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Open Arms -- Rosa Sánchez de Medina Contreras

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

Cuando tratábamos la poesía de Miguel Hernández en las clases de los cursos superiores y les
explicaba su vida, al llegar a los últimos días, les decía que podríamos decir “murió” o “lo
dejaron morir” o “lo mataron”. “¡Pensadlo!” Siempre fueron momentos intensos que
compartíamos en silencio.
Ahora, cuando oigo las noticias, cuando veo imágenes, cuando pienso en esas personas
aherrojadas en el mar, hacinadas, con hambre, sed, enfermedades y un tremendo pasado no
puedo remediar que se me venga a la mente, con mucha indignación y con mucha tristeza, la
palabra “criminales” : criminales políticas que matan.

Yo sé que hay gobernantes y personas buenas en la política – es más, las conozco – pero la
situación actual es que estamos en manos de decisiones que dejan morir, que matan.
He tenido ocasión de acompañar en estos días a una niña pequeña al Centro de Salud porque
se encontraba mal. Allí la atendieron con todo protocolo: escucharon a su madre, la tendieron
en la camilla y observaron cuidadosamente, le hicieron varias pruebas, nos dieron el
diagnóstico y las pautas para seguir. La niña estaba en buenas manos y reaccionó con su
preciosa sonrisa. Yo pensé cuántos niños y niñas sufren y no tienen los medios para sanar.

Sé que hay en muchísimos sitios pero mi mente se fue al Open Arms y a las pateras y al
Mediterráneo. ¿Qué ocurre? ¿Qué no tienen la piel blanca ni son de religión o cultura
cristiana? ¿Qué nos ocurre? De 0 a 100 ¿cuánto nos preocupan? ¿Nos hemos acostumbrado?
Y mientras reuniones y más reuniones y vacaciones de gobernantes y asuntos que no pienso
que no sean de interés pero que se nos atragantan ya de cansinos. No desprestigio a la clase
política en general pero ¡estamos en manos de decisiones que dejan morir, que matan!

Como ha dicho un conocido periodista, no quiero que mis impuestos vayan para las grandes
empresas, ni para sueldazos y pensiones desorbitadas de por vida, ni para la corrupción. No
quiero que se pague a Libia ni a Marruecos para que las personas no puedan pasar a Europa y
aumente en esos países su desgracia; no quiero más dinero para cuchillas asesinas ni centros
de internamiento. Yo pago mis impuestos para la inversión pública en salud, educación,
dependencia, investigación, medioambiente … y para una política migratoria que cumpla los
Derechos Humanos más elementales y para que se observen las leyes de salvamento en el
mar y para que se acoja a inmigrantes y no se les trate como delincuentes y para que se
atienda a solicitantes de asilo debidamente y no se les deje en la calle.

Sabemos que hay gente buena y valiente, solidaria y reivindicativa como la de Open Arms y
quiero pensar que hay más y más de cuyas acciones no nos enteramos la mayoría de las veces
porque las buenas noticias dicen que no son noticia. Yo quiero estar de su lado.
Yo quiero que se mueva el corazón de quienes toman las decisiones. Y que sus políticas no
dejen morir, no maten. Que apuesten por la vida.

Puerto Real 12.8.2019

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