Enviado a la página web de Redes Cristianas
Concéntrense por unos momentos en esa imagen televisiva de un líder político rodeado de sus acólitos en actos de campaña u otros.
Observen el cuadro con atención. Vean cómo se colocan jerárquicamente arropando a su líder. Ahora fíjense en la cara de arrobo de sus aduladores, aspirantes todos ellos a subir en el ascensor político. No pierdan el detalle de sus gestos bobalicones de aprobación y seguidismo de cuanto afirme su líder, aunque sea una solemne estupidez.
Comprueben la ausencia de caras incrédulas, serias o reflexivas. Y, para el apoteosis final, contemplen el derroche borreguil de aplausos, asentimientos y sonrisas de complicidad cuando su líder remata una perorata a velocidad y sonoridad ascendentes.
/ Antoñán del Valle (León)