No estoy de acuerdo con el obispo de Solsona -- Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

?El obispo de Solsona defiende ?la legitimidad moral del derecho a decidir de los ciudadanos de Cataluña????. Este es el título del artículo de Jesús Bastante, en Religión Digital (RD) de hoy. El obispo de esta sede, en la que se estrenó como obispo Vicente Enrique y Tarancón, y donde lo tuvieron retenido 19 años por sus cartas pastorales de tórrido y explosivo contenido social, es Don Xavier Novell i Gomá, (a partir de aquí escribiré, incluso los nombre propios, en castellano, igual que escribimos Francisco, y no Francesco, o Benedicto, y no Benedetto, o Juan, y no Giovanni), tan joven como inexperiente. Me gustaría recordar fraternalmente a Javier lo siguiente:

En mi opinión, como he expresado varias veces en este blog, lo moral o lo ético entra en el terreno de la autonomía individual. Así que los jerarcas de la Iglesia carecen de autoridad o capacidad para dictaminar lo que es, o no es moral. Sé que esta idea, que no es mía, -no tengo tantas luces ni tanta valentía-, sino de la práctica mayoría de los filósofos modernos pos kantianos, a algunos les da miedo, pero si seguimos la palabra y las enseñanzas de Jesús, no creo que en ellas encontremos signos o señales que nos permitan adentrarnos, con autoridad, y como tarea del anuncio del Reino, en la conciencia de los individuos.
Pero el caso es que la votación a la que hace mención nuestro joven obispo no es una iniciativa individual o personal de ningún ciudadano, sino de una institución política, la ?Generalitat de Cataluña??, que no es una entidad privada, o un club, o una agrupación de montañeros, sino una institución política, que, si tiene autoridad para organizar la vida de su Autonomía no es porque unos cuantos amiguetes nacionalistas se pusieron de acuerdo, sino porque fueron elegidos para ello en unas elecciones convocadas, organizadas, celebradas y sancionadas según la normativa de un Estado, España, al que pertenece la mencionada Generalitat. Y que es parte integrante de ese Estado.

Por tanto, no se trata de la libertad del individuo a votar, sino a una institución política a ?convocar?? una votación. Mezclar la moral con esa intencionalidad política de los gobernantes catalanes es propia de ingenuos, o de moralistas clericales reticentes, que imaginan tener poder para calificar la moralidad, o su falta, en cualquier situación humana. Ya he afirmado más arriba que la jerarquía carece de esa autoridad incluso en el orden individual. Con que no digamos en el orden político. La pregunta, monseñor, no es si los ciudadanos de Cataluña tienen o no derecho a decidir, sin si la Generalitat de Cataluña lo tiene para poner en ese brete a sus ciudadanos.
La capacidad de decidir no significa nada más que una vana palabrería, es cero. ¿Tienen los ciudadanos del lugar que sean el derecho a decidir de apropiarse del valle de un estado vecino, porque les gusta mucho? ¿Quién, con autoridad, o que institución jurídica mundial ha usado su incontestable autoridad para proclamar el ?derecho a decidir??? ¿Y tendrían los habitantes de Gerona, o Reus, o Tortosa, ese derecho a decidir su futuro político, no como catalanes, sino como habitantes de esas ciudades? Porque si la legitimidad moral para decidir su destino político la tienen los ciudadanos, la tendrán todos, no solo por compartimientos marcados por ?la autoridad superior??.

Ya está bien de gaitas, señor obispo: me indigné mucho cuando visitando el Museo ¿Nacional? de Cataluña la azafata, o guía de la visita, habló de un tal ?Jaime?? x, Rey de Cataluña. No solo yo, sino también una señora, de la que supe después que era una profesora de Historia, le dijimos: ?querrá decir Rey de Aragón??. La chica se quedó cortada, sin habla, dando la impresión de que nadie le había advertido que, en verdad, nunca ha habido un Rey catalán. ¿O Vd. es de los que opina que sí?
Hace mucho tiempo que Estados independientes, que hoy lo son, surgieron, no por la fuerza decisoria de ninguna votación, sino por la fuerza de las armas. En aquellos tiempo no había esta cosa buena que hoy llamamos Democracia, pero que tampoco va ser por eso la panacea solucionadora de todos los problemas. Fíjese bien, señor obispo, no los catalanes, sino sus éticos y moralísimos Gobernantes son los que han arrastrado no a todos, sino a muchos catalanes, a intentar aprovecharse de esa pura e inocente democracia, cuando no supieron, o no pudieron, conseguir su autonomía estatal cuando las naciones de Europa lo estaban haciendo por la fuerza de las armas, o por la habilidad de los tratados.

Estoy casi seguro, Javier, que sientes la tentación de retrucarme: pues también hay muchos obispo nacionalistas-españolistas, los cardenales Cañizares y Rouco, por ejemplo, que también proclaman que la unidad de ?España es un bien moral??. La diferencia, mi querido amigo, es que por estos pagos ni los curas ni los seglares les hacemos mucho caso. Mi opinión es, y ya la he manifestado reiteradamente, que la unidad o diversidad de naciones será siempre un bien, o un mal, político, económico, estratégico, etc. Pero lo moral lo decide la libre conciencia del individuo, y no los obispos, ni los jueces, ni los políticos de turno.

Esto ha sido casi una carta. ¡Bueno!, pues la acabo con un abrazo fraterno, y una invocación de la Paz del Señor.

Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara, (párroco de la parroquia de Nuestra Señor de la Piedad, de la Vicaría IV de Madrid, y ex profesor del colegio de los Sagrados Corazones de la avenida Vallvidrera de Barcelona)