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Una delegación del Grupo de Trabajo Islam (GTI) de la Conferencia episcopal suiza ha viajado a Teherán (Irán) a fin de entrevistarse con una delegación de la Organización para la Cultura y las Relaciones Islámicas (ICRO).
La delegación la preside el obispo auxiliar de Ginebra, Pierre Bürcher, presidente del GTI, organismo que había aceptado la invitación previa de Mahmoud Mahommadi Araqi, ayatollah presidente del ICRO, en la visita que éste giro a Suiza el pasado septiembre.
“El GTI y el ICRO –subrayó Mario Galgano, portavoz del GTI–, van en la misma dirección porque tienen los mismos fines. Cristianos y musulmanes colaboran en el GTI. Nosotros hemos querido reforzar nuestras relaciones con el ICRO para promover juntos el diálogo islamo-cristiano”.
La delegación se entrevistó también con los líderes de las minorías religiosas cristianas y judías del país reconocidas por el Estado iraní.
El balance de la visita, según sus protagonistas, ha sido positivo. “Las prioridades que se fijó el GTI para este viaje se han realizado en concreto –explica el portavoz–: el encuentro con las minorías cristianas presentes en Irán y el diálogo interreligioso con los representantes musulmanes iraníes”.
El GTI ha podido experimentar «la calidad de la acogida» iraní y la posibilidad de visitar comunidades y lugares históricos de relevancia.
Pero también se han podido constatar en el terreno aún dificultades: «La libertad de religión no se limita a la libertad de culto».
Para llevar a cabo cuanto prevé el Derecho Internacional respecto a los derechos civiles y políticos de las comunidades religiosas, éstas, en ambos países, piden la ayuda material del Estado.