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De tanto alertarnos sobre la importancia de una escrupulosa higiene y del distanciamiento social para prevenir el contagio del coronavirus, van a convertirnos a todos en neuróticos y misántropos. Claro que, a los que ya padecíamos estas patologías, dichas recomendaciones no nos causan ningún esfuerzo ni extrañeza, pues ya estábamos bien entrenados.

Convivimos con un mundo invisible de microorganismos con capacidad de matar y del que pocas veces tenemos conciencia. Procuramos eliminar cuidadosamente los pulgones que pueda tener una lechuga antes de comérnosla, sin embargo no solemos tener en cuenta los microbios que inundan los alimentos, el agua, el aire que respiramos y, también, nuestros cuerpos. Por suerte para nosotros y para el resto de la vida en el planeta, la mayoría son nuestros imprescindibles aliados.

Los humanos ya sabemos protegernos de los grandes y peligrosos animales, pero, ¿seremos capaces alguna día de controlar ese mundo microscópico habitado por seres malos y buenos que, como nosotros, están en lucha constante por la supervivencia?

/ Antoñán del Valle (León)