Navidad -- Pedro Serrano García

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Navidad3Las lecturas bíblicas que la Iglesia ofrece a los creyentes en la Liturgia de Navidad son: la de Isaías 9,1-3.56: el pueblo que habita en tinieblas vio una gran luz; el Salmo 95: Hoy nos ha nacido un Salvador; Tito 2,11-14: Apareció Jesús que trae la salvación; y Lucas 2,1-14: que se refiere al censo imperial, al nacimiento de Jesús en un portal de Belén, a los ángeles que anuncian la paz y a los humildes pastores como los primeros creyentes que reconocen al niño Jesús. Desde el punto de vista bíblico, respecto a la Navidad se pueden destacar, en otras, dos lecturas, Que podemos considerar complementarias: literal y teológica:
La lectura literal. Aunque las interpretaciones literalistas y fundamentalistas conducen a errores y hasta atrocidades; en el caso de la Navidad su lectura literal es inocente, imaginativa e ingenua; ha servido para el enriquecido de la liturgia, pero sobre todo se ha centrado en el cariño a los niños y defensa de los refugiados y acogida de los emigrantes; estimulando las tradiciones de la convivencia familiar, regalos entre parientes y amigos y los montajes y visitas de belenes; a los que se añaden las cabalgatas y regalos con motivos de los reyes magos. Todo ello en ambientes de alegría, paz y fraternidad.

Estas agradables y festivas tradiciones religioso-familiares, se han extendido por toda la Tierra. En realidad movilizan a los pueblos a vivir con sencillez la concordia y la comprensión entre todos, solidarizándonos con los más necesitados y perseguidos, como fundamento social que evite los conflictos humanos. Pero también suelen ser aprovechadas las fiestas navideñas por el comercio para estimular el consumismo y por los poderes políticos para influir entre las respectivas ciudadanías a favor de sus intereses de poder. Las fiestas navideñas son, pues, festejos familiares, estímulos comerciales y oportunidades políticas.

La lectura teológica. Basados en la interpretación histórico-crítica de la Biblia, bastantes teólogos afirman que los respectivos capítulos 1 y 2 tanto del Evangelio de Mateo como del Evangelio de Lucas (en el que se enmarcan los pasajes de Navidad) son, más bien, reflexiones bíblico-teológicas y no exposiciones históricas. Los evangelistas usan hechos y conceptos históricos y de la realidad alrededor de los inicios del siglo I de nuestra era, para anunciar a JES?S como Hijo de Dios, Mesías y Salvador.
Estas lecturas bíblicas muestran una realidad humana de tiniebla y de luz que atraviesa toda la historia; es decir, los pueblos de la Tierra evolucionan entre opresiones y liberaciones, entre conflictos y concordias, entre empobrecimientos y abundancias. Pero mientras que las tinieblas y la luz físicas son debidas a causas naturales, la tiniebla socio-teológica tiene unas víctimas: las mayorías oprimidas, y unos causantes: las minorías opresoras.

Asimismo, bíblicamente se tata de afirmar que JES?S trajo la luz de la liberación de los oprimidos y la buena noticia de salvación a los pobres, quebrando la vara de los opresores al introducir en la historia el amor y el servicio a amigos y enemigos, especialmente a los empobrecidos. Ello fundamenta que todo persona o grupo social es luz de los pueblos, si defienden la dignidad y los derechos humanos de los oprimidos y marginados, promueven la paz desarticulando los conflictos y guerras, levantan una economía cooperativa y comunitaria, construyen la democracia participativa y solidaria, y promueven un medio ambiente saneado a favor de la vida humana y de las múltiples especies de animales.

Con JES?S, pero también con Moisés y los profetas, asimismo con Mons. Romero, el jesuita Ignacio Ellacuría en El Salvador, la ambientalista hondureña Berta Cáceres y tantos hombres y mujeres comprometidos por otro sistema político-económico mejor, la luz de la justicia y la paz que vienen de Dios aumenta su intensidad para bien de la humanidad.
Otro mundo es posible. ¡FELIZ NAVIDAD!
25 diciembre 2016