Entregado a los medios de comunicación, para que Cipriani y el Opus Dei lo mediten.
Amig@s:
Que un gobernante estadista sepa cómo colgar la religión delante de su carro político, revela patéticamente la decisión del emperador romano Constantino, pagano hasta el final de su vida, y, posteriormente Theodosio que hizo el cristianismo religión oficial del imperio.
Es comprensible: la religión es una energía poderosa y muy manipulable como lo demuestran las guerras religiosas y persecuciones de disidentes religiosos y, a la vez, políticos..
Lo que para un creyente en el mensaje y en el testimonio de vida de Jesús de Nazaret no es comprensible es, que los supuestos representantes de Cristo caigan en la trampa, gocen de los favores por favores, para poder compartir desde posiciones de dominio el poder que dan tenencias, privilegios y poder sobre los demás. ¡Cuidado! Las tentaciones de Jesús son también las tentaciones de sus discípulos: arrodillarse ante los poderosos del mundo para adueñarse mancomunadamente de él, vía entendimiento y con-cordatos.
Era un momento lúcido en la Iglesia bajo Juan XXIII, el ?Papa bueno??, cuando en el Concilio Vaticano II se llegó a comprender y a constituir que la Iglesia ?no pone su esperanza en privilegios dados por el poder civil; más aún, renunciará al ejercicio de ciertos derechos legalmente adquiridos tan pronto como conste que su uso puede empañar la pureza de su testimonio o las nuevas condiciones de la vida exigen otra disposición?? (Gaudium et Spes 76).
De hecho, la percepción de muchos cristianos (católicos como protestantes) es una tendencia en la alta jerarquía ? pastores, además, asalariados por el Estado – de subordinar la causa de Jesús, el Reino de Dios, al apetito de tenencia y de poder. La Iglesia de Jesús, el Pueblo de Dios, no puede conformarse con un anti-testimonio de sus pastores. Hay un sector clerical que está en el mundo y, a la vez d e l mundo. Antes de Constantino, lo cristianos eran perseguidos a causa de Cristo, por no arrodillarse ante los dioses paganos y el mismo Cesar. A partir de Constantino se persiguió en nombre de Dios a los que no se subordinaron al imperio de la religión estatal que se daba la apariencia de cristiana. No hace falta de recorrer la historia del Perú para confirmar lo dicho.
El Opus Dei escoltaba hasta el siglo XX tiranos como Franco y Pinochet. Bajo el Inquisidor Ratzinger, hoy Papa Benedicto, se opyaba y se apoya esta secta, y se llevó a los altares a su fundador que postula una obediencia a superiores ?a modo de una herramienta en manos del artista que no le pregunta porqué habría que hacer esto o aquello?? (El Camino 617). Atrás quedan las sugerencias de Jesús, nuestro comino, para que nadie entre sus seguidores se dé de padre, de jefe o de maestro (infalible), y para que no se porten como los déspotas de este mundo, que dejan recaer su dominio sobre los demás.(Mt 20,24-28; 23, 5-8).
Herman@s, uno de los carismas que reparte el Espíritu de Dios es el don del discernimiento. Hagamos uso del deber y del derecho que, según San Pablo, nos compite a todos: Examinar todo y atenerse a lo que (en conciencia) consideramos lo adecuado (Ef 5,10).
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