Y debe ser verdad, porque al morir a sus familiares no les queda ni derecho a reclamar sus restos. El señor Francisco nos abre los ojos, el Papa es muy pobre. Pero si tan pobre es, ¿porque consiente en vestirse de seda y de lujos con riquezas que no son suyas? Un hombre pobre, muy pobre, que tiene todos los días una cama en la que acostarse, un plato caliente que comer, y por supuesto, unos platos , una habitación y una cama que ni recoge ni limpia.
Tiene un trabajo de pastor, no demasiado estresante salvo que nos digan que una vocación religiosa con las misas y la oración estresa. Pobrecito el pontífice, vaya vida de pobre, o mejor dicho de regalo.
Y por supuesto, el Papa es muy tímido. Tan tímido que sale todos los días al balcón a saludar a la gente. Tan tímido que está dispuestísimo a ser el centro de atención. Tan tímido que apenas entra en contacto con un seglar salvo sus guardaespaldas o algún funcionario de la Santa Sede. Que tímido. Tal vez es que es tímido porque
Para unas cosas, conviene decir que es timidísimo. Para otras, conviene decir que es cercano y afable. Tiene unas particularidades su persona tan contradictorias, que debe ser un hombre extraordinariamente raro. No se explica tanta contradicción salvo que sea un falso. Aunque más bien creo que la idolatría popular es la responsable de convertir al Papa en un hombre contradictorio.
Y quien se esfuerza en atribuirle tantas contradicciones, insiste hasta en decirnos que una cosa es su carácter y otra sus acciones. O sea, ¿que lo que exhibe el Papa por fuera no es lo que habitualmente siente por dentro? Yo no digo que deba sentarse a la bartola si le apetece. No digo que deba escoger el camino más fácil. Pero si no te gusta viajar, sino deseas ser el centro de atención, sino deseas tu cargo, ¿para que lo aceptas? Podía haber rechazado el papado o bien dimitir.
Pero si realmente el Papa es un hombre que hace cosas que no siente, ¿y lo que dice y quiere transmitir? ¿lo siente con sinceridad o es todo fruto de su cargo? Todos esos mensajes aparentemente exagerados de un Papa consternado y afectado por desgracias y catástrofes ajenas, que a veces parecen decir que el Santo Padre tiene el alma en vilo, ¿son fruto de una invención?
Parece que con el tiempo vamos comprendiendo cosas. Donde hay una catastrofe, el Papa ni aparece ni se puede contar con él. No hay millones para recibirle, no hay dinero para su carísima seguridad privada, y no hay dinero ni lugar para acoger a todo su séquito de funcionarios vaticanos. No esperemos que un Papa acuda a Haiti como un Bill Clinton.
No esperemos de él que dedique ni una visita fugaz donde más consolaría su presencia. San Pedro regresó a Roma a consolar a los suyos y lo mataron. Cristo dio toda su vida en el mejor momento de su vida, a los 33 años. Benedicto XVI, preso del lujo, de la pompa, de la idolatría y de su corte de travestidos señores de seda y terciopelo, me da igual si son obispos o guardias suizos.
Hay ricos que se mojan, por lo menos no son presos de sus riquezas, como el criticado Bill Gates que va continuamente de filantropo. Pero por lo que parece, el Papa es preso de unas riquezas que no son suyas. Que pena que muchos católicos no luchen ni por liberarlo de su prisión.
