Arregui se va. De la Orden franciscana. No queda claro si se seculariza o no. Sí las razones que le llevan a ello. José Manuel Vidal opina que «gana Munilla y pierde la Iglesia». No termino de estar de acuerdo. Creo que Munilla no gana, sino que pierde. En comunión y en su intención, avanzada en su homilía de toma de posesión, de ser «obispo de todos».
Evidentemente, pierde la comunidad de Guipúzcoa, no porque Arregui sea más o menos que nadie (ésta no es una defensa de la teología de Arregui, ni nada por el estilo), sino porque toda ruptura es un desafío y un fracaso. ¿Pierde la Iglesia? Lo dudo. Sin duda, sí que la pierde «ad intra»… pero afortunadamente la Iglesia somos más que el clero o la jerarquía… Y Arregui no va a dejar de ser Iglesia por abandonar la orden -incluso si finalmente se seculariza-.
Y su gesto es un gesto de libertad. Acertada o no, pero libre. La obediencia no es la premisa de un cristiano. La fe no se acata, se reconoce y se asume a diario. Me deben haber pillado optimista esta noche, pero estoy convencido que, en este caso, gana la libertad. Y, siendo así, también acabará ganando la Iglesia. Y el Evangelio que, afortunadamente, se enriquece con distintas visiones y un diálogo abierto sobre las mismas.
Para los que se alegran, y para los que entienden esta marcha como una victoria de Munilla y de un modo de entender la pertenencia a la institución, un texto que espero les suene: «Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el desierto y va a buscar la descarriada basta que la encuentra?… Os digo que lo mismo ocurre en el cielo; habrá más alegría por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan conversión» (Le 15,4-7).
baronrampante@hotmail.es
PD: una mera aclaración. En el post «Pues Arregui dice que no se va», lo que aparece es, precisamente eso: lo que Arregui dijo. Y nada más. Quien tenga oídos que oiga. Y quien sepa leer, que lo haga.