Panel Agosto 2 -2016 -- Benjamín Forcano

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

Benjamín Forcano1LA DEMOCRACIA, ¿EN MANOS DE QUI?N?
1.Carta abierta a los disidentes del Chavismo (Nestor Francia)
2.Persecución a Lula muestra sin democracia a Brasil (Emir Sader)
3. Agresión de la Derecha Internacional en América Latina (Comités Oscar Romero)
4¿Qué pone en evidencia nuestra democracia? (José Mª Castillo).
5.Carta a la oposición (J.I.González Faus)
6. Como deechizar a un izquierdista (Frei Betto)
7.¿Soberanía democrática o secuestrada) (Benjamín Forcano) 1

Persecución a Lula confirma que ya no hay democracia en Brasil
 
Emir Sader
 
La obsesión de intentar sacar a Lula de la vida política brasileña, configurando una verdadera persecución política, confirma que Brasil se salió de la democracia y avanza peligrosamente hacia una dictadura, por medio de un golpe, de la acción o inacción de la Justicia y de las campañas sistemáticas de difamación llevadas a cabo por los medios.
 
Es lo que Lula denuncia, al afirmar que entramos en un Estado de excepción y lo que expresa en su documento a las Naciones Unidas, siguiendo el mismo camino de Julián Assange, amparado por el mismo abogado.
 
El escándalo político y jurídico de acusar a Lula sin ninguna prueba, por declaraciones sin fundamento hechas por un político confeso, alegando que Lula habría intentado interrumpir investigaciones sobre corrupción; el intento de tomarlo preso sin nada que lo justificara, configuran una persecución política que supera cualquier límite de los espacios democráticos. Cuando el Poder Judicial es cómplice de esa persecución, cuando los medios son los principales agentes que intentan culpabilizarlo en la opinión publica sin ninguna prueba, los marcos del Estado democrático de derecho han sido rebasados y sustituidos por la persecución pura y simple.
 
Intentar excluir de la vida política brasileña al único líder que tiene prestigio frente al pueblo es intentar imponer en última instancia un golpe en la legitimación de la política brasileña, para abrir espacio a aventureros golpistas y a los salvadores fascistas de la patria. Para ello es indispensable intentar invalidar el liderazgo político que ha rescatado la dignidad de Brasil y la autoestima de los brasileños. Es indispensable intentar medir con la misma vara a los golpistas y corruptos que asaltan al Estado brasileño y al líder popular que más ha contribuido para democratizar el país.
 
Si continúa existiendo un liderazgo como el de Lula en la plenitud del ejercicio de su liderazgo popular, esos aventureros no podrán continuar con la destrucción sistemática de la democracia que promueven, con la liquidación del patrimonio público, los derechos de los trabajadores, los recursos públicos que han servido para democratizar el acceso del pueblo a los derechos elementales garantizados por las políticas públicas.          
 
Lula es la última piedra en el zapato de esos vándalos que atacan a la democracia y asaltan al Estado brasileño. Están coaligados los más corruptos políticos y los que dicen combatir a la corrupción. La existencia de un liderazgo popular incuestionable como el de Lula desmiente la tesis de que los políticos son todos malos, de que la vida política brasileña está totalmente pervertida, de que no hay esperanza de rescate de Brasil y de que debemos entregarnos, arrodillados, al Imperio que ellos tanto adulan.
 
La obsesión de destruir la imagen pública de Lula solo puede concretarse por actos dictatoriales de violación de los derechos del expresidente y candidato favorito a volver a ser presidente de Brasil. Si ellos confían en las encuestas que ellos mismos fabrican, dejen que Lula sea derrotado por el pueblo en una competencia democrática. No habría más grande condena a Lula que la practicada por el pueblo, democráticamente.
 
Ocurre que ellos saben que sus encuestas son forjadas. Pongan a Lula y cualquier otro candidato en campaña, a ver lo que ocurre.  Los otros ni siquiera van a ser capaces de organizar los comicios, no se van a exponer públicamente a los escraches de la población. Cada vez que Lula se encuentra con el pueblo, en comicios, en reuniones, por las calles, los golpistas tiemblan y se dan cuenta de que solo mediante un golpe, la persecución jurídica y política, lo pueden sacar de la cancha. Pero al hacerlo, confirman que Brasil ya vive en una dictadura.
 
Si les incomoda el llamado de Lula a las Naciones Unidas, den la demostración de que Brasil aún vive en una democracia, dejando que el pueblo se pronuncie libremente sobre quien quiere que dirija al país. Abandonen definitivamente la persecución a Lula, renuncien a un gobierno golpista por la forma como accedió al poder y por la perversión de poner en práctica un programa opuesto con el que el golpista fue electo. 
 
No hay más democracia en Brasil si el más grande líder popular de la historia del país es perseguido sistemáticamente sin ninguna prueba en su contra e impedido de someterse a la decisión democrática del pueblo en las urnas. De nada sirven las protestas por las denuncias de Lula al mundo. Hasta hace poco la opinión pública internacional se dejaba llevar por lo que decían los medios golpistas brasileños. Pero cuando los medios internacionales vinieron a Brasil, se dieron cuenta de las mentiras que los medios locales propagaban y han desmoralizado a los medios brasileños en todo el mundo. Ahora han perdido toda credibilidad.  Al mismo tiempo que los medios internacionales han constatado que los corruptos están del lado de Michel Temer y de Eduardo Cunha, los golpistas, y no de Dilma y de Lula.
 
Ahora los medios internacionales reiteran las denuncias de Lula y la apreciación de que el criterio fundamental para juzgar si hay todavía democracia o no en Brasil es terminar de una vez por todas con las persecuciones a Lula y dejar en manos de los brasileños y no de los golpistas y corruptos, el destino de Brasil.
 
– Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).

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AGRESI?N DE LA DERECHA INTERNACIONAL EN AM?RICA LATINA

Denuncia de los Comités Oscar Romero de Europa

La globalización del capitalismo neoliberal ha agudizado la brecha entre el mundo rico y el mundo pobre. No hay cabida para tanto sufrimiento en este mundo. América Latina es el continente con mayor desigualdad del planeta.

Después de las crueles dictaduras militares que ocasionaron decenas de miles de muertos se impuso con fuerza las políticas económicas de corte neoliberal. Antes los pobres morían por las balas, ahora por el hambre.

En medio de esta realidad se fue despertando la conciencia de los pueblos latinoamericanos. Apareció la teología de la liberación como expresión religiosa de los oprimidos. Surgieron movimientos libertarios a lo largo y ancho del continente. En los últimos 15 o 20 años, América Latina emprendió un proceso de liberación del dominio extranjero, principalmente de Estados Unidos. Es la primera vez en 500 años que esto ocurre, en palabras de Noam Chomsky. Es un gran cambio

Es así como se eligieron gobiernos de tendencia socialista, algunos inspirados en el espíritu del libertador Simón Bolívar como Venezuela, seguidos por Bolivia y Ecuador. Otros países, con un capitalismo de orientación social como Uruguay, Paraguay, Chile, Argentina, Brasil y Honduras, se aliaron a ellos.

Estos gobiernos, en medio de sus desaciertos, hicieron notables logros en materia de educación, salud, equidad, desarrollo comunitario y democracia participativa en beneficio de las grandes mayorías. Han reducido la pobreza, el analfabetismo, la desnutrición y mortalidad infantil. Son realidades indiscutibles, reconocidas por el PNUD, UNESCO, OMS y la FAO.

No todos estos gobiernos son socialistas. Más bien se definen como un capitalismo de rostro humano y de carácter keynesiano. Respetan la propiedad privada de los medios de producción. Pero impulsan procesos de redistribución de la riqueza con un fuerte sentido social y de autonomía frente al imperialismo norteamericano. Todos ellos llegaron al poder mediante elecciones democráticas.

Venezuela impulsó la creación del ALBA (Alianza Bolivariana para las Américas) al que se unieron casi todos estos países. Lo cual exasperó a los poderes económicos, al FMI, al Banco Mundial, a las multinacionales y a toda la derecha internacional, que no toleran ningún experimento político social que no esté bajo su control. Pero, sobre todo, indignó a Estados Unidos, quien desde su embajada en Caracas alentó a movilizar a los sectores contrarrevolucionarios, ?antichavistas??, a tomar las calles, hizo llamadas a la desobediencia civil, apoyó escaramuzas militares en la frontera con Colombia, difundió una imagen dictatorial del presidente Hugo Chávez y después de Nicolás Maduro como un inepto, empezó a controlar los grandes establecimientos comerciales, sobre todo de alimentación, creando un desabastecimiento generalizado.

Los alimentos han sido producidos, pero no han sido colocados en los centros comerciales por los grandes empresarios, ligados a la oposición. Por lo tanto, el boicot no está en la producción sino en la distribución de estos bienes. El objetivo del desabastecimiento es generar la desesperación y descontento entre la población para provocar la caída del gobierno bolivariano a favor de la oposición derechista, e incluso preparar un golpe militar o una intervención de los marines so pretexto de poner orden. Todo apunta a que los grandes empresarios de la alimentación prefieren perder dinero con el desabastecimiento con tal de controlar el poder. Parece que les duele que el gobierno bolivariano haya producido educación, conciencia ciudadana, salud gratuita, derechos laborales, salariales y sociales, y sobre todo dignidad para las mayorías pobres. No cabe duda que Maduro ha tenido errores y desaciertos en su gestión política, pero esto no justifica lo que están haciendo. Son prácticas antidemocráticas.

Las intervenciones norteamericanas en América Latina tienen una larga historia. La mayoría de los dictadores del continente se formaron en la ?Escuela de las Américas??, ubicada primero en Panamá, después, en 1984, trasladada a Fort Benning, Georgia (Estados Unidos). Esta Escuela ha sido un centro de capacitación y entrenamiento de militares latinoamericanos en técnicas de contrainsurgencia con métodos represivos, de secuestros, torturas y asesinatos. Por eso, con razón se la ha llamado ?escuela de asesinos?? (jesuita Daniel Berrigam).

La historia reciente es elocuente. Las oligarquías nacionales, aliadas al imperialismo norteamericano y al sistema económico mundial, se aliaron con la derecha internacional y con sus medios de comunicación, para hacer caer a los gobiernos progresistas. Cuando se intenta ir más allá de lo permitido por el gran capital, aparece la ofensiva. Recordemos el caso de Salvador Allende en Chile, Bishop en Grenada, Jean-Bertrand Arístide en Haití, Fernando Lugo en Paraguay o de Manuel Zelaya en Honduras, país éste que vive hoy una situación de pobreza extrema y brutal represión tras el golpe de Estado apoyado por Estados Unidos.

En Argentina, con la salida del gobierno de Cristina Fernández y la subida al poder del ultraneoliberal Mauricio Macri apoyado por la derecha internacional, se está llevando a cabo despidos masivos y privatizaciones de servicios públicos que afectan a los más pobres. El Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, señala que en Argentina, en los primeros cuatro meses de 2016, el número de pobres aumentó en 1.400.000 personas, citando al Observatorio de la Universidad Católica. Con estas políticas los pobres son cada vez más pobres a costa de ricos cada vez más ricos, que afecta de una manera particular a la infancia. Todo esto está generando una situación de descontento y riesgo de estallidos sociales.

Desde el 12 de mayo de este año, Brasil está pasando por la crisis política más grave en sus 31 años de democracia. La ultraderecha no ha querido esperar a las elecciones, que probablemente perdería y es por eso que prepararon un golpe palaciego contra la presidenta Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores, el partido de Lula que, hay que decir en verdad que algunos miembros de este partido también se unieron a la élite tradicional en la corrupción.
El juicio político montado en contra de Dilma es una cortina de humo para llevar a cabo un golpe institucional que comenzó el mismo día que ella ganó las elecciones. La derecha política no vio con buenos ojos que los gobiernos del Partido de los Trabajadores en los años que ha estado en el poder, sacaran de la pobreza a casi 40 millones de brasileños, ni la inclusión de los jóvenes de escasos recursos al acceso a las universidades, ni las políticas de socialización de la sanidad pública. Por lo tanto, el juicio político contra Dilma responde a turbios intereses de la oligarquía nacional, de los capitales transnacionales y de Estados Unidos. Este golpe constituye una amenaza creciente para toda la región.

Noam Chomsky señala que Rousseff quizás sea la única política que no ha robado para enriquecerse. Ha sido acusada de una corrupción no comprobada. Sin embargo, los que le dieron el golpe son una ?banda de ladrones??, tal es el caso del reemplazante de Rousseff, Michel Temer, miembro del partido opositor PMDM, implicado en escándalos de corrupción con Petrobras, la empresa petrolera del Estado. El nuevo gobierno de Brasil ya ha anunciado planes para legalizar la apropiación de tierras estatales por parte de empresas multinacionales. Los planes del imperialismo, de las multinacionales y los medios de comunicación afines están utilizando la lucha contra la corrupción como pretexto, cuando en realidad han sido las oligarquías las que han estado involucradas en los más escandalosos y deshonestos casos de corrupción no solo en Brasil sino en todo el continente.

Con la salida del gobierno de Cristina Fernández en Argentina y el golpe palaciego a Dilma Rousseff en Brasil se despeja el camino para una intervención en Venezuela. Se está preparando el aislamiento internacional del gobierno del presidente Nicolás Maduro, presentándolo como un dictador enfrentado al Congreso. La oposición habla de ?presos políticos??, cuando en realidad estos fueron detenidos y sancionados por incitar a la violencia y al vandalismo, tal es el caso de Leopoldo López. La oposición y la derecha internacional están pidiendo una intervención de la OEA para exigir al presidente Maduro que renuncie.

La Revolución Bolivariana pende de un hilo. Todas las fuerzas de la derecha nacional e internacional conspiran contra la Revolución Bolivariana. Sin embargo, no reconocen los grandes cambios realizados en beneficio de los que históricamente han sido excluidos. La pobreza se redujo del 49.4 % a un 27,8 %. El número de médicos se aumentó del 18 % a un 58 % por cada diez mil habitantes. La tasa de desempleo hoy se sitúa en 6,7 %. De 387.000 pensionistas se elevaron a dos millones. Son indiscutibles los avances sociales que la Revolución Bolivariana ha realizado en Venezuela.

Pero el capitalismo mundial hegemónico y su principal exponente, Estados Unidos, no descansan un momento en su lucha contra los gobiernos que se han salido de su órbita. Antes utilizaron los golpes militares, ahora, con el pretexto de luchar contra la corrupción o la inestabilidad política en el caso de Venezuela, van creando un movimiento nacional e internacional en contra de estos gobiernos. Han aprovechado la crisis mundial de la economía, los errores de las dirigencias gubernamentales de la izquierda, el hastío que produce la manipulación de información en la población, para destruir los procesos de liberación de estos gobiernos legítimos.
Hoy Venezuela está bajo el asedio. Todas las fuerzas de la derecha nacional e internacional conspiran contra la Revolución bolivariana. Sus reservas de petróleo, el gas, oro, etc. son sumamente apetecibles para el gran capital, que está al acecho para apropiárselas.

Los medios de comunicación del sistema cuestionan la gestión del presidente Maduro, pero no cuestionan el acaparamiento de alimentos en grandes almacenes por los grandes empresarios, ni la dictadura financiera que tiene ahogado al pueblo. Fija los ojos en Venezuela, pero hace silencio frente a lo que acontece en Honduras, país que sufre una situación de pobreza extrema y represión, o México, que es uno de los países con más desapariciones forzosas y cementerios clandestinos.

Los COR denunciamos el cerco en que se encuentran los países, tildados de ?bolivarianos?? y progresistas. Son difamados, acorralados por el gran capital y los medios de comunicación de la derecha internacional, señalándolos no sólo de corruptos sino también de ?dictadores??, cuando en realidad la derecha nacional y el gobierno de Estados Unidos apoyaron descaradamente a las dictaduras militares y a gobiernos históricamente corruptos.

Denunciamos los planes de desestabilización que se gestan contra estos países que buscan una mayor justicia social, y concretamente contra la República Bolivariana de Venezuela. Los proyectos neoliberales y los gobiernos que van imponiendo (en Honduras, Paraguay, Argentina, Brasil??) atentan contra el derecho y la ética, favorecen que los ricos sean cada vez más ricos a costa de oprimir y excluir a los pobres. Para el sistema capitalista unos pocos tienen que ser ricos y otros, la mayoría, pobres y excluidos. De esta manera aparece gente sobrante, gente que no cuenta, gente sin voz. Los cristianos rechazamos este pensamiento y práctica socioeconómica y política porque se opone a los principios del Evangelio de Jesús y de la doctrina social de la Iglesia.

Nos unimos solidariamente a las movilizaciones sociales que se están dando en Honduras, Guatemala, Argentina, Brasil y Venezuela, rechazando las políticas neoliberales y exigiendo el respeto a los derecho humanos y sociales. El primer derecho humano es la vida, estos países iniciaron procesos para que todos los ciudadanos gocen de una vida digna. ?La gloria de Dios es que el ser humano viva?? (San Ireneo). La opción por la vida nos da la ética y la espiritualidad para enfrentar al capitalismo salvaje, que el papa Francisco llama como ?un sistema que mata??, y poder construir alternativas de vida para todos y todas. La vida se desarrolla en el trabajo digno, la vivienda, la tierra, la educación, la salud??. Todo ello son manifestaciones de Dios.

Monseñor Oscar Romero decía: ?Dios se nos ha revelado como el Dios que quiere la vida para todos. Quiere un reparto más justo de los bienes que nuestro país produce. No es justo que unos amalgamen en sus arcas y el pueblo se quede sin esos dones de Dios, que ha dado para todo el pueblo?? (24. 02, 1980). ?Es necesario que una sana y auténtica democracia abra los canales del diálogo para escuchar qué angustias tiene el pueblo y se le den leyes y se respete sus organizaciones, para que respire un ambiente de justicia y paz. Mientras no haya esos canales, todo lo demás son parches y muchas veces parches violentos que, como decía Cristo, no hacen más que romper las telas viejas y hacer más trágica la situación de nuestro pueblo?? (16. 04. 1978).

Como Comités Oscar Romero, fieles a la espiritualidad del santo arzobispo salvadoreño, hacemos un llamado a la opción por la vida y a la reconstrucción de la esperanza de los pobres. Y para ello urge un respeto a los procesos de liberación que los pueblos latinoamericanos han escogido. Es una exigencia radical de nuestra fe cristiana. Es por eso que pedimos a los políticos, a las iglesias y a los medios de comunicación que se identifiquen con los anhelos de vida de los pueblos latinoamericanos, particularmente de los pobres, y aporten a la reconstrucción de la esperanza.

Murcia, junio de 2016

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Fuentes: PNUD, OMS, FAO, UNESCO, Adital, Democracy New, Redes Cristianas, SICSAL, Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, Marcelo Colussi, Leonardo Boff, Benjamín Forcano??

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¿Qué pone en evidencia nuestra democracia?
José María Castillo
– Nuestra democracia está poniendo en evidencia, ahora quizá más que nuca, sus contradicciones y su debilidad. No hay manera de poner de acuerdo a los líderes políticos para la formación de un nuevo gobierno. Y en estos casos – ya se sabe – se suele echar mano de la ambición de unos, de la incompetencia de otros o del fanatismo de muchos, para llegar a donde hemos llegado: a esta especie de callejón sin salida, que nos enfrenta a un futuro cada día más inseguro y más incierto.

Sería una ingenuidad ponerse aquí a ofrecer soluciones, en un asunto tan complicado y al que los muy expertos no le encuentran fácil solución. Por lo demás, de sobra sabemos que el «voluntarismo» o la «moralina» no sirven para mucho en estos casos. Resolver, «por puños» o por decisiones (casi heroicas) de «generosidad», situaciones en las que cada uno de los actores ve que el problema está causado por la ambición de poder o de protagonismo que tienen otros, es un asunto seguramente más difícil de resolver que todo cuanto podamos imaginar.

Por esto yo me pregunto, ¿No sería necesario ir más al fondo del problema, a las raíces de esta situación que estamos viviendo? Estamos soportando una de las dificultades típicas que provoca el sistema democrático. La democracia de la que nos sentimos satisfechos y orgullosos, como el sistema político más perfecto que, hasta ahora, han inventado los ciudadanos de este mundo. Y es verdad que la democracia es el sistema que, en principio al menos, mejor garantiza los derechos y libertades de los ciudadanos que pueden gozar de los beneficios que tal sistema suministra.

Pero lo que mucha gente no advierte es que los derechos y libertades de la democracia no llegan a todos los ciudadanos por igual. Y en esto – me parece a mí – está el nudo del problema. La democracia, como es sabido, la inventaron los griegos. Pero también sabemos que no todos los atenienses de la Antigua Grecia eran considerados ciudadanos de pleno derecho. O sea, ciudadanos demócratas. Ciudadanos, por tanto, con los mismos derechos y las mismas libertades. Ni las mujeres, ni los esclavos podían participar en la toma de decisiones. Y lo más terrible de este doloroso hecho es que, en su base fundamental y en su poder destructivo, es un hecho que sigue en pie. Con todos los cambios legales y camuflajes que sabemos y que hacen posible su pervivencia.

Pero la durísima realidad es que, en España, en Europa, en el Mundo, las desigualdades en derechos y libertades siguen adelante, haciendo así posible que sigan adelante también las democracias, con sus «Estados de Derecho» y de bienestar, que disfrutan satisfechos los que tienen la suerte (o la astucia) de ser los beneficiarios del sistema democrático.

No nos engañemos. Por más que a muchos les duela, el análisis marxista dio en el clavo al explicarnos que las democracias han existido porque han existido esclavos que las han hecho posibles. Una democracia sin productividad no se mantiene. Pero de sobra sabemos que la productividad se mantiene en la medida en que hay mano de obra barata. O sea, en la medida en que hay esclavitud. Por eso, para que haya productividad, tiene que haber «recortes», es decir, «esclavos» que se nos imponen desde Bruselas y de acuerdo con lo que interesa a quienes mandan «de facto» en la UE. Así, tenemos democracia, Estado de derecho, sociedad del bienestar. Todo eso, por supuesto, a base de tener y soportar una buena dosis de esclavos.

Al decir esto, no pretendo ni insinuar que tenemos que acabar con la democracia. Lo que tenemos que hacer es gestionar la democracia de menara que no sean necesarios los esclavos para mantenerla. Aquí y en esto es donde está la clave del problema. Y, por lo tanto, la clave también de la solución.
El papa Francisco ha dicho, en Polonia, que el caos de guerras, violencias e injusticias, que estamos viviendo y soportando, sólo tiene una solución: «la fraternidad». No sólo como criterio religioso o como proyecto moral. Esto, por supuesto. Pero, sobre todo, la fraternidad en su sentido y en su alcance total: la fraternidad como igualdad para todos y como libertad de todos.
El día que la fraternidad, entendida y gestionada así, se imponga – y en la medida en que se imponga así -, ese día empezaremos a ser verdaderamente demócratas. Y no nos veremos de nuevo metidos en callejones sin salida. Como lo que tenemos ahora mismo. En España, en la UE y en el Mundo.

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Carta a la oposición
J.I. González Faus
19 de julio de 2016

No sé si habéis comprendido que, si se repitieran las elecciones, lo más probable es que el PP sacara todavía más votos. Por tres razones:
? en un país con tan bajo nivel de educación como el nuestro, una buena parte de ciudadanos busca un gobierno protector de la corrupción: porque aspiran a ser Ratos o Arísteguis o DelaSernas y demás familia. Berlusconi lo dijo muy claro una vez: ?me votan porque me tienen envidia??.

? Si a éstos sumamos unas gentes, ya de edad, que le votan por razones religiosas y porque creen que la izquierda perseguirá a la Iglesia,
? y añadimos otro porcentaje de ciudadanos que pasan de lo político y lo que quieren hoy es tener pronto un gobierno para quedarse tranquilos, me parece casi seguro que unas nuevas elecciones aún favorecerían más a Rajoy.
En estas circunstancias es incomprensible la absoluta irresponsabilidad de todos los que, de algún modo, estáis en la oposición y que sólo parecéis preocupados de alabaros a vosotros mismos, de pescar en este río revuelto y de salvar vuestras discutibles líneas rojas. Tras el 26J, llegué a soñar que todos juntos ibais a presentar a Rajoy una propuesta en términos como éstos: ?estamos dispuestos a dar la investidura al PP si te retiras tú. O a dártela a ti si firmas un pacto ante notario por el que te comprometes en cosa de seis meses a cosas como éstas: reforma de la Constitución, retirada de la ley de contrarreforma laboral, destituir al ministro del interior y no amparar con aforamientos a políticos bajo sospecha. En caso contrario presentaremos una moción de censura??.

Pienso que algo así hubiese sido un servicio a la ciudadanía y a vosotros mismos. Rechazando una propuesta de este tipo, Rajoy habría quedado como culpable de que no se pudiera formar gobierno. Mientras que ahora, sois vosotros los que tenéis esa patata caliente, y os dedicáis a pasarla a los otros, mientras el PP tiene el descaro de presentar como propuesta de pacto un resumen de su mismo programa.
No sé si habréis oído alguna vez aquella frase: ?los hijos de las tinieblas son mucho más sagaces que los hijos de la luz??. Pues ahí la tenéis. Aunque quizá eso se deba a este otro refrán también viejo: a las derechas las unen sus intereses y a las izquierdas los ideales; por eso las primeras están siempre unidas y las otras desunidas. Esa es nuestra pasta humana. Y si antaño gritábamos aquello de ?el pueblo unido jamás será vencido??, hoy tenemos que gritar con más realismo: el dinero unido, jamás será vencido??

Espero y deseo que al menos, durante estos días, estaréis viéndoos, trabajando y dialogando en secreto; eso sería lo normal pero la verdad es que ahora hasta de eso dudo. Por una vez, comparto las palabras de la vicepresidenta cuando exhorta a la ?responsabilidad?? a toda la oposición; aunque difiero de ella en el significado de esa palabra pues parece que, para ella, responsabilidad significa apoyar a un partido que cobija la corrupción, que gana elecciones con ?cajas b??, que gobierna en favor de los bancos y de los millonarios contra todo el pueblo pobre y la clase media baja y que ha ejercido el poder totalitariamente, sin la más mínima actitud de diálogo y de atención a las demandas de control de la oposición.

Comprendo por eso la tentación que escucho en muchos estos días: dar un portazo y decir ?ya os arreglaréis??. La comprendo aunque algo me dice en lo más hondo que no debo hacer eso. Y es la razón por la que os escribo estas letras. A veces, en la historia, se hace necesario que alguien se sacrifique para bien de todos. Si os propusierais dialogar en serio (dialogar, que es más que negociar), eso podría suavizarse cediendo cada uno un poco y sin parapetarse tras líneas rojas. Pero dais la sensación de ser incapaces de eso. Por tanto, sólo nos queda aquello de ?ajo, agua y resina?? y recordar que muchas veces es cierto que ?cada pueblo tiene el gobierno que se merece??.
De todos modos, y como no hay mal que por bien no venga, también es probable que, gobernando el PP, la ?dictadura europea?? sea mucho más comprensiva y suave a la hora de castigar nuestro incumplimiento del déficit. Mientras que, de salir un gobierno de cambio, se le echarán a la yugular con una impavidez digna del señor Erdogan. Que argumentos siempre los hay para todo.

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Cómo derechizar a un izquierdista.

FREI BETTO 

Ser de izquierda es, desde que esa clasificación surgió con la Revolución Francesa, optar por los pobres, indignarse ante la exclusión social, inconformarse con toda forma de injusticia o, como decía Bobbio, considerar una aberración la desigualdad social. Ser de derechas es tolerar injusticias considerar los imperativos del mercado por encima de los derechos humanos, encarar la pobreza como tacha incurable, creer que existen personas y pueblos intrínsecamente superiores a los demás.

Ser izquierdista -patología diagnosticada por Lenin como enfermedad infantil del comunismo- es quedar enfrentado al poder burgués hasta llegar a formar parte del mismo. El izquierdista es un fundamentalista en su propia causa. Encarna todos los esquemas religiosos propios de los fundamentalistas de la fe. Se llena la boca con dogmas y venera a un líder. Si el líder estornuda, él aplaude; si llora, él se entristece; si cambia de opinión, él rápidamente analiza la coyuntura para tratar de demostrar que en la actual correlación de fuerzas.
El izquierdista adora las categorías académicas de la izquierda, pero se iguala al general Figueiredo en un punto: no soporta el tufo del pueblo. Para él, pueblo es ese sustantivo abstracto que sólo le parece concreto a la hora de acumular votos. Entonces el izquierdista se acerca a los pobres, no porque le preocupe su situación sino con el único propósito de acarrear votos para sí o/y para su camarilla. Pasadas las elecciones, adiós que te vi y ¡hasta la contienda siguiente!

Como el izquierdista no tiene principios, sino intereses, nada hay más fácil que derechizarlo. Dele un buen empleo. Pero que no sea trabajo, eso que obliga al común de los mortales a ganar el pan con sangre, sudor y lágrimas. Tiene que ser uno de esos empleos donde pagan buen salario y otorgan más derechos que deberes exigen. Sobre todo si se trata del ámbito público. Aunque podría ser también en la iniciativa privada. Lo importante es que el izquierdista sienta que le corresponde un significativo aumento de su bolsa particular. Así sucede cuando es elegido o nombrado para una función pública o asume un cargo de jefe en una empresa particular. De inmediato baja la guardia. No hace autocrítica.

Sencillamente el olor del dinero, combinado con la función del poder, produce la irresistible alquimia capaz de hacer torcer el brazo al más retórico de los revolucionarios. Buen salario, funciones de jefe, regalías, he ahí los ingredientes capaces de embriagar a un izquierdista en su itinerario rumbo a la derecha vergonzante, la que actúa como tal pero sin asumirla. Después el izquierdista cambia de amistades y de caprichos. Cambia el aguardiente por el vino importado, la cerveza por el güisqui escocés, el apartamento por el condominio cerrado, las rondas en el bar por las recepciones y las fiestas suntuosas.
Si lo busca un compañero de los viejos tiempos, despista, no atiende, delega el caso en la secretaria, y con disimulo se queja del molestón. Ahora todos sus pasos se mueven, con quirúrgica precisión, por la senda hacia el poder. Le encanta alternar con gente importante: empresarios, riquillos, latifundistas. Se hace querer con regalos y obsequios. Su mayor desgracia sería volver a lo que era, desprovisto de halagos y carantoñas, ciudadano común en lucha por la sobrevivencia. ¡Adiós ideales, utopías, sueños! Viva el pragmatismo, la política de resultados, la connivencia, las triquiñuelas realizadas con mano experta (aunque sobre la marcha sucedan percances.

En este caso el izquierdista cuenta con la rápida ayuda de sus pares: el silencio obsequioso, el hacer como que no sucedió nada, hoy por ti, mañana por mí).Me acordé de esta caracterización porque, hace unos días, encontré en una reunión a un antiguo compañero de los movimientos populares, cómplice en la lucha contra la dictadura. Me preguntó si yo todavía andaba con esa ?gente de la periferia?. Y pontificó: ?Qué estupidez que te hayas salido del gobierno. Allí hubieras podido hacer más por ese pueblo??.
Me dieron ganas de reír delante de dicho compañero que, antes, hubiera hecho al Che Guevara sentirse un pequeño burgués, de tan grande como era su fervor revolucionario. Me contuve para no ser indelicado con dicho ridículo personaje, de cabellos engominados, traje fino, zapatos como para calzar ángeles. Sólo le respondí: ?Me volví reaccionario, fiel a mis antiguos principios. Prefiero correr el riesgo de equivocarme con los pobres que tener la pretensión de
acertar sin ellos??.

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¿Soberanía democrática
o soberanía secuestrada?

Benjamín Forcano

Desde diciembre pasado hasta el presente mes de agosto, han pasado 7 meses. En Diciembre, nuestro pueblo soberano (nuestra democracia), ejerció el derecho al voto expresando su participación política a favor de unos u otros partidos políticos, todos ellos surgidos con aceptación y respeto de la Constitución.
El resultado electoral fue claro: la voluntad popular exigía un cambio y unas reformas, absolutamente necesarias, para hacer valer los derechos de todos los españoles, tal como aparecen descritos en la Declaración universal de los derechos humanos y en la Constitución española.
Antepongo unas premisas a estas mis reflexiones:
1.Ningún partido político surge y asume poder sin la ciudadanía. La dignidad subjetiva de la ciudadanía es la que sustenta, orienta y determina los valores de nuestro Estado de derecho: la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político (Constitución, Art. 1).

2. La ciudadanía, al elegir, es la que otorga poder a los políticos y estos lo trasponen, en última instancia, al Estado.
3. El contenido fundamental de nuestro Estado social y democrático de Derecho incluye y ratifica la Declaración universal de los Derechos Humanos y nuestra Constitución española.
4. En consecuencia, los partidos debieran tomar como norma y referente de su quehacer político el cumplimiento de esos derechos fundamentales. Pero, la realidad muestra iterativamente que los partidos ?llegados al poder- olvidan que ese poder les es delegado, ignoran los derechos establecidos y se afanan por un proyecto de convivencia lejos de la Declaración y de la Constitución, colocándose fuera de un Estado democrático y de Derecho.
Garantizar la dignidad humana y sus derechos base y meta de toda política.

Es esto precisamente lo que me interesaba recalcar: el momento que vivimos, nuevo en nuestra reciente historia democrática, está poniendo al descubierto la verdad o mentira de nuestra democracia política: hay partidos que en su Gobierno actúan con escaso o nulo respeto de los derechos humanos; y hay partidos que, diciendo querer un cambio y aceptación de esos derechos, luego, a la hora de gobernar, los recortan o se retraen de ellos.
No sé por qué tanto énfasis en que cada partido haga y muestre su propio programa, como si no incumbiese a todos el cumplimiento de los derechos de la Declaración universal de los de los derechos humanos y de nuestra Constitución española. Habrá que añadir y pormenorizar la manera concreta (medidas a seguir) para hacer efectivos esos derechos, pero para el cambio y la reformas demandadas por el pueblo soberano, hay que comenzar por tomar esos derechos como principios primarios e inderogables.

Menciono, a modo de ejemplo, la tragedia de miles y miles de deshaucios como prueba la más lacerante de la ausencia e insensibilidad de los poderes públicos frente a un derecho de la ciudadanía: el derecho a la vivienda.
Nuestro Estado de Derecho legisla que ningún ciudadano puede quedarse sin vivienda y, si llega el caso, se le busque solución humana. Pues bien, no sólo no se ha respetado ese derecho sino que se lo ha conculcado con inhumanidad e impiedad: ?Summum ius, summa injuria! Hasta ahí nos ha llevado la furia neoliberal consumista, que legitima la coexistencia del lujo con la miseria, de los derechos pisoteados con los privilegios. Cifra surrealista la de seis millones de pisos vacíos frente a miles de personas y familias a las que se les ha cerrado la posibilidad de una vivienda digna, conforme a su situación, trabajo y derechos.

No entiendo cómo una sociedad desarrollada, – la cuarta economía de la zona del euro- con bienes, leyes y mecanismos para que ninguno de sus ciudadanos deje de satisfacer este derecho fundamental, permite que puedan darse en ella las cruces sangrientas y deplorables de los desahucios. Y que hayan salido a la luz pública, exhibiendo prescripciones y órdenes legales, con anuencia de jueces, notarios y empresarios y con ejecución impávida de policías, dejando en la calle, sin casa, a familias enteras, es un hecho abominable y contradictorio con todos los mandatos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de nuestra Constitución.

Un programa universal e ineludible
1.Declaración universal de los Derechos Humanos
– ?Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración (Art. 2).
-?Todos son igual ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley?? (Art. 7).
– ?Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, a los recursos del Estado y la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad?? (Art. 22).

-?Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social?? (Art. 23).
?Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure , así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial, la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios?? (Art. 25).

2. La Constitución Española
La Constitución Española ya en el Preámbulo declara que:
?La Nación española desea proteger a todos los españoles en el ejercicio de los derechos humanos??, para lo cual, reconociendo que ?Todos los españoles son iguales ante la ley?? (Cap. II, Art. 14), encomienda a los Poderes públicos ?Promover las condiciones para que la libertad y la igualdad sean reales y efectivos?? (Tít. Preliminar, Art.9).

Entre esas condiciones están las de garantizar
– ?El derecho al trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia?? (Cap. II, Art. 35),
– ?Promover una distribución regional y personal más equitativa?? (Cap. II, Art. 40) y
-?Regular la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación y hacer efectivo el derecho de todos los españoles a disfrutar de una vivienda digna y adecuada?? (Cap. II, Art. 47).
Deber de toda política: adoptar recursos y medidas que hagan efectivos los derechos humanos .

Salta a la vista que la cuestión que aquí se dirime no es pelea de principios sino de intereses, de modelos económico -jurídicos que pretenden producir y distribuir riqueza al margen o en contra de los derechos humanos.
1.La norma a seguir no es asegurar una producción ilimitada, sino ordenarla ética y jurídicamente para que garantice los derechos de todos.
2. La economía no es autónoma ni entra en el mercado para actuar guiada por el egoísmo y el lucro, sino subordinada al cumplimiento de los derechos humanos.
3.Habrá proyectos y planes mil que hay que posponer o descartar, si previamente no se aseguran los derechos básicos de todos los ciudadanos.

4.El criterio, por tanto, para convenir y pactar es planificar y decidir para atender primero a las necesidades y derechos de los ciudadanos y quien no acepte ese camino o pretenda otros objetivos, se sale del Estado democrático de Derecho. Estará por el cambio, las reformas y el progreso quien entre por este camino y medidas, y no quien aspire a acumular riquezas que ni son suyas ni provienen de su trabajo. Nadie puede construir su fortuna al margen de los demás o a costa de ellos.
La convivencia democrática marca unas normas de igualdad, justicia, solidaridad y libertad que nos atañen a todos. Los derechos individuales no son absolutos sino relativos, limitados por los derechos de los demás, única manera de que podamos convivir como personas, democráticamente, consolidando una convivencia justa y armónica.

Hacer real la democracia.
Es esto simplemente lo que nos muestra el momento convulsionado que vivimos. Si nadie es más ni menos que nadie, sobran ?son antidemocráticos- cuantos se empecinan en querer seguir sobresaliendo y dominando, reclamando un estilo y nivel de vida que contradice el dictado por los derechos humanos.
Se subraya la urgencia de crear gobierno y establecer acuerdos. Pero, con una prioridad por delante, la de fijar el contenido y alcance de esos acuerdos. Esos acuerdos no son aleatorios, pudiendo respetarse o incumplirlos, sino que tienen contenido real y marcan una precisa dirección política. Los derechos humanos no permiten que la inmensa riqueza de nuestro país, amasada entre todos, vaya a parar a unos grupos privilegiados o se destinen a planes y obras que menosprecian o descartan la prioridad de los derechos de la mayoría.

En definitiva: ¿creemos o no en la igual dignidad de los humanos y de sus derechos?
No es revelar ningún secreto si, a la postre, después de tantos y menguados debates, decimos que es aquí donde está la clave para que unos u otros sectores sociales, agrupados en partidos, se señalen como propugnadores del cambio y las reformas necesarias o se declaren contarios a ellas.

No es cuestión de perderse en brumas de especulaciones, sino de ir directo a lo que más duele: redistribuir la riqueza con más ecuanimidad para que, si ahora hay millones de ciudadanos -más de siete- que cobran bastante muy por debajo de los mil euros al mes y hay más de 120.000 españoles que cobran 20.000 ?? al mes, los políticos convengan y acuerden con qué medidas concretas corrigen esa distancia. Recortes CERO-Grupo Verde, por ejemplo, propone que nadie cobre menos de mil euros al mes y nadie más de 10.000. Sería una medida posible y efectivamente correctora de la desigualdad. Y ahorraría unos tantos miles de millones de euros para asegurar la satisfacción y cumplimiento de otros derechos.

Democracia, sí o no; igualdad eticojurídica, sí o no; iguales derechos para todos, sí o no. Y a reajustar con la realidad delante, los fallos, quiebras, transgresiones y omisiones de la política hecha o por hacer.
Regular la convivencia desde la dignidad y derechos humanos es norma universal para todos, que supone criterios, formación, actitudes y compromiso de los ciudadanos como paso previo para que las leyes de los políticos y del Estado expresen respeto y adecuación con esa dignidad y derechos.
Y quien no pacta sobre esa base está en otra galaxia ?neoliberal o la que sea- , se sitúa fuera de la democracia y engaña y miente cuando hace propuestas que nunca va a cumplir.

Conclusión: PP, PSOE, UNIDOS-PODEMOS, C,s.
¿Cómo andan de conocimiento, respeto, adhesión y fidelidad a los Derechos Humanos en sus respectivos programas políticos? Quien los conozca y los mida con la escala de los derechos humanos descritos en la Declaración Universal de los derechos humanos y en la Constitución española, podrá descubrir el grado de su calidad democrática y el grado de su capacidad o indisponibilidad para pactar.