Mujeres cristianas en las luchas de las trabajadoras -- Pino Jiménez. Presidenta nacional de la HOAC. Madrid- Francisca Castilla. Responsable de Difusión de la HOAC. Madrid.

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

?El factor religioso puede contribuir a hacer más plena la vida liberada y liberadora de las mujeres??. Esta afirmación de la teóloga feminista Lucía Ramón, expresada en su libro Queremos el pan y las rosas. Emancipación de las mujeres y cristianismo, viene siendo verificada por la ya larga historia de las mujeres en la HOAC. Y es que la radicalidad evangélica no es ajena a las aspiraciones emancipatorias de las mujeres.

?Las Rosas??
Cuando en el Nuevo Testamento leemos que ?no solo de pan vive el hombre?? instintivamente nuestro corazón se agita hasta hacernos apartar la vista de las urgencias materiales, del combate por la supervivencia, y otear un horizonte trascendente y lleno de sentido. Las primeras obreras que abrieron el camino a la igualdad y el reconocimiento de los derechos de la mujer no se contentaron con reivindicar la justicia material, expresada en el salario o el límite horario, sino que también pedían ?las rosas??, unas relaciones más humanas y justas, una sociedad más amable y decente, un reconocimiento del valor de lo inmaterial. En Queremos el pan y las rosas (Ediciones HOAC, Madrid, 2011), Lucía Ramón explica que ?el hambre y la sed de justicia de las bienaventuranzas de Jesús de Nazaret no se agotan en la subsistencia material, sino en las luchas de las trabajadoras que debe ser interpretada también como el hambre de una vida liberada e íntegra, libre de cualquier forma de dominación, liberada para amar, gozar y crear más vida?? (pg. 22).

Un movimiento genuinamente cristiano orientado específicamente a la evangelización
del mundo del trabajo, como la HOAC, no podía permanecer por mucho tiempo ajeno a las luchas emancipatorias de las mujeres. El reconocimiento de toda persona como criatura de Dios y de todos los hombres y mujeres como integrantes de la misma gran familia humana se traduce inmediatamente en la defensa de la dignidad intrínseca de todos los seres humanos y en la lucha por el reconocimiento de sus derechos inalienables.

La Iglesia Universal, por boca de Juan Pablo II, de algún modo comparte, igualmente
las aspiraciones liberadoras de la población femenina. En su carta al Congreso
de la Mujer celebrado en Pekín afirmó: ?Por desgracia somos herederos de una historia de enormes condicionamientos que, en todos los tiempos y en cada lugar, han hecho difícil el camino de la mujer, despreciada en su dignidad, olvidada
en sus prerrogativas, marginada frecuentemente e incluso reducida a la esclavitud.

Esto le ha impedido ser profundamente ella misma y ha empobrecido la humanidad entera de auténticas riquezas espirituales??

Las mujeres en la HOAC

La igualdad y el respeto a la diferencia, inevitablemente se añadieron, al acervo
de nuestro movimiento apostólico especializado.
Evidentemente, toda historia humana arrastra sus propios aciertos y errores, algunas veces propios, y otras, derivados de las adherencias del tiempo y el contexto en que discurren. De hecho, hubo que esperar un tiempo para que la rama femenina y la masculina de la HOAC se integraran en una sola.

Con todo, hay que reconocer que la presencia de las mujeres en las estructuras
organizativas de la HOAC estuvo bastante limitada al menos en los primeros
años. Desde luego, las mujeres como militantes siempre contaron con voz y voto,
y de hecho, nada impidió que desarrollásemos una labor social y apostólica, igual
de meritoria o incluso más, que la de los compañeros hombres, muchos de los
cuales pudieron llevar una vida ejemplar de entrega en el campo político y social,
gracias a que sus mujeres se encargaron del ámbito doméstico y familiar.

La lucha contra la explotación laboral llevó a muchas mujeres hoacistas a
convertirse en pioneras en sus campos naturales de evangelización. No podría
narrarse la historia de la HOAC de ayer y de hoy al margen de la vida de tantas y
tantas mujeres que, a veces de modo silencioso, a veces con reconocimiento público
han entregado su vida en la evangelización del mundo obrero. Son muchos
los ejemplos de las mujeres que gastaron su vida por el Evangelio al lado de
otras compañeras idealistas, luchadoras, empobrecidas y oprimidas. Algunas actividades económicas fuertemente feminizadas y precarizadas fueron escenario
privilegiado para la acción de las mujeres de la HOAC.

Así nos viene al pensamiento aquellas mujeres comprometidas desde la vida
sindical en la construcción de un mundo más humano y fraternal. Cada una desde
una mediación diferente según la realidad y el lugar que le tocaba vivir, pero con un
objetivo claro: el sindicato y su actuación debería estar al servicio de las personas, especialmente las más desfavorecidas.

Así la participación activa en las huelgas del calzado, de la educación, de la sanidad y, cómo no, en estos momentos de agresión a los derechos sociales conseguidos con tanta lucha y sufrimiento obrero continúan en primera línea.

No pueden dejar de venirnos a la memoria tantas mujeres hoacistas entregadas
en la vida de los barrios e intentando construir tejido social, facilitando el que
pudieran y puedan ser actores las personas que el sistema convertía en espectadores.
La participación de muchas militantes hoacistas desde las asociaciones de vecinos, constituyéndolas en muchos casos, animando desde ellas a la lucha por la justicia, la igualdad, yendo casa por casa, peinando el barrio de carteles, explicando a los vecinos, participando en las luchas de denuncia. Mujeres que salieron de su individualidad para construir el nosotros.

No cesan este tipo de mujeres y hoy contamos con aquellas promotoras de organizaciones sociales, coordinadoras y asociaciones de barrios ignorados,
que han llegado hasta Estrasburgo para denunciar y hacer oír la situación de degradación e injusticia que se vive en algunos barrios de nuestras ciudades.

Y cómo no recordar a esas otras mujeres dedicadas al mundo de la educación.
Abrieron caminos en la coeducación. Su participación en las luchas a favor de la
escuela pública, de la igualdad en la educación de ambos sexos, la participación
y acceso activo de la mujer al mundo de la cultura, la educación en valores, tanto
desde el sistema educativo como en el seno de la familia. Hoy también defendiendo
con su compromiso y testimonio de vida este sistema educativo que sufre
actualmente grandes recortes.

No son menos aquellas mujeres que han entregado parte de su vida a la igualdad
desde su participación activa en la vida política. Así en la HOAC contamos
con mujeres ?muchas concejalas en distintos partidos del espectro político de
izquierdas? promotoras y ejemplo de que es posible la igualdad también en esta parcela, acercando la vida política a la cotidianeidad y a los problemas que la
gente vive día a día, acercando la Iglesia y el mensaje de Jesús a esta esfera de la
vida.

Y junto a todas ellas también han estado las que dedicaron su vida a las personas
excluidas, marginadas y expulsadas del sistema: droga, prostitución, inmigración.
Sin ánimo de exhaustividad, parece oportuno dar a conocer a algunas militantes
obreras cristianas muy activas en las luchas por la dignidad de las trabajadores.
María Moreno, jornalera sevillana y militante de la Federación del Campo de CC.OO., ha desplegado desde una profunda espiritualidad una gran actividad en el campo de los derechos laborales y cívicos de las mujeres, hasta el punto de ser llamada ?La Pasionaria de Lora del Río??.

Rosa Gisbert, Loles Gambín y Carmen Martínez han jugado un papel crucial en la organización de las aparadoras del calzado de la Vega Baja alicantina y
siguen hoy promoviendo el asociacionismo feminista y defendiendo la causa de
las mujeres trabajadoras. Otro tanto puede decirse de Carmen Léon, pieza clave
del feminismo en Córdoba, al que llegó tras su paso por las Mujeres de Acción
Católica, los Centros de Promoción de la Mujer y la propia HOAC. Ha sido coordinadora
del Área de Mujer de Izquierda Unida. Hoy está fuertemente vinculada a la Plataforma contra la Violencia Doméstica.

Cordobesa y hoacista también es Lola Castilla que llegó a ser la primera mujer
Presidenta de un Consejo Municipal de Distrito.
En Barcelona, la fallecida Pilar Espuña, con doble pertenencia a la HOAC y
también a las Fraternidades de Carlos de Foucauld, empleada de banca despedida
al casarse y vuelta a readmitir al fallecer su marido, según la legislación vigente de la Dictadura, desarrolló un profundo compromiso social que la llevó a ser miembro
del comité de empresa. También militó en partidos extraparlamentarios y asamblearios,
integró el colectivo ?Dona i Presó??, participando en la Asociación de Vecinos
Tror de la Peira-Vilapicina o colaborando con la Red por la abolición de la Deuda
Externa de Nou Barris.

Magdalena Alemán, religiosa javeriana de Las Palmas de Gran Canaria y conocida
como la ?Madre del Sureste?? en la isla por su dedicación a las ?apareceras??.
En el barrio de Doctoral, en Santa Lucía de Tinajana, creó en su casa el Centro de
Formación del Patronato de Promoción Obrera y extendió la HOAC también por
Lanzarote. Compañera de luchas fue también Vicky Carballo, ya fallecida. Empezó
su vida laboral como cajera en un supermercado y, posteriormente, fue trabajadora
de Iberia. Sindicalista muy activa a través de la Intersindical Canaria, participó
también en el APA del colegio de sus tres hijos. La llamaban la ?Reina del Sáhara??,
pues era muy buscada por las personas que querían enviar algo a El Aaiún cuando existía delegación de la compañía aérea en este territorio.

Eulalia Gómez, madre de cuatro hijos, tendera en droguería regentada por su
marido, se empeñó desde bien pronto en ?ser para los demás?? en la región de
Murcia. Participó en la fundación de la Escuela Equipo, un colegio autogestionario
creado para la promoción integral de los hijos e hijas de los trabajadores. Esta
activista incansable ha participado en la puesta en marcha del Centro de Adultos
en el barrio ?Las Casas Baratas??, en la Asociación Taller de la Ciudad. Sigue
luchando contra la pobreza del barrio de San José Obrero. También ha pasado
por la delegación diocesana de Pastoral Obrera y la Plataforma de defensa de los
inmigrantes.

Aprovechamos estas líneas para dar las gracias por tanta vida entregada a favor
de los demás, al igual que Jesús que se abajó y se entregó por amor a la humanidad.

Las mujeres trabajadoras, prioridad hoy

Hace unos años en la HOAC pusimos en macha una dinámica comunitaria para
promover el compromiso social de cada uno de nuestros militantes en cinco sectores
prioritarios. Uno de ellos es el de ?Dificultades que viven y sufre las mujeres
en el mundo obrero??. Los otros cuatro son: Paro, Pobreza y Exclusión; Precariedad
y Siniestralidad Laboral; Trabajo e Inmigración; Educación y Familia Obrera.
Su objetivo general no es otro que poner de manifiesto las dificultades que vivimos
y sufrimos las mujeres en el mundo obrero y trabajar para que hacerlas protagonistas,
afrontando los problemas y transformando la realidad.

Partiendo de la realidad de desigualdad se anima a aquellos y aquellas militantes
que se sientan vocacionados a trabajar en este área a que se hagan presentes
y colaboren con quienes persiguen la mejora de las condiciones de vida de
las mujeres empobrecidas y oprimidas, animen a las mujeres en peor situación a
iniciar su propio camino de autorrealización y propongan, a su vez, una respuesta
comunitaria de la HOAC. Los retos son enormes y las dificultades muy variadas,
pero existe una coincidencia general en señalar que hace falta una amplia concienciación sobre las desigualdades que vivimos y sufrimos las mujeres en el mundo
obrero por razón de género.

Para ello, es importante lograr que las organizaciones obreras asuman esta situación como ejes principales de su tarea sindical; aumentar el respaldo a las organizaciones
propias de las mujeres que trabajan para crear conciencia, denunciando y combatiendo
las diferentes discriminaciones; potenciar los servicios públicos que pueden mejorar las condiciones de vida de las mujeres y garantizar la igualdad de oportunidades; y erradicar la idea de que la liberación de la mujer se puede construir a costa de la explotación de otras mujeres. También, se ve imprescindible impulsar una reflexión profunda en el seno de la Iglesia que posibilite la toma de conciencia sobre esta situación injusta de la mujer tanto en la vida eclesial como social y abra espacios de participación e implicación en igualdad para ellas.

El Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia son fuentes permanentes de inspiración en esta tarea en la que buscamos la justicia que hace posible una vida digna para todos y todas.
Tanto en Getafe como en Salamanca el ?sector de la Mujer?? tiene como prioridad
la defensa de los derechos laborales de las empleadas de hogar, de modo que
han organizado tanto conjuntamente con otras asociaciones y entidades, como en
solitario, charlas y actos públicos de denuncia, sin descuidar la promoción de las
propias trabajadoras domésticas, ya sea mediante el conocimiento de los derechos
que las leyes les otorgan o a través de cursos de formación y el fomento del
asociacionismo. En Tui-Vigo, se han centrado en la mujer trabajadora pobre. En
general, lo que incluye a las empleadas de hogar, pero también a las limpiadoras,
las asistentas a domicilio y las de la economía sumergida.

De momento, la tarea tras un análisis de la situación, se ha decantado más por los actos de denuncia públicos y específicamente en los ambientes donde están presentes los y las militantes como los centros de trabajo, las parroquias, el barrio, los sindicatos, las organizaciones de mujeres y las asociaciones. En Barcelona, el acompañamiento de mujeres inmigrantes, fundamentalmente magrebíes, ha ido tomando
cada vez más peso, aunque sin descuidar la incorporación ?transversal?? de la perspectiva de género a todo el movimiento diocesano.

En Valencia, el sector de ?Mujeres??, en su mayoría militantes jóvenes, algunas
procedentes de la JOC, desarrollan sus actividades en el ámbito del sindicalismo
menos burocratizado y en las asociaciones de barrio.

Hitos de hoy

En la actualidad, la Comisión Permanente de la HOAC la formamos cuatro mujeres y dos hombres. La presidencia la ostenta, por primera vez en nuestra historia, una mujer. Además, al frente de nuestras publicaciones (libros, cuadernos y revistas) se encuentra igualmente una mujer. También es una mujer, Charó Castelló, la persona que se ocupa de la representación de la HOAC en el Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa que agrupa a la mayoría de los movimientos apostólicos obreros del continente.

Son indicadores del papel que las mujeres hoy desempeñamos en la HOAC y, quién sabe, si el principio de un camino que acabarán por recorrer algún día todas las estructuras de la Iglesia.
Actualmente, un buen número de mujeres militantes estamos jugando un papel
destacado en las luchas que nos han tocado vivir. Sin ánimo de sacar una fotografía
completa de todas las implicadas en esta acción, vamos a presentar brevemente
algunas experiencias. Isabel Salinas, de la diócesis de Granada. Ha ido al Parlamento
Europeo a denunciar la situación de la Zona Norte de Granada como miembro
de la Plataforma ciudadana del barrio, de la que ha sido presidenta. Se trata de
un hito más en su trayectoria social, que comenzó en 1973 cuando ingresó en la
HOAC. Siendo trabajadora del hospital de Granada, se prometió a sí misma que
acabaría su vida laboral en la misma categoría en la que comenzó. Fue delegada sindical desde las primeras elecciones sindicales, porque estaba convencida de
que ?el mundo del trabajo y de la Iglesia necesitan cristianas comprometidas en
esa realidad sangrante de las relaciones laborales, para llevar la buena noticia de
Jesucristo que es la propuesta de liberación??.

Con 55 años, y por razones de enfermedad, se jubiló anticipadamente.
Entonces resolvió implicarse más en su barrio. Comenzó en el Centro Cívico de
la Zona Norte de Granada y descubrió a otros compañeros que ya conocía de los
tiempos de la Dictadura y la Transición. El análisis de la situación de los vecinos y la necesidad de impulsar cambios y mejoras se ha traducido en la creación de la Plataforma Zona Norte de Granada integrada en la ?Asociación Andaluza de Barrios Ignorados??.

Otro caso muy parecido es el de Estefanía Terrazas, de la diócesis de Burgos. Como trabajadora de la Sanidad ha buscado ?ser coherente con mi fe, dando preferencia a los más desfavorecidos y buscando que se hiciera realidad la justicia social??. Ahora, ya jubilada, es voluntaria en dos proyectos de Cáritas: la casa de acogida ?Ain-Karem?? para mujeres en exclusión, la mayoría inmigrantes con niños menores de tres años a su cargo, y ?el Proyecto de Formación de Mujeres Inmigrantes del Servicio Doméstico??.

Su intención en ambos casos es ?estar cerca de ellas, preocuparme por sus familias, por su situación laboral, sin ocultarles las dificultades, insistir en la necesidad
de la preparación y la formación.
Encarna Cartagena, de la Diócesis de Orihuela-Alicante. Vive en Cox, un pueblo
pequeño de la Vega Baja cuya economía gira, casi en exclusiva, alrededor de
la distribución de frutas y verdura. ?Nunca ha habido una gran conciencia obrera,
ni presencia sindical de ningún tipo, ahora la mayoría de las contratadas para
trabajar en los almacenes son inmigrantes??.

Encarna lleva desde 1999 en el grupo de Cáritas de la Parroquia del pueblo.
Con la crisis, el paro ha ido aumentando. ?Como la labor de Cáritas no es solo de
asistencia, sino de ayuda para ganarse la vida dignamente, nos pusimos en oración
para discernir qué hacer??, recuerda Encarna. Después de un largo proceso y muchas gestiones, la parroquia consiguió que el dueño de unas tierras sin cultivar
las cediera a jóvenes parados del pueblo y a familias inmigrantes sin empleo para
que pudieran satisfacer parte de sus necesidades y comercializar los excedentes.

El proyecto está ya en marcha y va dando sus frutos. Antonia Nieto Serrano es la
actual presidenta ?Asociación de Centros de Cultura y Promoción de la Mujer?? de
Badajoz. Esta asociación tiene 12 centros en Badajoz autogestionados por las mujeres
que los frecuentan.

El modelo de humanización al que aspira la HOAC supone un fuerte contraste con la lógica actual que domina la vida social, política y cultural, y que encuentra
su fundamento en la primacía del beneficio privado sobre las necesidades de las
personas. Por ello, la lucha contra las desigualdades, discriminaciones e injusticias
que hoy padecen las mujeres, cobra especial relevancia para nuestro movimiento
apostólico obrero. Seguimos luchando para ganar la batalla de la justicia para
todas las trabajadoras.


Iglesia Viva nº 251 julio-septiembre 2012