
Matriz generadora y gestadora??
Dios roca, salvación??
En esta hora cantamos tu bendición en nuestras vidas, tu luz iluminando nuestras sendas??
Dios de nuestras ancestras.
En esta hora en que el fruto del vientre de una mujer de Nazaret, venció a la muerte, entonamos un canto de alabanza.
Y transmitimos a todos tu presencia de VIDA.
En esta hora clamamos tu presencia, tu luz, tu sanación.
Carmiña Navia Velasco
Vísperas de la Pascua del año 2020
AISLADAS ? AISLADOS
Sin partir de sospechas gratuitas y sin apostar por fatalismos tremendos?? sí hay que pensar que este tristemente célebre Covid 19 es realmente maligno y pernicioso. Es un hecho real e impostergable que debemos aislarnos, separarnos?? para evitar que su propagación nos arrase a todos y todas. Mientras no exista alguna curación o paliativo, parece ser esta la única vía de amedrentarlo un poco.
Y sin embargo esta consigna, tarea o mandato?? cómo queramos entenderla, terminará por destruirnos como comunidad humana y nos hará mutar a un horizonte totalmente contrario al que por decenas de años hemos ido tendiendo unos cuantos y cuantas en nuestras sociedades: El horizonte de abrazarnos todos en un solo destino de hermanamiento de justicia, de amor y de igualdad. Realmente la tesitura no es fácil, porque inicialmente extrañaremos la proxemia, la proximidad?? pero al cabo de un tiempo: un año dicen unos, dos años o más dicen algunos ¿qué pasará con nuestra forma de relacionarnos, con nuestras sospechas de que el otro o la otra, pueden portar el virus?
Reducir nuestros contactos humanos y encajonarnos en el mundo virtual terminará por ahogar nuestra capacidad de amor. Paul B. Preciado, en su magnífico artículo: Aprendiendo del virus, nos alerta sobre ello:
La gestión política de la Covid-19 como forma de administración de la vida y de la muerte dibuja los contornos de una nueva subjetividad. Lo que se habrá inventado después de la crisis es una nueva utopía de la comunidad inmune y una nueva forma de control del cuerpo. El sujeto del technopatriarcado neoliberal que la Covid-19 fabrica no tiene piel, es intocable, no tiene manos. No intercambia bienes físicos, ni toca monedas, paga con tarjeta de crédito.
No tiene labios, no tiene lengua. No habla en directo, deja un mensaje de voz. No se reúne ni se colectiviza. Es radicalmente individuo. No tiene rostro, tiene máscara. Su cuerpo orgánico se oculta para poder existir tras una serie indefinida de mediaciones semio-técnicas, una serie de prótesis cibernéticas que le sirven de máscara: la máscara de la dirección de correo electrónico, la máscara de la cuenta Facebook, la máscara de Instagram. No es un agente físico, sino un consumidor digital, un tele-productor, es un código, un pixel, una cuenta bancaria, una puerta con un nombre, un domicilio al que Amazon puede enviar sus pedidos.
(Paul B. Preciado, en la WEB:
https://elpais.com/elpais/2020/03/27/opinion/1585316952_026489.html)
Esto es así, o tiende a ser así?? quienes orientan las medidas de nuestra protección, nos insisten: mundo virtual, tarjetas de crédito, distanciamiento?? Indiscutiblemente en nuestras sociedades de América Latina, falta mucho camino y mucho tiempo para mayoritariamente llegar a este paisaje. Es uno de los problemas del ?cuidado?? actual: los y las mayores tienen que hacer interminables colas para cobrar su pequeña pensión?? no conocen ni manejan las tarjetas de crédito o de débito. Pero sí es una realidad que nos prohibirán reunirnos, que la desconfianza a los otros -portadores del virus- nos hará retroceder.
¿Cómo hacer resistencia? ¿Cómo encontrarnos, compartir? ¿Cómo tejer los lazos
de cercanía, de amistad, de solidaridad? ¿Cómo construir comunidad barrial,
comunidad de asociaciones o de amigos/as? Creo que tendremos que diseñar nuevas formas de resistencia y la resistencia tendrá que tener un horizonte inspirado precisamente en la proxemia.
Nos dice Maffesoli:
El ideal comunitario de barrio o de pueblo actúa más por contaminación sobre el imaginario colectivo que por persuasión acerca de una razón social.
(Michell Maffesolli: EL TIEMPO DE LAS TRIBUS)
Nuestras resistencias a esa mutación de las relaciones sociales tienen que pasar porque alimentemos por el teléfono, el whatsapp o cualquier otro medio al alcance de los grupos populares esos imaginarios de la cercanía, de las relaciones, del amor concreto y cotidiano a los otros y las otras.
Tenemos que mantenernos sanos, pero además tenemos que alimentar la vida que late más débil o más fuertemente. Como dice Francisco, el Papa:
Es el soplo del Espíritu que abre horizontes, despierta la creatividad y nos renueva en fraternidad para decir presente (o bien, aquí estoy) ante la enorme e impostergable tarea que nos espera. Urge discernir y encontrar el pulso del Espíritu para impulsar junto a otros las dinámicas que puedan testimoniar y canalizar la vida nueva que Dios quiere generar en este momento concreto de la historia.
Este es el tiempo favorable de Dios, que nos pide no conformarnos ni contentarnos y menos justificarnos con lógicas sustitutivas o paliativas que impiden asumir el impacto y las graves consecuencias de lo que estamos viviendo. Este es el tiempo propicio de animarnos a una nueva imaginación de lo posible con el realismo que solo el Evangelio nos puede proporcionar. El Espíritu, que no se deja encerrar ni instrumentalizar con esquemas, modalidades o estructuras fijas o caducas, nos propone sumarnos a su movimiento capaz de ?hacer nuevas todas las cosas?? (Ap 21, 5).
(Francisco Papa: Un plan para resucitar. En la WEB:
https://es.zenit.org/articles/articulo-del-papa-francisco-un-plan-para-resucitar-ante-la-emergencia-sanitaria/)
Que el asilamiento no nos gane la partida, que sepamos reinventar el encuentro, que construyamos desde ya y con los medios que tenemos al alcance, esa nueva-futura etapa de proxemia?? que ningún virus nos la arrebate. No llamo a la ?desobediencia?? y a ?contagiarnos?? como la boliviana María Galindo?? creo que tenemos que cuidarnos y aislarnos de momento, pero en nuestro corazón hemos de mantener el fuego de la cercanía. Para que ese fuego no se extinga y nos lleve de la manos a los otros y otras cuando esto pase.
18 de Abril de 2020 ? Finalizando la semana de Pascua
(Coronavirus XIII)