«NO TENGAN MIEDO» «No tengan miedo» -- Josep Cornellá i Canals

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A propósito de la Navidad 2011 y del Año Nuevo 2012
Hace más de sesenta años, Blai Bonet, un joven poeta mallorquín, puso estos versos en los labios de su Cristo de Port Royal:
Antes de decir «ámense», sobre todo antes de decir «edificaré mi Iglesia», cuántas veces he dicho «no tengan miedo», ?? y nunca lo han tomado como un mandamiento.

Y el primer mandamiento es: no tengas miedo. El miedo es animal. Que tu cuerpo de cada día se parezca menos al de un animal. Si tienes miedo, es porque no sabes qué te pasará.
Y, si no sabes qué pasará, es porque no has elegido aún entre el cálculo de probabilidades y Yo.
«No tengan miedo». Me han hecho pensar estos versos, leídos en las vísperas de la Navidad de 2011.

He recordado aquella primera noche de Navidad, cerca de Belén, donde una multitud de ángeles dirigió el mismo imperativo contra el miedo a un grupo de pobres pastores, uno de los oficios más malditos en el antiguo Israel. Y todo nos hace pensar que aquellos pastores dejaron de lado sus miedos y sus escasas seguridades, y se atrevieron a acercarse a lo que les era del todo desconocido, a la trascendencia del misterio. Y aquellos pastores dejaron los componentes más primitivos de sus personas (la animalidad), dejaron atrás todos los cálculos de probabilidades, y eligieron la confianza en que era posible mejorar las condiciones de su mundo. Entendieron que la fuerza de un Dios que se hacía cercano estaba con ellos.

«No tengan miedo» es la frase que quiero utilizar este año para felicitar las fiestas de Navidad.
Las noticias que nos llegan diariamente nos contagian miedo. Las consideraciones sobre la crisis nos llevan a hacer cálculos de probabilidades. ¡Con qué facilidad olvidamos el tesoro que, como personas humanas, tenemos en nuestro interior!

Hoy los miedos nos pueden paralizar. Tenemos miedo ante un futuro que cada vez vemos más incierto. Tenemos miedo cuando creemos que nuestras debilidades nos pueden superar.
El miedo nos ancla en las seguridades del pasado. Y en la añoranza de unos tiempos pretéritos que nos esforzamos en imaginar mejores.
El miedo nos hace creer en fantasmas. Hay que dejar el miedo. Si perdemos el miedo, ganamos confianza en nuestras posibilidades y en las posibilidades de toda la humanidad. Si perdemos el miedo, podemos avanzar por el camino de la esperanza.

El anuncio «no tengan miedo» invita a la esperanza.
Sabemos que, en medio de las dificultades del mundo presente, es posible un mundo mejor.
Si no tenemos miedo, podemos desarrollar los valores que permiten que la humanidad avance: la verdad, la justicia, la fraternidad.

Si no tenemos miedo, podemos soñar juntos en un mundo mejor. No es bueno que soñemos solos, individualmente. Debemos soñar comunitariamente. Debemos encomendar las ganas de soñar. Cuando soñamos juntos, decía Hélder Cámara, comienza una nueva realidad.

En este tiempo de Navidad y Año Nuevo, no se me ocurre mejor felicitación que esta: «No tengáis miedo». Y, para quienes sois creyentes, añado: «La crisis no afecta a Dios».

GIRONA (Cataluña, España)

(Información recibida de la Red Mundial de Comunidades Eclesiales de Base)