Un sacerdote católico de Val de Aosta, que ha sido anfitrión en su parroquia del difunto Juan Pablo II y su sucesor Benedicto XVI durante sus períodos de vacaciones en esa región, es padre de una niña de tres años. No se precisaron más detalles sobre la identidad de la madre y de la hija del párroco italiano.
Paolo Curtaz, de 41 años, fue durante los tres últimos años párroco de Combes, lugar donde los pontífices suelen tomar sus vacaciones en el mes de julio. Y a su misa diaria acudieron primero Juan Pablo II y ahora Benedicto XVI, que el año pasado tuvo una docena de misas oficiadas por el párroco, padre en secreto. Curtaz era bastante conocido en Italia y sus homilías se difundían con profusión, incluso en internet.
El código canónico de la Iglesia Católica no prevé ningún castigo para los sacerdotes que tienen hijos, mientras que existen penas muy severas contra los que se casan, inclusive hasta la excomunión.
Según informó el diario italiano el religioso tendrá un año sabático con el propósito de reflexionar sobre su futuro en la Iglesia. ?Quiero decidir con serenidad si continuaré siendo el sacerdote de la parroquia o si quiero dedicarme a la lectura y a las conferencias??, explicó Curtaz. El diario italiano precisó que el cura no podrá celebrar la misa o suministrar los sacramentos durante el período de licencia.
El pasado 22 de mayo sin ir más lejos, el Papa Benedicto XVI invitó a las monjas y los sacerdotes de todo el mundo a ?un estilo de vida casto?? y denunció ?la cultura secularizada que ha penetrado en la mente y en el corazón de muchos consagrados??.