Los responsables de la implantación en Bogotá de unos ‘muros de la infamia’, con fotografías de condenados por abuso sexual, anunciaron hoy que promoverán unos especiales para miembros de iglesias que sean sentenciados por el mismo delito.
La concejala bogotana Gilma Jiménez, que lideró en el legislativo local el proyecto de los muros originales, dijo que propondrá unos exclusivos ‘para mostrar a los religiosos involucrados en delitos sexuales’.
‘Los primeros que deben ser mostrados en los muros de la infamia son aquellos que utilizan su condición de poder para aprovecharse de los niños’, consideró la política, de origen liberal, en declaraciones a la prensa de la capital colombiana.
Esa es la condición de los sacerdotes católicos, los pastores cristianos y los líderes de otros credos que incurran en abusos sexuales, sugirió la concejala, que informó de su intención tras el escándalo que desataron las recientes denuncias de un religioso de la Iglesia Católica en Cali.
Hace tres días, el sacerdote Germán Robledo Ángel, acusó en declaraciones periodísticas a colegas suyos en esa ciudad del suroeste colombiano por actos homosexuales y faltas al celibato, en casos pagados con dinero de las donaciones de los feligreses.
El escándalo llevó a la concejala Jiménez a advertirle al cardenal primado de Colombia y arzobispo de Bogotá, Pedro Rubiano, de que la Iglesia Católica debe dar ejemplo del amparo de los derechos a la verdad, la justicia y la reparación a los menores víctimas de delitos sexuales.
En el mensaje al jerarca, la legisladora local destacó que el año pasado se practicaron en Colombia ‘más de 20.000 dictámenes de violencia sexual, 17.000 en menores de edad y, de estos, cerca de 15.000 en niños y niñas menores de 10 años’.
‘Se calcula que cerca del 70 por ciento de los casos no son denunciados’, agregó Jiménez, y se lamentó de que ‘las condenas son pocas y las penas vergonzosas’.