«Unanimidad moral». Así definió monseñor Martínez Camino la reunión de la Permanente, en la que se aprobó la nota de los obispo sobre les elecciones, que tanto ha dado que hablar. Pero, según han podido saber los angelitos, en la reunión «se cortaba la tensión». Con discusiones incluso acaloradas. Tanto que algunos obispos salieron «desolados».
Se discutió en profundidad tanto sobre el fondo como sobre la forma y sobre la oportunidad de la nota, previamente preparada y «cocinada» por el secretario del episcopado. Y en los tres capítulos, la división entre las diversas sensibilidades episcopales quedó patente.
Algunos prelados no consideraban oportuno el momento de su publicación, conscientes de que «sería la gota que haría colmar el vaso del Gobierno».
Además, el borrador preparado por Camino se pasó a la criba, palabra por palabra e idea a idea. Porque, de entrada, a muy pocos les disgustó profundamente la primera redacción. ¡Como sería! Al final, la nota, pulida y limada, se publicó. Con el consiguiente revuelo mediático y político.
Una nota de cortar y pegar, en la que se les escapó lo del diálogo con ETA y en la que, además, los prelados tuvieron mucho cuidado en eliminar una recomendación que era habitual en las anteriores notas episcopales con motivo de las elecciones.
¿Adivinan cuál? Se trata de aquella en la que se pedía a los medios que contribuyesen al buen desarrollo de la campaña electoral y no crispasen más el ambiente. No se atrevieron a ponerlo en ésta. Algún obispo señaló: «Si decimos eso, nos van a decir lo del Evangelio: ‘médico, cúrate a tí mismo'». Y es que la sombra de Losantos es alargada.