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Paco no tiene muy claro si ha hecho bien o no al firmar la dación en pago, pero ya está firmada.
Francisco Domínguez, uno de los activistas más comprometidos de Stop Desahucios Granada y su mujer, Conchi Ariza, rubricaron el pasado viernes en notaría la dación en pago de su vivienda hipotecada por Banesto/Santander, que les había obligado, a base de carencias y ampliaciones, con una deuda de 160.000 euros.
Se quedan sin la propiedad de su piso en Santa Fe, pero a cambio se libran de una pesada losa económica que les atenazaría de por vida. El acuerdo incluye también un alquiler “social” que asciende a 370 euros mensuales, por el que Paco y Conchi continuarán habitando esa vivienda pero que, por supuesto, ambos tienen muy claro que no piensan pagar un céntimo a quienes les han sacado con malas artes todo cuanto tenían.
La pesadilla comenzó cuando en 2004 adquirieron un piso por 85.000 euros, donde deseaban fundar su hogar. La hipoteca la formalizaron con Banesto, hoy Santander, tras la reciente absorción del primero. Desde entonces las cosas fueron de mal en peor. Con la pretendida crisis provocada por los mismos que se quedan con las casas y extorsionan a sus moradores, Francisco y Concepción ven como su negocio familiar de hostelería se va derrumbando. No pueden pagar las mensualidades y asisten impotentes a la llegada, una tras otra, de carencias y ampliaciones. Y tras ellas gastos de notaría, seguros y más seguros, registros y más ampliaciones a desorbitados intereses, hasta que la deuda alcanza los 160.000 euros. Lo que eran 85.000 euros se transforman en pocos años en una deuda de 160.000 euros.
De buena gana Francisco Domínguez no hubiera firmado la dación y hubiera plantado cara al banco, quedándose dentro de la vivienda sin pagar, -pues se lo quitaron todo-, y exigiendo una quita económica y pleiteando
contra los intereses abusivos y las cláusulas suelo. Pero el banco le amenazaba con quedarse con una casa en la que vive su hermana Mari Carmen, cuya propiedad por herencia de su madre recién fallecida, comparte. Su única hermana también hubiese quedado en la calle.
Así es que Paco firmó la dación y el banco valoró y se adjudicó el piso en 82.000 euros. Un piso que vale mucho más y al que pronto los fondos buitre echarán el ojo para especular con él, en cuanto pase, aún más barato, al “banco malo”. El Santander no le vendería barato el piso a Paco, pero al banco malo y a las agencias especuladoras sí.
Pero Paco seguirá desde ahí luchando. “Mi caso es un ejemplo de cómo políticos, banqueros, notarios y registradores nos han tenido engañados y se han aprovechado del desconocimiento de la gente de bien. Pero no me voy a rendir y lucharé junto a mis compañeros de Stop Desahucios para que un día estos crímenes contra el pueblo tengan su juicio y castigo”, explica.
Cuando se le pregunta por los padecimientos que han sufrido a causa de esas presiones bancarias, sus ojos se vuelven tristes y a la vez duros. “Sufrimientos todos, sensaciones de desprotección, de vacío sin fin, de impotencia, de ansiedad…., tuve dos ataques epilépticos al ver la situación en que me encontraba, cuando lo único que he hecho en mi vida es trabajar. Mi mujer sufrió una crisis de ansiedad, le salieron erupciones por el cuerpo y se ahogaba. Ahora está a base de tranquilizantes”, cuenta Francisco con una tenue humedad en sus ojos, y continúa: “…en esa lamentable situación me acerqué a la plataforma Stop Desahucios Granada y allí encontré un gran apoyo moral, síquico y jurídico, me ayudaron, me aconsejaron y me defendieron frente a la banca. Entonces comprendí que tenía que aprender sus técnicas, cogí confianza y fuerza y me uní a su lucha.
Ellos forman parte ahora de mi familia. Y aunque he firmado la dación, voy a seguir luchando junto a ellos con más fuerzas si cabe, por todos mis compañeros y por todo el que nos necesite. Voy a ir a por los bancos y sus corruptos presidentes y gerentes a muerte, voy a cobrarme en vida lo que nos están robando y haciendo padecer”.