Paraguay: Lugo escucha y la derecha actúa -- José Antonio Vera

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Argenpress

(especial para ARGENPRESS.info)
El gobierno de Fernando Lugo recién se apresta a cumplir dos meses de mandato y ya los sectores que disfrutan desde más de un siglo de toda clase de privilegios y de la impunidad total para cometer cualquier tipo de delitos, se están poniendo nerviosos y han iniciado una agresiva campaña de exigencias desmedidas, de amenazas y de acoso al religioso Presidente paraguayo.
Después de un par de meses de aplausos y zalamerías, tras el aplastante triunfo electoral del 20 de abril, han pasado a una actitud urticante, de permanentes críticas a varios de sus Ministros, buscando desconocer su función, con el claro propósito de dividir las filas del inexperto gabinete y tratar de seguir enhebrando pactos y componendas en las tinieblas de la politiquería tradicional.

El plan inicial era coptar al exObispo pero les falló. Entonces han optado por lanzar una cruzada casi cavernaria, cuyos actores titulares son el empresariado rural, en especial los ganaderos y los productores-exportadores de la soja transgénica, apoyados en la Fiscalía General y una Corte Suprema de Justicia claramente partidizadas, de mente estronista, que ven guerrilleros por todos lados y terroríficas amenazas a la propiedad privada.

Sus palenques son los medios de la prensa comercial, en particular el matutino ABC, el de mayor difusión nacional, aliado fugaz que, desde hace algunas semanas, todos los días compara a Lugo con Chávez, aplicando la manida línea de la Sociedad Interamericana de Prensa, a contramano de lo que piensa buena parte de la misma derecha política local y un sector importante de la opinión pública que manifiesta simpatías con el Presidente de Venezuela

Radio ?andutí, uno de los grandes afectados por el corte del nuevo Gobierno de la regalía de decenas de miles de dólares que mensualmente recibía de la anterior administración paraguaya de la Represa de Itaipú, ahora investigada por irregularidades financieras graves, es otro de los voceros enemigos de Lugo, arreando a varios órganos menores que también le expresaban simpatías en las semanas anteriores a las elecciones.

La decepción de la patronal de los medios de información y el nivel de grosería y mentiras de sus editoriales son de tal magnitud que, en sus pocos atisbos de lucidez, toman conciencia de que el único disfraz que consigue ocultar su indecencia y traición a la deontología de la prensa, es la honestidad de una minoría de periodistas que, bajo toda presión sicológica y arriesgando su empleo, piensan y actúan con libertad.

La causa del enojo de las logias reaccionarias pueden encontrarse también en las primeras medidas de gratuidad de la atención en salud pública y en la postergación del elitista Rally chaqueño, porque el gobierno entiende que es prioritario socorrer a la población indígena y campesina de esa árida región, con largos meses de sequía, y que, en sus 35 años de práctica, esa competencia automovilística ha movido millones de dólares y nada aportó al desarrollo chaqueño, constatándose, por el contrario, muchos casos de incitación a la prostitución, al alcoholismo y violaciones de jóvenes indígenas.

Otro tema que molesta a los sectores privilegiados de la sociedad paraguaya tiene que ver con el inicio de investigación de la gran corrupción institucional en varios organismos del Estado, con las primeras imputaciones de algunos responsables de baja monta en los puertos y algunos ministerios y entes autónomos, pero que inquieta mucho a los jefes y sus entornos.

Esos primeros pasos positivos del gobierno alientan a la mayoría de la población, la que, sin embargo, está perpleja ante ciertas actividades de Lugo y algunos Ministros y titulares de Secretarías.

El Presidente expresa gestos simbólicos que buen número de paraguayos interpretan como un deseo de congraciarse con la oposición e, incluso, con los sectores más rancios y se presta a confusión sus posturas con relación al tema campesino, porque tiempo atrás aceptaba que la ocupación de parcelas de latifundios era una última opción de las familias marginadas, pero ahora se retrae visiblemente.

Aunque no existe un catastro nacional, hay coincidencia entre estudiosos del tema que el país dispone de 12 millones de hectáreas cultivables, de las cuales ocho tendrían títulos falsos de propiedad, producto de las regalías del General Strossner a sus familiares y amigos.

También provoca muchos interrogantes su reunión en Nueva York con uno de los Rockefeller, de la mano del político paraguayo Conrado Papalardo, Jefe de Protocolo de la tiranía estronista, miembro del Plan Cóndor, y partícipe en el asesinato en 1975 en Washington de Orlando Letelier, Canciller de Salvador Allende.

Una semana antes Lugo había llorado en un acto público, al entregársele la lista de víctimas de la tiranía y pidió perdón al pueblo por tal ignominia. Otra, días después del viaje a la Asamblea General de la ONU, el mandatario visitó a su colega colombiano Álvaro Uribe, en compañía de su Ministro del Interior Rafael Filizzola, buscando sellar convenios de cooperación policial para combatir los secuestros de personas.

En clara contradicción con la carta magna, a su regreso Filizzola reitera a los cuatro vientos que toda su actuación se ajusta al respeto de la ley y de la propiedad privada, rechazando las ocupaciones de tierras por grupos de campesinos, olvidando que la Constitución Nacional consagra la reforma agraria, que el gobierno aún no realiza.

Esa ambivalencia genera malestar en los sectores populares que entienden que ello le da pie a la oposición para obstaculizar la labor de Lugo, a quien también han comenzado a criticar dirigentes sindicales y de las organizaciones campesinas, ante lo cual el Jefe de Estado presidió este martes una reunión ampliada con representantes de esos sectores, cuya disconformidad forzó una segunda convocación para dentro de 15 días.

Otro campesino asesinado

El ambiente previo a la reunión era muy distinto al de alegría y confianza que se vivía semanas atrás en los encuentros de Lugo con los dirigentes sociales, porque estuvo precedido del asesinato, el pasado sábado, de Bienvenido Melgarejo, un dirigente del movimiento de los campesinos sin tierra, en el extremo nororiental del país.

El crimen se cometió en el curso de una de las muchas represiones policiales, reiterando los viejos métodos que emplean en este país los manguruyuses, pero que el hombre común esperaba que el nuevo gobierno terminara, dijo del líder Elvio Benítez.

Organizaciones campesinas y responsables políticos y sindicales, reclaman al gobierno de Lugo una respuesta contundente contra los autores de ese crimen y de los de más de cien labriegos en los últimos 20 años, en manos de uniformados y sicarios de los latifundistas, quienes en conjunto habrían montado una fuerza paramilitar de 500 efectivos, según denuncias entregadas a la prensa que, en su mayor parte, omite.

Los desalojos de grupos de familias acampadas frente a latifundios, con la quema de sus humildes ranchos, sus escasos víveres y sus ropitas y enseres mínimos, como ollas o platos, continúan como ritual tradicional de la cadena de actos perversos que se comete contra la gente cuyo único delito es ser pobre, al igual que lo es el soldado que cumple las órdenes.

El matonaje que caracteriza el accionar del empresariado inescrupuloso, se alimenta del estilo parsimonioso que caracteriza al Ejecutivo Nacional, cuya pubertad no justifica inoperancia. También opera a favor de la oposición, la ausencia de una cohesión política en la Alianza Patriótica para el Cambio, que encabeza Lugo.

La debilidad de los movimientos y organizaciones sociales, expertos en la atomización, igualmente causa daños a esta oportunidad histórica que tiene el pueblo paraguayo para superar más de un siglo de atraso e injusticia social. La izquierda, aunque siempre minoritaria, sigue divorciada de la noción de unificación de sus dispersas fuerzas, víctimas del personalismo y de la vejez conceptual y metodológica de su dirigencia.

Otro factor que habilita el protagonismo antigobierno de la derecha empresarial es la desaparición de una oposición política visible, que representaron por décadas, aunque muy desgastados, los Partidos Colorado y Liberal.

Por un lado, el primero es incapaz de reponerse de su derrota, luego de 60 años en el poder, y se hunde en su fangosidad y, por otro, el segundo integra la Alianza gobernante, aunque sin mucha sintonía, al punto que el Vicepresidente Federico Franco no pierde oportunidad de marcar sus diferencias con Lugo, con frases como ?yo hubiera procedido de otro modo, pero por ahora soy sólo segundo??, abriendo ancho el abanico.