Enviado a la página web de Redes Cristianas
1. La novedad de la Enciclica Laudato Si ? Benjamín Forcano
2. Las reformas posibles del Papa Francisco – Nicolás Castellano
3. Mensaje al Papa Francisco en Filadelfia – Theresa Kane
4. Pedro Casaldáliga, prisionero del Evangelio – Benjamín Forcano
1
La NOVEDAD de la Encíclica ?Laudato, Sí??.
Benjamín Forcano
Un caminar con esperanza
A veces, es bueno ir al final de un escrito y ver allí la intención última de quien lo escribe: ?Al final de este peregrinar, dice el Papa Francisco, podremos leer con feliz admiración el misterio del universo, que participará con nosotros de la plenitud sin fin??Estamos viajando hacia la casa común del cielo. La vida eterna será un asombro compartido donde cada criatura, luminosamente transformada, ocupará su lugar y tendrá algo para aportar a los pobres definitivamente liberados?? (243).
?Cada criatura ocupará, cada criatura tendrá????, pero hasta llegar allí, nos señala el Papa que nos queda un Mientras tanto, donde tenemos que hacernos cargo de esta casa que se nos confió.
Conclusión ésta de la Encíclica que EL Papa nos pone delante, consciente de la dificultad de nuestro camino, de nuestra búsqueda, de nuestras luchas y preocupaciones por este planeta. El Papa nos anima a no perder nunca la esperanza, pues ?En el corazón de este mundo sigue presente el Señor de la vida que nos ama tanto y que se ha unido definitivamente a nuestra tierra??. (244-245).
Vamos, pues, al ?Mientras tanto??.
Un desafío que debe unir a toda la familia humana
Yo he leído muchas encíclicas, pero no sé si encontraría alguna como ésta que, en la introducción misma de su primeras quince páginas, nos coloque con tanta urgencia el desafío que nos plantea.
Se trata del planeta Tierra, la Casa Común de todos, en la cual vivimos, de la cual formamos parte , de la que dependemos y con la que constituimos una gran unidad. Somos tierra, tierra que camina, que siente, que piensa y que ama.
Esto es verdad, pero el problema está en que la conciencia mayoritaria de la humanidad no ha captado todavía el sentido profundo de esta relación y, en consecuencia, no ha adoptado los nuevos comportamientos que le corresponden. Si somos Tierra, – los elementos que nos constituyen, nos sustentan y hacen interdependientes, el aire que respiramos, al agua que nos vivifica??- ¿cómo es posible que nuestra actitud hacia ella haya sido predominantemente agresiva y depredadora?
La hemos maltratado, la hemos sometido a un deterioro progresivo, hemos hecho de sus bienes un abuso irresponsable. Hemos creído que sus recursos eran inagotables y con todo el poder de nuestra ciencia y técnica nos hemos puesto a ejercer sobre ella una actividad descontrolada, supeditada a fines de uso inmediato y consumista, guiada por intereses de poder insaciable.
Una mentalidad dualista que contrapone Tierra y Humanidad.
Nada de este modo de proceder es fruto del azar, sino de una mentalidad, de un modo de comprender nuestra relación con la hermana y madre Tierra, que pone al descubierto la crisis más grave de los tiempos modernos, una crisis en la que se ha aposentado la lógica de una apropiación indebida de los bienes, la biotécnica de un producir sin límites, el beneficio para pequeñas élites o clases sociales, la acumulación de la riqueza por un lado y de la pobreza por el otro.
Esto, repito, no es fruto del azar, sino de una mentalidad aprendida y practicada por siglos. En virtud de ella, hemos crecido haciendo historia contra la tierra, considerándola un ser extraño y hostil, colocándonos sobre ella y contra ella, mirándola como un conjunto de recursos y materias primas que se puede explotar indefinidamente.
Ya hoy, se nos vinieron abajo dos grandes ilusiones: la de creer que la Tierra es inagotable y la de que nuestro progreso hacia el futuro es ilimitado. Llevamos así más de cuatrocientos años y el modelo ha quebrado. Estamos atravesando una crisis estructural y terminal.
El Papa Francisco nos lo comunica alarmado. Esta situación, dice, no puede continuar así si queremos sobrevivir. Podemos destruir el planeta Tierra y podemos destruirnos a nosotros con ella.
Podemos destruirnos. Pero, estamos a tiempo, si sabemos atacar las causas que originan las grandes disfunciones de la economía mundial y el atropello del medio ambiente.
Inaplazable un cambio y un nuevo paradigma
Si lo ocurrido es causal, quiere decir que somos nosotros, es el hombre, quien está a la base de la degradación de la naturaleza, del ambiente, de las heridas que le hacen gritar ante tanta agresión y abuso.
Y esto -acaso lo más llamativo e importante de la encíclica- nos constriñe a dejar de pensar que la Tierra y la Humanidad son como dos realidades separadas y opuestas, con una relación de explotación y esclavitud, de dominio y sometimiento.
Tierra y Humanidad forman una unidad, indivisible, de modo que cuanto de atropello, daño y degradación hacemos en la una repercute en la otra, no nos tratamos como sujetos de un mismo destino, copartícipes de una vida común, que se necesitan y se hacen interdependientes.
El ser humano racional, moderno y posilustrado, se ha erigido en instancia suprema del orden creado, para proceder como le plazca, sin normas éticas reguladoras, siguiendo su egoísmo consumista. Aparece aquí una libertad ilimitada, de individuos y pueblos, que incide perniciosamente sobre el planeta Tierra, la contamina, la degrada, la destruye y la explota, una libertad inmoral. Y esa incidencia alcanza a grandes sectores de la humanidad.
La lógica perversa del neoliberalismo
En el decurso de este proceso, funciona una lógica perversa, la del neoliberalismo, que hiere por igual a la Tierra y a la Sociedad, que avanza cínicamente sembrando deterioro, daños y muerte . Y esa lógica, racional – instrumental, científico-tecnocrática- que pone en crisis la convivencia interindividual y grupal, nacional e internacional, es inmoral y amenaza la supervivencia de la tierra y de la humanidad.
Debe quedar claro, por tanto, que todos formamos una unidad, una identidad de vida, gradual e interdependiente, en la que atentar contra la Tierra es atentar contra la humanidad.
La degradación de la naturaleza supone una degradación de la cultura. Y la cultura es creación del ser humano. Cultura por tanto que hay que cambiar, porque es la que está a la base de la crisis del planeta Tierra y de la Humanidad, del deterioro, de la destrucción, del hambre, de la pobreza, de la sumisión, del sufrimiento.
El homo sapiens, tiene capacidad para emprender otras rutas más humanas, pero el homo demens, sinónimo de racionalidad instrumental, tecnocrática, puramente economicista, tiene poder autodestrucvtivo y es el que tiene que desaparecer y dar lugar a una racionalidad humana universal, transida de ética, justicia, cordialidad, fraternidad y solidaridad.
Lo propiamente humano, lo naturalmente humano, es la fraternidad, no la enemistad; el amor no el odio; la solidaridad no la competencia; la dignidad sagrada de la persona, no la idolatría del dinero: ?Homo homini frater, non lupus?? (El hombre es hermano para el hombre, no lobo); ?Miser, res sacra?? (El pobre es cosa sagrada).
Francisco de Asís, un ejemplo vivo de ecología integral
Entendemos entonces por qué el Papa, al principio de su encíclica, evoca a Francisco de Asís como ejemplo vivo del cuidado de lo débil y de una ecología integral. Tenía un corazón universal, que lo llevaba a vivir en armonía con todos los seres creados y con Dios. Su actitud de vida es inseparable: une la preocupación por la naturaleza, de la justicia con los pobres, del compromiso con la sociedad y la paz interior.
En su canto incorporaba a todos los seres porque estaba en comunicación con todos ellos. Tenía lazos no de cálculo y economía sino de hermandad con todos ellos.
El Papa nos plantea, así, un dilema esencial: explotar y dominar o amar y cuidar, competidores o cuidadores del bienestar de todos. ¿Por cuál optamos?
Es hora , por tanto, de iniciar un nuevo rumbo, un cambio en los estilos de vida, en los modelos de producción y de las estructuras de poder arraigadas en nuestra sociedad. Los progresos meramente científicos, tecnológicos y económicos , si no van unidos a un progreso social y ético, se vuelven contra el mismo hombre.
Las cosas pueden cambiar, porque el Dios Creador no ha cambiado su proyecto de amor, nos convoca a él y sólo comprometiéndonos con él, podremos hacer viable el bien, la libertad y felicidad de todos.
Contamos con la oposición de la élite financiera especulativa, del egoísmo de muchos, del desinterés de muchos o la locura de quienes todo lo fían a soluciones técnico-economistas.
Los jóvenes piden un cambio, ¿cómo luchar por un futuro mejor sin afrontar la crisis del ambiente y sin reparar en los sufrimientos de los más pobres? El desarrollo del ambiente, sus crisis e impactos no interesan a todos.
Hasta aquí, los elementos incipientes, muy vivos, de la introducción. A ellos siguen unas 200 páginas más, articuladas en seis capítulos.
Mi objetivo tras lo expuesto, es simple y único: subrayar un punto esencial sin el que no se puede entender todo lo demás: la crisis ecológica es integral y su solución debe ser también integral.
Hacia una ecología integral
El mundo moderno es en gran parte un mundo de ateísmo y es bueno que el Papa Francisco lo señale sin complejos: se da una fuerte predisposición a prescindir de la religión por considerarla una fuerza irracional, irrelevante o fruto de un mundo subcultural.
Es fácil reconocer el papel alienante o represivo que la religión ha podido desempeñar en su propio funcionamiento o por aliarse con el poder. Pero una equivocada realización, no invalida el significado profundo de la religión.
La religión, cuando es guiada por su auténtico saber, puede contribuir a solucionar la crisis ecológica, bien porque ilumina de modo particular la realidad creada, bien porque se integra en la acción y motivos que aseguran el cuidado de la tierra y de los hermanos/as más frágiles. Falsa sería la fe que no incluyera ese cuidado esencial por lo creado.
Somos criaturas limitadas, creadas a imagen y semejanza de Dios, queridas cada una por Dios, pues El nos pensó y concibió por amor. Nuestra dignidad resulta entonces sagrada. Y en virtud de ella, podemos mantener una relación de armonía con Dios, con el prójimo, con la tierra y con nosotros mismos.
Pero, la criatura humana, en el mundo moderno , se negó a reconocerse criatura limitada, trastocando lo que fue una relación armoniosa con Dios, la naturaleza y nosotros mismos, en relación conflictiva (guerras, formas de violencia, maltrato, abandono de los más débiles, ataques a la naturaleza (85-66).
Los cristianos, – nadie lo va a negar- convertimos demasiadas veces el mandato de dominar la tierra, en explotación salvaje en lugar de mandato de vigilar y proteger el jardín del mundo con nuestro trabajo, cultivo y cuidado.
Debemos cuidar lo que necesitamos, pero también proteger y garantizar la continuidad de los bienes de la tierra para las generaciones futuras.
Nadie es propietario de la tierra sino Dios y nadie puede pretender una propiedad absoluta. La tierra no puede ser comprada a perpetuidad por nadie. El ser humano debe respetar las leyes de la naturaleza y las que rigen la convivencia con los demás seres vivos.
En este punto, la fe cristiana nos enseña que todos los seres creados tienen un valor propio, que refleja la sabiduría y bondad de Dios, y que impide se los use desordenadamente: ?El descuido en el empeño de cultivar y mantener una relación adecuada con el vecino, hacia el cual tengo el deber del cuidado y de la custodia, destruye mi relación interior conmigo mismo, con los demás, con Dios y con la tierra?? (70).
La novedad del ser humano implica procesos evolutivos, que comparte con los otros seres vivos, pero hay en él algo que sobrepasa esa evolución y que no es explicable por ella: ?Cada uno de nosotros tiene una identidad personal, capaz de entrar en diálogo con los demás y con el mismo Dios. La capacidad de reflexión, la argumentación , la creatividad, la interpretación , la elaboración artística y otras capacidades inéditas muestran una singularidad que trasciende el ámbito físico y biológico. La novedad cualitativa que implica el surgimiento de un ser personal dentro del universo material supone una acción directa de Dios, una llamada peculiar a la vida y a la relación de un Tú a otro. A partir de los relatos bíblicos, consideramos al ser humano como sujeto, que nunca puede ser reducido a la categoría de objeto?? (81).
Los seres vivos y la arbitraria dominación humana
Y si es verdad que erramos en la presentación de un Dios severo y rival del hombre, también es cierto que nunca han faltado testigos que lo han presentado como Amor, apasionado por nuestro bien y la suerte del mundo, al fin y al cabo ambos criaturas de su amor.
?El fin último de las demás criaturas no somos nosotros?? (83) nos recuerda el Papa Francisco. Debemos reconducir, es cierto, todas las criaturas hacia el Creador, pero esto no es posible si nos colocamos en la óptica del que busca la naturaleza como objeto de provecho e interés, propiciando entonces la arbitrariedad del más fuerte, que aspira a acaparar todos los recursos posibles, creando desigualdad, injusticia y violencia. El que más poder tiene, gana y se lleva todo. Modelo éste que contradice al expresado por Jesús: ?Que no sea así entre vosotros, el que quiera ser más grande sea el servidor?? (Mt 20, 25-26).
Parece que al mismo Papa le ha poseído el espíritu de aquel poverello de Asís, por el que precisamente quiso llamarse Francisco: ?Todo el universo material es un lenguaje del amor de Dios, de su desmesurado cariño hacia nosotros. El suelo, el agua, las montañas, todo es caricia de Dios. La historia de la propia amistad con Dios siempre se desarrolla en un espacio geográfico que se convierte en un signo personalísimo, y cada uno de nosotros guarda en la memoria lugares cuyo recuerdo le hace mucho bien. Quien ha crecido entre los montes, o quien de niño se sentaba junto al arroyo a beber, o quien jugaba en una plaza de su barrio, cuando vuelve a esos lugares se siente llamado a recuperar su propia identidad?? (84).
Acaso por esto, porque ?en la forma de vida más ínfima la naturaleza es un continuo manantial de maravilla y temor y se da una manifestación de Dios??, encuentro natural que él cante y cada criatura pueda cantar el himno de su existencia, tal como lo expresara San Francisco de Asís en su precioso himno:
?Alabado seas, mi Señor,
con todas tus criaturas??.
No puedo resistirme a expresar la reflexión que me produce la explosión del verano con las vacaciones cuando veo a muchedumbres que, en todos los lugares y en todas las direcciones, se escapan de sus lugares de vida y de trabajo. La estampida es colosal.
¿ No se puede captar en este fenómeno la percepción de que los vacacionantes , muchos, por vivir prisioneros en ciudades de hierro y cemento, de ruido, de prisa y contaminación, buscan liberarse saliendo a otro lugar, más natural, más libre, más sano, más convivencial y poder reencontrar el descanso, la belleza, el sentido de la vida, acaso la trascendencia perdida?
Pero, me temo que muchos en la huida, en lugar de precaverse contra la planificación de las multinacionales del ocio, caen en la trampa de verse reemplazados en los dones de la naturaleza por la copia ?de nuevo artificial- de parques, zoos, jardines, museos, juegos, competiciones, que la plasman como pálidos reflejos de su inmensidad y belleza.
Los operadores turísticos imitan ?chapuceramente – al Artífice de la naturaleza y sueñan con compensarnos con espacios de entretenimiento y asombro, que poseemos gratuitamente , pero que no nos es dado contemplar y disfrutar en el marco y rutina de cada día. Las ciudades, muy degradadas, nos ocultan y nos inhabilitan para gozar de las bellezas, prodigios y encantos de la naturaleza .
En esta era posindustrial, secular y atea, vacacional también , gobernada por el neolibealismo, surgen la voz de filósofos que denuncian el vacío de mucha a gente al no tener claro el sentido de la vida, arrebatado por el nihilismo, el patriotismo u otros mitos. Y cuando se carece de sentido para vivir, se carece también de razones para morir.
Digo esto, porque habrá quienes considerarán ilusorio, cuando no infantil y romántico, el discurso del Papa Francisco. Y querrán apoyarlo en las declaraciones del eminente científico Hawking: ?No creo en Dios, soy ateo??.
Ciertamente , la ciencia nos da hoy una visión menos ingenua que la del pasado, hasta decirnos extralimitadamente que Dios no es necesario para explicar el Big-Bang , ni la potencialidad del vacío cuántico y que llegará a conocer todo lo que es inteligible, dejando para Dios cada vez menos espacio : simplemente porque lo primero es la materia y el pensamiento surge de la materia y todo existe porque sí, no porque alguien, -una mente referida a una persona- lo quiso. Todo surgió en un momento dado: el big-bang y después vino toda la historia del universo. Preguntarse por el sentido y finalidad de ese universo sería una enfermedad de la mente.
Sin embargo, renombrados científicos sostienen que la Física sólo puede hablar de lo que sabe, no de Dios. Y las opiniones que Hawking hace no pertenecen a la Física, y es obvio que por su gran prestigio tengan un peso enorme. A los creyentes de hoy, nos encanta la voz y aportación de la ciencia : ?No podíamos dejar de encontrarnos, vuestro camino es el nuestro, vuestros senderos no son nunca extraños a los nuestros?? ( Concilio Vaticano II, Mensaje a los hombres del pensamiento y de la ciencia). Desde la ciencia podemos afirmar que el big-bang no es la creación del mundo, sino una explicación de cómo comenzó, y existen otras explicaciones para explicar ese comienzo.
Nuestra proclamación de que Dios es Creador del Cielo y de la Tierra equivale a decir que todo viene de una mente que lo ve, de un amor que se comunica. Esto nunca lo podrá descubrir ni desmentir la Física. Decir que en el principio está la mente y el amor ?una persona- es el camino para responder a las preguntas del sentido y de la finalidad, del por qué y para qué. No tenemos respuesta ciertamente para todas las preguntas, pero sí para afirmar que el amor y la inteligencia que estuvieron en el origen, acompañan todo nuestro proceso, llegan hasta nosotros y seguirán siendo realidad aún cuando al Sol se le agote toda su fuente de energía. No sabemos hasta dónde llegaremos a conocer todo lo inteligible, pero nuestra dinámica hacia el ser y el amor subyacen en la entraña de nuestra naturaleza, no es una ilusión.
A lo dicho conviene añadir algo que modernamente es relegado al armario de lo obsoleto e irrelevante : la entrada en la historia de Jesús de Nazaret, que ha puesto tiempo, contenido y meta a esa búsqueda de la ciencia: ?Os hablo de Jesús el Nazareno?? Os lo entregaron, y vosotros lo matasteis en una cruz?? ( Hch 2, 22-24). ?Dios resucitó a este Jesús , y todos nosotros somos testigos. Entérese bien todo Israel de que Dios ha constituido Señor y Mesías al mismo Jesús a quien vosotros crucificastéis ( Hch 2,32,36).
Entérese bien esta sociedad globalizada, locamente consumista: el ser humano es el único que sabe que ha de morir, el único que puede preguntarse por el destino final de su vida.
La muerte biológica acompaña una sola vez, a cada uno, es definitiva. Y entiendo el dolor, el desespero o la amarga serenidad de quien piensa que , tras la muerte, viene la nada. Entiendo que muchos no se resignen y esperen alguna solución positiva, pues la justicia no debe ser derrotada ni las utopías vencidas. Entiendo y admiro su búsqueda.
Los cristianos anunciamos que está búsqueda ha quedado esclarecida por la vida y resurrección de Jesús: la trascendencia, objeto de la ciencia, de la ética y de la filosofía, ha recibido luz, nombre y respuesta en Jesús de Nazaret. Lo sabe el Occidente cristiano, lo sabe la Ilustración y la Modernidad que, haciendo justa crítica de muchos errores y desafueros de la fe y teología cristianas, la han relegado como impropia de la mayoría de edad de una humanidad emancipada.
A Jesús de Nazaret, el crucificado, el fracasado a los ojos de los hombres y de los poderes de este mundo, Dios, que hizo salir las cosas de la nada, lo sustrajo a la muerte y lo hizo entrar en la plenitud de la vida, en el abrazo definitivo con Dios, principio y fin, alfa y omega de todo ser. La muerte no tuvo en Jesús la última palabra, ni la tendrá en ningún ser humano. ?¡Buscáis a Jesús Nazareno el crucificado, ha resucitado, no está aquí??. Entérese todo el mundo: Nunca, de nadie , en ningún lugar, se dijo lo que de Jesús de Nazaret: ha resucitado .
?El Nuevo Testamento no sólo nos habla del Jesús terreno y de su relación tan concreta y amable con todo el mundo. También lo muestra como resucitado y glorioso , presente en toda la creación con su señorío universal. ?Dios quiso que en él residiera la plenitud. Por él quiso reconciliar consigo todo lo que existe en la tierra y en el cielo, restableciendo la paz por la sangre de su cruz (Col 1,19-2º). Esto nos proyecta al final de los tiempos, cuando el Hijo entregue el Padre todas las cosas y ?Dios sea todo en todos?? (I Col 15,28). De este modo, las criaturas de este mundo ya no se presentan como una realidad meramente natural, porque el Resucitado las envuelve misteriosamente y las orienta a un destino de plenitud. Las mismas flores del campo y las aves que él contempló admirado con sus ojos humanos ahora están llenas de su presencia luminosa ? (93)
A recuperar, pues, la posibilidad de una ecología integral, que nos permita vivirla en nuestro difícil quehacer diario, abierto a la esperanza de su plenitud con la resurrección, apunta la gran encíclica del Papa Francisco.
2
Las reformas posibles de Francisco
Nicolás Castellanos
¿Qué reformas debieran ahora impulsarse bajo la inspiración del Papa Francisco?
Repaso y sugiero algunas de mayor calado. – Retomar y aplicar el Concilio Vaticano II: el retorno a las fuentes, la eclesiología de comunión, mayor énfasis en el protagonismo de los laicos, que la mujer pueda intervenir a la hora de tomar decisiones en la Iglesia.
– Recuperar la preocupación de Juan XXIII y el Concilio Vaticano II de dialogar con el mundo, ?coger al mundo en su carrera??. Y en este diálogo con el mundo, hacer un discernimiento sobre los nuevos signos de los tiempos: la descentralización del poder, el ecumenismo, el diálogo interreligioso, la escasez de vocaciones sacerdotales, religiosas, de compromiso laical, servicio de la comunidad cristiana en el mundo moderno, ¿y de la parroquia, qué?
– Desde el Concilio Vaticano II tenemos pendiente responder a esta pregunta: ¿Iglesia, qué dices de Dios? La cuestión de Dios tiene que pasar a primer plano. Y la respuesta tiene que ser colegial desde toda la geografía eclesial.
– La Iglesia debe, en opinión de muchos, hacer una hermenéutica integral del kerigma cristiano, desde el logos de la modernidad.
– Desde el SUR estimo que un capítulo fundamental de la agenda pastoral y social del nuevo sucesor de Pedro tiene que ser la JUSTICIA EN EL MUNDO y el PROBLEMA PLANETARIO DE LA POBREZA, IGNOMINIA DE LA HUMANIDAD.
– Como pastor, al obispo de Roma le puede la ?Salus animarum??, que empieza con la promoción integral, desde ahora y desde aquí, de TODO el hombre y de TODAS las mujeres y hombres y culmina en el cielo.
– Como pastor bueno y samaritano se pregunta todas las noches: ¿Dónde van a dormir los pobres en esta excluyente civilización? Y no puede menos de reafirmar la opción preferencial por los pobres.
– Será crítico con la economía globalizada del mercado, con la violación de los derechos humanos y defensor del 75% de empobrecidos y excluidos. Todo esto exige ser audaz y valiente como María de Nazaret en el Magníficat.
– Debe pesar más su densidad de pastor que la burocracia de la Curia imponiendo un poder centralizador. Se espera que sea el obispo de Roma, en colegialidad con todos los obispos del mundo, que también son sucesores de los apóstoles.
– Hoy, que se habla de la muerte de las utopías y el fin de la historia, es la gran oportunidad de presentar la oferta gratuita no impuesta de la utopía de Jesús, la mística del Evangelio, libro abierto a la vida, a la personalización y a la más exquisita humanización, alma de esta sociedad de tecnologías punta.
No puede faltar en su agenda promover un ecumenismo real desde las bases eclesiales y en la cúspide, en donde se dé un real diálogo de escucha, compartir y decidir juntos. El diálogo con las grandes religiones pueden servir de antídoto a algunos fundamentalismos reinantes.
Un papa libre, en fidelidad al Evangelio, en esta sociedad cambiante no puede acosar a los teólogos sino instaurar un diálogo y comunión dialéctica, entrañable, crítica y profética. Los jóvenes de hoy le piden que preste atención a los cambios radicales y permanentes de la sociedad para que no se desenganchen de la Iglesia.
En el inicio de su itinerario apostólico tras las huellas de Pedro sería bueno recordar aquel axioma del gran teólogo y cardenal, Y. Congar: ?La labor reformadora nace del amor a la Iglesia??.
3
Mensaje al Papa Francisco en Filadelfia.
Septiembre 19, 2015
THERESA kANE
Papa Francisco, aunque sus títulos formales son Santo Padre y Supremo Pontífice, yo aprovecho esta oportunidad sagrada para saludarlo como un hermano, un amigo, un colaborador en nuestro servicio a Dios y con Dios; servicio a los demás y con los demás.
No tengo ninguna duda de que todos esos años en Argentina, comprometido con tantas personas que viven en pobreza económica han sido una poderosa fuente de fortaleza y de gracia. Esas experiencias han hecho que usted sea reconocido por su profundo sentido pastoral, su deseo de colegialidad y su visión de que todos nosotros estamos llamados a ser benditos?¡a ser santas y santos!
Yo soy una mujer católica, una religiosa, una hermana de la Merced, nacida y educada en Estados Unidos, en la ciudad de Nueva York. A través, de mi educación y de mis experiencias de vida, he llegado a la convicción, que el hecho de que las mujeres en la Iglesia católica no puedan acceder a todos sus ministerios, no es sólo un déficit, no sólo está mal; es un escándalo para nuestra iglesia y para nuestro mundo.
Por mucho tiempo he pensado, que la comunidad católica podría servir de modelo e instrumento de reforma para aquellos gobiernos y religiones alrededor del mundo que permiten y legislan que las mujeres no son plenamente humanas; que son objetos para ser explotadas; que es aceptable, e incluso natural, violar, golpear y abusar de ellas, física, psicológica y sexualmente.
Para que en la Iglesia Católica podamos ser agentes del mensaje de Dios en el s. XXI, necesitamos tener clara la visión de que la degradación de las mujeres en cualquier parte del mundo, es la cuestión primordial, radical de la violencia social y religiosa y no proviene de Dios.
Nosotros, como comunidad católica, estamos llamados a proclamar plena y amorosamente a toda nuestra comunidad planetaria, que las creencias y acciones tan escandalosas de desigualdad de género, son expresiones y formas de idolatría. Donde hay idolatría, Dios no está entre nosotros. Necesitamos llevar un Dios amoroso, cercano y creativo al centro de nuestras vidas cotidianas, por medio de la erradicación de toda desigualdad de género. Sólo así, Dios como compañía, como Padre, Madre, como nuestra Fuente Divina podrá estar presente en nuestro mundo.
Le exhorto, Papa Francisco, que escuche a las mujeres de nuestra iglesia, que claman angustiadas como lo han hecho tantas mujeres a lo largo de los tiempos. Sólo la igualdad radical (desde su misma raíz) en la iglesia y en la sociedad, empezará a disminuir la violencia, el odio y los demás comportamientos inhumanos del mundo de hoy*.
Fuente: National Catholic Reporter (ncronline.org) Thomas C. Fox
4
Homenaje a Pedro Casaldáliga
35 CONGRESO DE TEOLOGIA
PEDRO CASALDÁLIGA
Prisionero del Evangelio
Benjamín Forcano
Sé, amigos y amigas, que Pedro Casaldáliga no es un desconocido para ninguno de vosotros.
Su obra es inmensa y se presenta ante nosotros como una palabra de vida , de luz y de libertad, en coherencia plena con el Evangelio. Por eso, entenderéis que me limite a unas pinceladas de su vida, que despertarán seguramente el interés de quienes quieran descifrar los secretos y en cierto modo asimilar las íntimas razones de su vida. Podrán hacerlo en lectura sosegada en unos u otros escritos suyos, muchos, bellos , cautivantes. Por miparte, es lo que he intentado en este mi último libro (206 páginas) : Pedro Casaldáliga-Poeta, Místico y Profeta.
Cumplía Pedro Casaldáliga 80 años y queríamos recoger, en apretada síntesis, los aspectos más importantes de su vida. Pero sabíamos que Pedro era alérgico a cualquier homenaje. ?Hablar de mi mismo y de mi vida, no; hablar de las causas que han centrado mi vida, sí??. ?Porque, dice, las causas de mi vida valen más que mi vida??. ?A veces, le contesta a Françes Escribano en una entrevista, los periodistas me preguntan más por mi vida que por mis causas. Eso es quedarse en la superficie. Yo siempre digo cambiando lo de Ortega y Gasset, que yo soy yo y mis causas, y mis causas valen más que mi vida??.
?Causas mías, y no sólo mías, continúa, son: la tierra, el agua, la ecología, las naciones indígenas, el pueblo negro, la solidaridad, la verdadera integración continental, la erradicación de toda marginación, de todo imperialismo, de todo colonialismo, el diálogo interreligioso e intercultural, la superación de ese estado de esquizofrenia humano, que es la existencia de un primer mundo y un tercer mundo ( y un cuarto mundo también), cuando somos un solo mundo, la gran familia humana, hijos del Dios de la vida??.
¿Libres para crear o sumisos para obedecer?
Mi conocimiento de Pedro Casaldáliga no es de ahora ni nació por casualidad. Los jóvenes claretianos de mi tiempo comenzamos a poner la vista en Pedro Casaldáliga, en alguien que traía aires de innovación, libertad y compromiso. Cuando Casaldáliga se ordenó sacerdote en 1952, tenía 24 años y nosotros, ya en el Noviciado, le íbamos a la zaga con apenas siete años de diferencia. Pero ya entre nosotros, la persona de Pedro descollaba como modelo y seña a seguir. Eran tiempos de renovación, hervían prometedores los preparativos y sesiones del concilio Vaticano II (1962-1965), en Roma podíamos asistir a las conferencias y ruedas de prensa que daban los obispos con sus peritos. Nosotros, aunque jóvenes, sentíamos el peso de una tradición estricta, urdida con ideas y costumbres hechos ley.
Por eso precisamente, nos encandiló el Concilio y quienes en él iban a la cabeza con afanes de renovación. Entreveíamos llegado el momento de otra Iglesia, de otro estilo de vida, de otra espiritualidad, de otro modo de estar en la sociedad. Desde que se ordenó sacerdote, la figura de Pedro fue agigantándose en este sentido por más de 15 años hasta dar su salto definitivo al Mato Grosso del Brasil en 1968.
No voy a deshojar el libro de esos 15 años, escrito día a día como animador, conferenciante, director espiritual, confidente de problemas y sufrimientos de jóvenes, trabajadores, inmigrantes y los más pobres en Sabadell, en Guinea Ecuatorial cuando fue para consolidar los Cursillos de Cristiandad y después en Barcelona como animador de jóvenes, cayéndole encima un cúmulo de problemas propios de gente de la periferia. Finalmente, lo llaman a Madrid para dirigir con Mino Cerezo y Teófilo Cabestrero la revista Iris de Paz (que rebautizan con el nombre de Revista de testimonio y Esperanza) e impulsar otras iniciativas culturales y movimientos sociales.
Estos años tuvieron su punto culminante en el 68, cuando la Congregación Claretiana celebró el Capítulo General para aplicar la renovación del Vaticano II.
Yo estaba ya en Roma, -llegué el 62- haciendo mi especialidad en Teología Moral y seguíamos con fiebre las noticias de la marcha del Concilio. Dentro de nuestro Capítulo General se perfilaron dos tendencias ?la conservadora y la renovadora- y al frente de la renovadora, liderándola, estaba Casaldáliga, llamado el Che de la Sierra Maestra claretiana.
Estos años de Pedro fueron más que un preámbulo de su ida al Mato Grosso del Brasil. Emprendía un viaje sin retorno, quemó las naves ciertamente y nunca más volvió a España. Ni siquiera ?y pude darle yo la noticia- cuando murió su madre.
Pienso que Pedro, llevaba marcada en su alma la ruta a seguir y albergaba la disposición requerida, para allí profundizarla, vivirla y hacerla valer contra viento y marea.
Jesús de Nazaret: ven y sígueme
¿Cuál sería, pues, esa ruta, esa sutancial determinación, que no se plegó a circunstancias ni vientos adversos y le acompañaría toda su vida?
Yo diría que su adhesión incondicional a Jesús de Nazaret, simplemente, para convertir en centro de su vida el anuncio del mismo Jesús: el Reino de Dios.
Pedro no iba a proponer nada nuevo, simplemente mirar al Evangelio y seguir al que lo había llamado: Ven y sígueme. El Evangelio como camino, como método y como meta. Jesús de Nazaret, hermano y maestro, fundamento, razón de ser y norma de su vida. Podemos oírlo en palabras del mismo Pedro:
JES?S DE NAZARET
¿Cómo dejarte ser sólo Tú mismo
sin reducirte, sin manipularte?
¿Cómo creyendo en Ti no proclamarte
igual, mayor, mejor que el cristianismo?
Cosechador de riesgos y de dudas,
debelador de todos los poderes,
Tu carne y Tu verdad en cruz, desnudas,
contradicción y paz, ¡eres quien eres!
Jesús de Nazaret, hijo y hermano,
viviente en Dios y pan en nuestra mano,
camino y compañero de jornada,
Libertador total de nuestras vidas ,
que vienes, junto al mar, con la alborada,
las brasas y las llagas encendidas.
Estamos tocando el fondo, creo, aquello que guiaba de verdad la vida de este profeta del Mato Grosso: Jesús de Nazaret. Sus causas iban a ser las causas de su vida, y todo esto iba a pasar por su corazón y su mano, por su acción y su palabra poética y profética.
Casaldáliga, desde su llegada a Brasil, quedó conectado con centenares y centenares de amigos de España y otras partes, a los que iba a hacer llegar sus Cartas periódicas. Leerle, era continuar unido a él y contagiarse de su espíritu.
Y,llegado el caso, aparecían sus gestos, su leal comportamiento, como cuando decide que no hará la visita ad limina a Roma, prescrita a los obispos para cada cinco años, porque esas visitas, dice, sirven para muy poco, todo se va en protocolos y receremoniosos recibimientos, no logran informar al Papa y porque además yo soy un pobre y los pobres no viajan.
O, como cuando, tras recorrer por tres años toda su Prelatura, – una extensión de más de 150.000 km2 , 1/3 de España- y ver, compartir y analizar el modo de vivir de su gente, sus condiciones de vida, el atraso y esclavitud en que viven bajo la explotación de despiadados latifundistas, decide romper el silencio y lanzar su Documento-Denuncia a la opinión pública: ?Una Iglesia del Amazonas en conflicto con el latifundio y la marginación social??.
El Nuncio le pidió que no lo publicara, pues se conocería en el extranjero y dañaría la fama de Brasil. Latifundistas y generales, acostumbrados a tener capillas en su propias fincas, le pidieron que dejara de meterse en esos asuntos y se dedicara a las cosas espirituales. Casaldáliga, consecuente, comenzó a demostrar sensiblemente que entre estos ?cristianos?? y él, no había alianza. Escribe: ?Dejábamos de ser amigos de los grandes, y los encarábamos. Ningún explotador o aprovechado de la explotación podría ser padrino de Bautismo por ejemplo. Dejamos de aceptar el auto-stop en sus coches, esquivábamos positivamente su compañía, su sonrisa: incluso el saludarlos, en los casos más descarados??Nosotros no podíamos celebrar la Eucaristía a la sombra de los señores?? El Evangelio es para los ricos, pero contra su riqueza, sus privilegios, su posibilidad de explotar, dominar y excluir. Si cada semana voy a la casa de un rico y no pasa nada, no digo nada, no sacudo aquella casa, no sacudo aquella conciencia, ya me he vendido y he negado mi opción por los pobres??.
Las autoridades se movieron para que en Roma no le consagraran obispo, (sólo habían pasado tres años desde su llegada) y de una y otra parte comenzaron a calumniarlo en grandes periódicos queriéndolo implicar con la guerrilla. Hubo registros, detenciones, torturas, muertes, acusaciones incluso de obispos de la propia Iglesia católica del Brasil y estuvo a punto cinco veces, bajo la dictadura del presidente Geisel, de producirse su expulsión con decreto sobre la mesa para ser firmado. Pero, el Papa Pablo VI alertó: ?Tocar a Pedro es tocar al Papa??.
Estamos en el 1971, y Pedro ya ha sido capaz de inquietar a los más altos poderes ?financieros y políticos- de Brasil. Un obispo, que no quería serlo, que había constatado las causas de la postración y sufrimiento del pueblo y lo había denunciado con firmeza; un obispo, sin poder, sin economía, sin armas ni nada que pudiera ser amenaza real, había puesto en jaque a los grandes. Su poder era el de Jesús, a quien seguía, dispuesto a no esconder su Evangelio.
Era pobre y libre; pobre para no depender de nadie y libre para decir la verdad. Y sin miedo a la muerte.
Nada extraño, por tanto, que de inmediato , en el 1971, un tal Vicente de Oliveira, peón de la compañía Bordón S.A, analfabeto, sellara con su dedo esta declaración:
??El capataz Benedito Teodoro Soares , de sobrenombre ?Boca Quente?? el día 1 de octubre me pidió que matase al padre Pedro, y por matarlo él me daría mil cruzeiros, un revólver 38 y pasaje para donde quisiera. Y, otra vez, el día 5 de octubre, me pidió insistentemente que matase al padre Pedro y, si yo le descubría a él, me mataría??.
Estas simples pinceladas bastan para situar y comprender la personalidad de Pedro. El Evangelio no es neutral y, por no serlo, Jesús acabó crucificado. Entonces y ahora. Entonces con el Sanedrín y el Pretorio; y hoy con el neoliberalismo y las multinacionales .
El proyecto de Jesús es un proyecto de liberación, en el que se asienta la verdad fundamental de que Dios es Padre de todos y que todos los humanos somos hermanos, donde la ley fundamental es el amor y no el egoísmo, que rechaza la desigualdad, la injusticia, la discriminación y la avaricia.
Jesús señala el camino y las condiciones para discernir quiénes hacen suyo su proyecto, alineándose con él o contra él. Y, frente a él, el cristianismo histórico, encarnado en la Iglesia, ha claudicado muchas veces convirtiéndose en poder y no en servicio, actuando como factor de alienación y opresión en vez de emancipación y liberación.
Sin embargo, cada vez se hace más difícil esta ambigüedad, esta doble cara en nombre de un mismo Evangelio.
Como dice el Papa Francisco, en una Misa en Cagliari a la que asistían miles y miles de personas: «No queremos este sistema económico globalizado que nos hace tanto daño. Hombres y mujeres tienen que estar en el centro (de un sistema económico) como Dios quiere, no el dinero. El mundo se ha convertido en un idólatra de este dios llamado dinero. Y esto no es un problema de Italia y Europa (…) es la consecuencia de la elección del mundo de un sistema económico que ocasiona esta tragedia, que tiene en el centro a un ídolo que se llama dinero».(Cagliari, 22 de septiembre)
Sin quererlo, me vienen a la mente las palabras del gran crítico de capital, Carlos Marx. Con él coincidimos en calificarlo, en esta hora en que el poder del capital se declara más triunfante que nunca, como un fetiche, un dios artificial, un ídolo. El teólogo Enrique Dussel, comentando a Marx en su libro ?Las metáforas teológicas de Marx?? escribe: Si un cristiano es capitalista; y si el capital es la ?bestia apocalítica??,es decir, el anti-dios; dicho cristiano se encuentra en contradicción práctica.
Pedro Casaldáliga dice lo mismo con palabras contundentes: ?Jesús dijo abiertamente que el antidios es el dinero. Esto no es de ningún marxista, ni de ningún teólogo de la liberación. Esto es del Señor Jesús: hijo de Dios y de María de Nazaret. Realmente el dinero es el pecado, el diablo, la muerte. El precapitalismo, el capitalismo y el neocolonialismo ahora van a utilizar las estructuras de gobierno que le interesen. Es un camaleón que sabe adaptarse a las diferentes circunstancias . Hemos acabado con las dictaduras militares e incluso con los imperios. Ahora, estamos en el mercado, en el neoliberalismo, en la democracia. El especialista Chomsky afirma que el mundo está estructurado en dos: una minoría que son un 15 % y que son los que tiene derecho a vivir bien y el resto. Es indudable que el Tercer Mundo está en el resto??.
Y, añade: ?Creo que el capItalismo es intrínsecamente malo: porque es el egoísmo socialmente institucionalizado, la idolatría pública del lucro, el reconocimiento oficial de la explotación del hombre por el hombre, la esclavitud del interés y prosperidad de unos pocos. Una cosa he entendido claramente con la vida: las derechas son reaccionarias por naturaleza, fanáticamente inmovilistas cuando se trata de salvaguardar su propio tajo, solidariamente interesadas en el aquel Orden que es el bien??de la minoría de siempre??.
.Tengo que acabar y lo hago con unas palabras de Pedro en una de las Romerías de la Caminada Latinoamericana:
Posiblemente sea ésta, para mí, la última Romería con los pies en la tierra. La otra ya será contando estrellas en el seno del Padre. De todos modos, sea la última o la penúltima, quiero dar unos consejos. Viejo caduco tiene el derecho de dar consejos.
San Pablo, antes y después de tantos dogmas y rúbricas y normas canónicas y diálogos culturales, da a aquellas primeras comunidades un consejo único: «lo que yo os pido es que no os olvidéis de los pobres». Y yo, al igual que Pablo, pido de vosotros y vosotras : que no olvidéis a los pobres. Esta opción es esencial en el Evangelio, en la Iglesia de Jesús. Y esos pobres se concretizan en los pueblos indígenas, en el pueblo negro, en la mujer marginalizada, en los sin tierra, en los prisioneros, en los deportados…, en los muchos hijos e hijas de Dios que están prohibidos de vivir con dignidad y con libertad.
Yo os pido también que no olvidéis la sangre de los mártires. Hay gente, también en la propia Iglesia, que piensa: «Basta ya de hablar de los mártires». El día que dejemos de hablar de los mártires deberemos cerrar el Nuevo Testamento, borrar el rostro de Jesús??
Y una palabra más. Hay mucha amargura, hay mucha decepción, hay mucho cansancio… ¡Esto es herejía!, ¡Esto es pecado! Nosotros somos el pueblo de la esperanza, el pueblo de la Pascua. ¡El otro mundo posible somos nosotros! ¡La otra Iglesia posible somos nosotros! Debemos ponernos como objetivo vivir todos incordiando, agitando, comprometiendo. Como si cada uno de nosotros fuese una célula madre generando vida, provocando vida.
La Iglesia de la Liberación está viva, resucitada, porque es la Iglesia de Jesús. La Teología de la Liberación, la espiritualidad de la liberación, la liturgia de la liberación, la vida eclesial de la liberación no es algo superficial, es algo muy de dentro, del propio misterio pascual, que es el misterio de la vida de Jesús, que es el misterio de nuestras vidas.
Para todos vosotros, todas vosotras, un abrazo inmenso, de mucho cariño, de mucha ternura, de un grito de esperanza, ese cantar «Viva la Esperanza» que sea dar razón de nuestra esperanza. Pueden quitárnoslo todo menos la fiel Esperanza. ¡Amén, Aleluia!
================================
P E T I C I ? N
ACTAS del 35 Congreso de Teología
?Las religiones: violencia y caminos de paz??
. Celebrado el 35 Congreso de Teología, son muchos los que, aún queriéndolo,
no han podido asistir, pero entre ellos no pocos han mostrado interés en recibirlas
con el contenido completo del Congreso .
. A efectos prácticos, va esta nota: quienes deseen adquirirlar están a tiempo: disponen de plazo hasta el día 30 de Septiembre. La edición ?resulta obvio- se hace atendiendo al número de pedidos hechos.
Nombre y apellidos _____________________________________________________
Dirección _____________________________________________________________
Ciudad ____________________________________________C.P.________________
Tel.: ________________________E.Mail: __________________________________
( ) PAGADO ( ) NO PAGADO
*Pago anticipado o al recibirlas en domicilio (gastos envio incluidos) 15 ??
_ Pago por Transferencia :
B B V A : Bravo Murillo, 18 // Madrid 28015
Destinatario: Centro Evangelio y Liberación
Cuenta : ES22 0182 4010 37 0203291640
Concepto: Pago Actas 35 Congreso
– Se puede pagar también por Giro o Cheque:
LIBRO
Pedro Casaldáliga: Poeta, Místico y Profeta
Benjamín Forcano
Editorial Nueva Utopía
C/ Fernández de los Ríos, 2-3º-Izda.
28015 Madrid
Tel.: 91 4472360 // E.Mail: bforcanoc@gmail.com
Páginas 206
Fotos 8
Precio 12 ?? (Para más de 3 ej. un 30 %= 8 ??)
Si es cierta tanta maravilla, ojalá la tramitación de la patente sea rápida