Enviado a la página web de Redes Cristianas
Quiero recordar que en 1979 poco después del triunfo de la Revolución Mns. Romero en su Homilía
dominical dio un mensaje claro y nos compartió sus sueños por esta nueva Nicaragua que iba naciendo.
Estas son sus palabras: “Y nuestro primer saludo de esta mañana, es para nuestra querida hermana
república de Nicaragua, la saludamos con sentido de Oración Fraterna y de Solidaridad, porque hoy más que nunca necesita este apoyo espiritual.
La alegría que nos da el inicio de esa liberación nos hace también preocuparnos para que este alborear de libertad no vaya ser una frustración sino que el Señor ha sido bondadoso y que siga siendo la inspiración de ese querido pueblo nicaragüense.
Necesita también en esa inspiración cristiana tener en cuenta lo costoso de este momento, más de 25,000.00 muertos no son un juguete par desperdiciar, un regalo de Dios ofreciendo en este momento. Por eso también creo que su figura de Nicaragua representa como el mejor trasfondo para nuestra meditación de Cristo como Buen Pastor tal como lo ofrece el Evangelio de hoy, porque de verdad aunque es cierto que ya termino la guerra, pero las consecuencias serán muy largas y profundas. Y se puede decir de ese querido pueblo lo que hoy nos dice el Evangelio de los sentimientos de Cristo en medio de su pueblo: sentía lastima, tuvo misericordia porque parecía un pueblo disperso como un rebaño sin pastor. Esta misma figura la trasladamos también a nosotros, donde también nuestro pueblo da esa impresión, pero como un rebaño que busca la solución de sus problemas.
Encuentra en el mensaje evangélico de hoy una respuesta a sus esperanzas.
“Mi primera preocupación será irme identificando cada día más con Jesús, radicalizándome en su Evangelio”. (Retiro Espiritual)
Oración verdadera que nos de fuerza cumplir con nuestros deberes.
Por eso insisto yo, mucha oración. Oremos pero no con una oración que nos aliene, no con una oración que nos haga fugarnos de la realidad. Jamás vayamos a la iglesia huyendo de nuestros deberes de la tierra. Vayamos a la iglesia a tomar fuerzas y claridad para retornar a cumplir mejor los deberes del hogar, los deberes de la política, lo deberes de la organización, la orientación sana de estas cosas de la Tierra. Estos son los verdaderos liberadores (11, noviembre, 1979/VII 428).
Cristo y el Pueblo Crucificado. Sentimos en el Cristo de la Semana Santa con su Cruz a cuestas que es el pueblo que va cargando también su cruz. Sentimos en el Cristo de los brazos abiertos y crucificados al pueblo crucificado, pero que desde Cristo, un pueblo que crucificado y humillado encuentra su esperanza (19, marzo, 1978/IV 80).
La liberación de Cristo, hermanos, es ternura, es amor, es la presencia de una madre bondadosa: María. Y María es el modelo de quienes colaboran con Cristo para la liberación de la tierra y la adquisición del cielo. María en su cántico de acción de gracias proclama las grandezas de Dios y también proclama que Dios desecha el orgullo de los poderosos y enaltece a los humildes (24, marzo, 1978/IV 105).
Con Cristo por la Liberación de los Oprimidos. El que convive con el pobre, con el miserable, con el campesino y lo defiende y quiere, como Cristo nuestro Señor, predicar la libración a los pobres, a los oprimidos, a los prisioneros, a los que sufren, éste es Cristo que está en medio de nosotros (23/ marzo, 1978/IV (7).
Este es el compromiso de ser cristianos: seguir a Cristo en su encarnación. Y si Cristo es Dios majestuoso que se hace hombre humilde hasta la muerte de los esclavos en una cruz y vive con los pobres, así debe ser nuestra fe cristiana. El cristiano que no quiere vivir ese compromiso de solidaridad con el pobre, no es digno de llamarse cristiano. Cristo nos invita a no tenerle miedo a la persecución porque, créanlo hermanos, el que se compromete con los pobres tiene que correr el
mismo destino de los pobres: ser desaparecidos, ser torturados, ser capturados, aparecer cadáveres (17, enero, 1980/VIII 240).
La fuerza liberadora de nuestros muertos. No pensamos, hermanos, que nuestros muertos se han apartado de nosotros… Siguen amando las mismas causas por las que murieron… esta fuerza liberadora no sólo cuenta con los que van quedando vivos, sino que cuenta con todos aquellos que han querido matar y que están más presentes que antes en este proceso del pueblo (2, marzo, 1980/ VIII 395).
La Palabra de Dios y la historia. No podemos segregar la palabra de Dios de la
realidad histórica porque no sería ya palabra de Dios, sería historia, libro piadoso, una
Biblia que es libro de nuestra biblioteca. Pero se hace palabra de Dios porque anima,
ilumina, contrasta, repudia, alaba lo que se está haciendo hoy en la sociedad. (27,
Noviembre, 1977/III 2).
En América Latina hay una situación de pecado, hay una injusticia que se hace casi
ambiente y es necesario que los cristianos trabajen por transformar esta situación de
pecado. El cristiano no debe tolerar que el enemigo de Dios, el pecado, reine en el
mundo. Luchar por esto no es comunismo. Luchar por esto no es meterse en política.
Es simplemente el evangelio que reclama al hombre, al cristiano de hoy, más
compromiso con la historia (16, julio, 1977/I-II 133).
Comunidades Eclesiales de base:
Gracias, Señor, porque donde hay una comunidad que se pone a reflexionar en tu
palabra con sinceridad religiosa, ahí estás tú, Cristo bendito, liberador de los hombres.
¡Cómo no me va a llenar el corazón de esperanza una iglesia donde florecen las
Comunidades Eclesiales de Base! ¡Y por qué no voy a pedir a mis queridos
hermanos sacerdotes que hagan florecer comunidades por todas partes, en los barrios,
en los cantones, en las familias! (10, septiembre, 1978/V 180).
Compromiso cristiano:
El que quiera estar demasiado bien, el que quiera salvar su vida –eso quiere decir la
expresión-, estar bien, salvar la vida, no comprometerse, no meterse en líos, en
problemas, pues ése la va a perder. Hermanos, esta es una sentencia de Cristo (16,
septiembre, 1979/VII 266).
No basta ser bueno:
Aquí hay un reto de Cristo a la bondad natural de los
hombres. No basta ser bueno, no basta dejar de hacer el mal.
Mi cristianismo es algo muy positivo, no es negación. Hay
muchos que dicen: “Si yo no mato, yo no robo, yo no le hago
mal a nadie”. No basta ¡te falta mucho todavía! (14, octubre,
1979/VII 343).
Imagen y realidad del país:
El colmo es que algunos diputados consideran denigrante la
expresión que nuestro campesino sólo come tortilla y fríjol,
pidieron que se suprimiera ese párrafo del decreto para no dar una mala imagen en el
exterior. Yo digo que si no se quiere dar una mala imagen, lo que hay que cambiar no
son las palabras sino la misma realidad (16, septiembre, 1979/VII 273).
¡Entre todos podemos encontrar la solución!
(4, Noviembre, 1979/VII 407)
PARA EL DIALOGO EN NUESTRA COMUNIDAD:
¿Qué es lo que más me impacta personalmente de la vida y testimonio de Mns
Romero?
De las celebraciones que hemos hechos otros años ¿Qué es lo que más
recuerdo y lo que me ha perecido más importante?
¿Cuál pensamos que es el legado principal de Mns
Romero para nuestras CEB hoy en Nicaragua?
VIGENCIA DE MNS. ROMERO.
Quisiéramos destacar la indudable vigencia de Mons. Romero, de
su pensamiento, pero sobre todo de su testimonio; ya que el
“hablar de Dios con la Vida” fue una de sus enseñanzas
fundamentales.
En el contexto socio-económico y religioso de los años 80,
nuestro “Profeta y Mártir” tuvo el coraje de asumir, al estilo del
maestro Jesús, y asumiendo la misión de un buen pastor se
jugó por sus ovejas opción en la que junto con tantos otros de
sus hermanos presbíteros, religiosos-as , laicas y laicos, se unió
en la oblación plena del martirio.
Ese testimonio conmovedor, de ejercicio pastoral coherente con el Evangelio,
haciendo presente la utopía de las Bienaventuranzas; no es novedad decir que hoy en
día, en Chile como en otros lugares de nuestro Continente, la visión de la jerarquía
eclesial, salvo hermosas excepciones, es muy diferente al ejercicio episcopal de Mons.
Romero.
Siguiendo esa lógica de ubicarnos en lo central del mensaje cristiano, nos ilumina
mucho, la interpelación de nuestro gran teólogo Gustavo Gutiérrez cuando grita
“¿dónde dormirán los pobres hoy?”, en una realidad mundial de aumento de la
miseria, desde antes del inicio de esta Crisis que es hoy una autentica bomba atómica
lanzada a fuego lento por los criminales especuladores, con la complicidad de las
castas profesionales de la política, es evidente que la frase de Romero a cada uno-a
“les pido, les ruego, les ordeno en nombre de Dios, cese la represión” está más
vigente que nunca y es signo de la más autentica y profunda espiritualidad evangélica a
que nos convoca en Monseñor.
La crisis actual, necesita luces como la de Mons. Romero en la sociedad y en las
Comunidades que aun permanecen insertas y comprometidas con la causa de la
justicia y de los pobres.
Nuestra espiritualidad de resistencia al desanimo, de Esperanza Cristiana, nos permite
creer que con Romero entre nosotros, testimonio de la presencia del Resucitado, como
él decía “No es mi pobre palabra la que siembra esperanza y fe; es que yo no soy más
que el humilde resonar de Dios en este pueblo” con la fe en esta presencia de ese Dios
cercano, en el pueblo, a pesar de todas las dificultades, lo que Romero nos muestra es
que otra Iglesia y otro mundo es posible y una genuina conversión nuestra al
Evangelio en ese marco, también.
Jon Sobrino:
Lo que me interesa recordar y recalcar es que en El Salvador existió una tradición
magnífica: la entrega y el amor a los pobres, el enfrentamiento con los opresores,
la firmeza en el conflicto, la esperanza y la utopía que pasaban de mano en mano.
Y en esa tradición resplandecía el Jesús del evangelio y el misterio de su Dios. No
podemos dilapidar esa herencia, y debemos hacerla llegar a los jóvenes.
Aquella homilía irrepetible: “En nombre de Dios, y en nombre de este sufrido
pueblo cuyos lamentos suben hasta el cielo, les pido, les ruego, les ordeno en
nombre de Dios: ¡cese la represión!”.
Cuatro características mencionaste del verdadero pueblo de Dios: 1. La opción
preferencial por los pobres, 2. La encarnación histórica de las luchas del pueblo por
la justicia y la liberación, 3. La introducción de la levadura cristiana en las luchas
por la justicia, 4. La persecución por causa del reino de Dios en la lucha por la
justicia.
Ver a Cristo en el pueblo crucificado, considerar a éste como la continuación del
siervo de Jahvé. Son hoy los centenares y miles de millones de pobres,
hambrientos, oprimidos, dados muerte violentamente, masacrados, inocentes e
indefensos, desconocidos en vida y en muerte.
En Monseñor Romero, en su compasión hacia los sufrientes, su denuncia para
defenderlos, el amor sin componendas viste al Dios que es “Padre” de los pobres.
En su conversión, su adentrarse en lo desconocido y no controlable, en su caminar
sin apoyos institucionales eclesiásticos, en su mantenerse firme llevase a donde
llevase el camino viste al Padre que sigue siendo “Dios”.
“Monseñor Romero, un enviado de Dios para salvar a su pueblo”, escribiste.
Monseñor Romero vino a ser como el rostro de Dios en nuestro mundo.
Fuente: Red Mundial de Comunidades eclesiales