Enviado a la página web de Redes Cristianas
El señor obispo de San Sebastián no gana para líos. Aunque parece que le gusta meterse en charcos, y hasta hay quien piensa que los que tramaron su nombramiento, justamente como obispo de Donostia, lo hicieron con esa intención. Convenía tener una punta de lanza en las mismas entrañas del nacionalismo, cada vez menos católico, y, al contrario, más y más contestatario de las tradiciones que la Iglesia en el país vasco había implantado, en las que se sentía tan a gusto, y, sobre todo, entre las que mandaba, hacía y deshacía. Y a fe que la elección de un personaje como Munilla estuvo bien pensada, dado el carácter beligerante e intervencionista del prelado donostiarra.
En la homilía del día 15, de la Asunción de María, el obispo tronó contra la «idelogía de Genero», tema que traté el otro día. No sabemos si venía a cuento, o si no venía, pero hay jerarcas que sacan a relucir sus obsesiones ?oportune et inoportune??, pues para ellos siempre son oportunas, porque tocan aspectos que consideran, equivocadamente, centrales en la vida cristiana. Y digo equivocadamente porque confunden, muy a menudo, hasta considerarlo como algo elemental, la moral, totalmente ideologizada, como no puede ser de otra manera, (de ?mos moris??, costumbre, en latín; y todos sabemos cómo cambian las costumbres, y cómo lo que hablan de ?dictadura del relativismo?? es como si dijeran ?dictadura de la rotación de los astros??, es decir, es inevitable), y menos mal que no estamos condenados, como quieren algunos clérigos, a una eterna, fija y, -esa sí, tiranía-, de los principios morales.
Munilla, como otros jerarcas en la Iglesia, se empeña en que hay cosas que son religiosamente inmutables, porque son ?de derecho natural??. Pues bien, hoy publica Religión Digital, (RD), cómo dos candidatas a senadoras por Euskadi, Gorrotxategi y Garrido, responden, en mi opinión, certeramente, que las convenciones sociales, cambiantes y para nada sólidas y milenarias, son fruto de la historia, de las adaptaciones sociales de la humanidad a los desafíos de los tiempos, y de la lucha, siempre iniciada, y nunca acabada, que propicie un proceso de mejora y progreso en la adaptación del ciudadano del mundo a los desafíos del cosmos, como escenario vital, y lugar de hospedaje, y de los intereses encontrados de los propios conciudadanos. Aceptar como una imposición insoslayable la ?Ley natural?? para los comportamientos humanos sería lo mismo que destruir lo más hermoso, lo más original, lo más bello, lo más dramático, es decir, lo más humano, lo más alto y sublime, del desvalido, pero audaz, ?homo sapiens??.
Y justamente hoy aparece en ?El País?? un artículo de su jefe de sección de información religiosa, Juan González Bedoya, en que Munilla batalla en otro frente. Escribí hace unos días en este blog el artículo ?¡Cuidado con Rico Pavés!??. Pues os recuerdo brevemente el asunto: este obispo, auxiliar de Getafe, ya antes de ser obispo, como teólogo oficialista, bien visto por la Conferencia Episcopal Española (CEE), pero tan corto de ideas como seguro y afincado en su inexpugnable ortodoxia, ya se señaló en la tremenda, despiadada, injusta y, sobre todo, infame y desacertada, campaña contra la obra de José Antonio Pagola ?Jesús, aproximación histórica??. Esta brutal y poco fraterna compaña contra la obra tal vez haya sido una de las causas de que haya vendido, ¡tratándose de un libro eminentemente técnico, bíblico, y de historiografía compleja!, la friolera de 150.000 ejemplares, como si se tratase de un ?best seller?? novelesco. ?sta, y otras razones, hicieron que algunos organismos y monseñores de la santa Sede se enfadara con el actual obispo auxiliar de Getafe. Pero eran otros tiempos, (2007-2009), y fue elevado al episcopado.
Pues bien, en la cruzada que el inefable Pavés ha montado contra otro joven y preparadísimo cura-teólogo, y pensador global, Pablo D’Ors, nieto del gran ensayista Eugenio D’Ors, que acaba se ser nombrado consejero del Pontificio Consejo de Cultura, por designación expresa del papa Francisco, también se ha sumado a esta batalla el martillo de herejes Munilla. (Pero como esto se va a alargar mucho, mañana explicaré este otro frente de la guerra).