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Una pareja del pequeño pueblo de Píñar acaba de recuperar su vida, que Caja Rural le había arrebatado. Acaba de firmar la dación en pago de su vivienda, con la condonación de toda la deuda.
Lucía Titos, auxiliar de enfermería en paro de 30 años, se hipotecó en 2006 por 60.000 euros con la entidad, pagando una cuota mensual de 480 euros. Con ella vive su pareja Emiliano Villalta, trabajador del campo y la construcción actualmente también desempleado.
La cosa se empezó a poner fea en el año 2011, cuando Titos perdió el trabajo y no tenía derecho a prestación. «Teníamos lo justo para poder vivir», relata la vecina, a pesar de lo cual siguieron pagando de forma intermitente durante un año. En 2012 el pago era imposible, por lo que Titos acudió a Caja Rural. La ‘comprensiva’ respuesta de la directora de la sucursal fue: «Muévete y busca trabajo».
En ese momento, Titos decidió organizarse con el grupo Stop Desahucios del 15M de Granada, a través de su asamblea en la Chana. Entregó la documentación solicitando la dación en pago y la condonación de la deuda, y Caja Rural respondió acosando a los avalistas, sus padres.
El acoso del banco llegó a límites extremos. En un momento dado, para obtener algo de dinero, la pareja participó en la recogida de la aceituna, que vendía a una cooperativa. 140 euros, muy poco dinero pero importante para familias como ésta, sin más ingresos. «La directora de la sucursal se dirigió a la cooperativa y les dijo que metieran el dinero en mi cuenta en vez de en la de mi pareja, para poder quitármelo», recuerda Titos. «Fui a la cooperativa y armé el dos de mayo», por lo que finalmente la cooperativa le pagó el dinero de forma correcta. Mientras tanto, las negociaciones con la central de Caja Rural no daban resultados.
El pasado 25 de octubre, en el marco de la jornada en recuerdo de Domingo, vecino de la Chana que se suicidó en 2012 cuando Caja Rural le iba a robar su vivienda, Titos y otros compañeros juntaron a la gente del pueblo y en el acto en Píñar pegaron pegatinas en la sucursal. Al salir, la directora (la sustituta de la anterior acosadora) amenazó a Titos con tomar medidas para que ésta perdiera el trabajo temporal de cuidadora que tiene actualmente. Stop Desahucios tuvo que tomar cartas en el asunto y decenas de personas acudieron al pueblo para empapelar de pegatinas la sucursal (ver imagen).
Finalmente, Caja Rural entró en razón y accedió a firmar la dación en pago. «Stop Desahucios hace un trabajo buenísimo, si no fuera por el grupo yo no tendría nada», cuenta Lucía, quien afirma que sigue yendo a las asambleas dentro de sus posibilidades, pues Píñar dista 45 kilómetros de Granada y el desplazamiento supone un gasto difícil de afrontar.