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En este día 8 de marzo de 2017, la Asociación Nacional Yahuarcocha, de presbíteros casados y sus familias, rinde el más afectuoso homenaje a la mujer ecuatoriana y del mundo, en particular a nuestras esposas, hijas, y viudas.
Creemos que es una oportunidad para recordar el pasaje del libro del apocalipsis, 12,1-2, en el cual el apóstol Juan señala: “Apareció en el cielo una señal grandiosa: una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies y en su cabeza una corona de doce estrellas. Está embarazada y grita de dolor, porque llego su tiempo de dar a luz”, mensaje que ha sido pintado y esculpido por varios artistas en el mundo católico, como en Quito, por el artista Legarda y que hoy se tiene como un emblema de amor y protección en el monte Panecillo, ubicado en el centro de la ciudad de Quito.
Esta referencia bíblica, es un mensaje de Dios para valorar y engrandecer a la mujer que fue elegida para cumplir el plan de salvación y por su puesto para enseñarnos el valor que tiene la mujer en el mundo.
Este día ha sido señalado para reivindicar a la mujer que ha sido explotada en las épocas del esclavismo, el feudalismo y ahora en el capitalismo, dejar de concebirle como un objeto y de placer. Justamente en esta etapa la presencia de la mujer se ha manifestado en los reclamos por los derechos igualitarios con el hombre, de manera especial en la explotación laboral, lo cual fue un motivo para expresar en los países industrializados la protesta por la explotación salarial, los abusos sexuales y la discriminación social. Tal fue el ejemplo que se dio un 8 de marzo de en el año de 1857, cuando miles de mujeres trabajadoras marcharon en Nueva York, exigiendo justicia y equidad, ante la explotación laboral de los industriales capitalistas
Ante la situación de aberraciones, crímenes, irrespetos, abusos, violaciones, que se cometen en el mundo en contra de los derechos de la mujer, los organismos nacionales e internacionales, la ONU, han declarado que “los derechos humanos de la mujer son parte inalienable, integrante e indivisible de los derechos humanos universales”.
En nuestro medio, ante el alto índice de femicidios que se dan, creemos que es papel del estado y por su puesto de todos, mantener desde nuestros hogares el cumplimiento de las leyes civiles y religiosas, procurando que también lo cumplan nuestros hermanos. Y de manera especial seguir el ejemplo de nuestros mayores, que tenían sumo respeto a las madres, abuelas, hermanas, vecinas, y mujeres de las comunidades.