MOnseñor Blázquez pide perdón a las víctimas de ETA
?No fui yo el que busqué ser presidente de la Conferencia Episcopal ni busco ahora volver a serlo. Fueron mis hermanos obispos los que me lo pidieron que aceptara esta responsabilidad para este trienio 2005-2008 que acabaremos ahora en marzo??. Son palabras de Ricardo Blázquez, obispo de Bilbao y presidente de la Conferencia Episcopal Española en la amplia entrevista que publica hoy el semanario ?Vida Nueva??.
No rehúsa ni pide ser reelegido. Lo dice en latín echando mano de un viejo adagio: ?Non recuso laborem nec peto laborem?? (Ni pido ni rehuso el trabajo) Es la respuesta del obispo de Bilbao cuando se le pregunta si volverá a ser candidato.
?En la Iglesia no hay candidatos. En este caso son los obispos los que, vista la realidad de la Iglesia del momento y analizando todo, sugieren nombres y después votan. Es un servicio que he llevado con agrado y que, si me lo volvieran a pedir, no lo rehusaría??. Ricardo Blázquez no es un obispo ?quemado??. Mantiene viva la fuerza y el entusiasmo pues considera que hace falta un ejercicio de ?lubrificación??.
A nadie escapa la ?sorpresa?? que supuso esta elección, que en ambientes no eclesiásticos fue interpretada como ?la victoria del ala progresista sobre la conservadora?? aunque en el seno de la Conferencia Episcopal sólo se advierten ?diferentes sensibilidades ante las realidades eclesiales distintas. Los criterios que se aplican en unas elecciones en el ámbito civil no pueden aplicarse a la Iglesia?? es el argumento de Ricardo Blázquez que ni entra ni sale en esta dicotomía pues cree que ?hay que estar muy por encima??. Para él ?son servicios que los obispos hacemos y que, además, hacemos con gozo y responsabilidad, manteniendo la comunión?? comenta sin olvidar que a veces las manifestaciones de un obispo pueden parecer que son contrarias a las de otro obispo. ?No tenemos disciplina de voto ni uniformidad. La comunión es un misterio que nos enriquece aún en la variedad??.
Sana laicidad
Hay muchos asuntos que ocupan y preocupan al monseñor Blázquez: el dinamismo de la vocación cristiana en general en nuestro país, la transmisión de la fe a los más jóvenes y la crisis de vocaciones específicas en la vida religiosa y también la escasa respuesta a la vocación sacerdotal. Lo hemos visitado en una de sus muchas ?escapadas?? a Madrid y en la serena y sencilla casa de religiosas donde se hospeda nos habla con sosiego, con las ideas claras y con una actitud poco común; aun siendo él el entrevistado escucha más que el entrevistador.
A Ricardo Blázquez, teólogo de prestigio y obispo en Euskadi, una Comunidad Autónoma especialmente lacerada por la violencia, le preocupa el ?terrorismo?? a cuya erradicación ha ayudado pese a que en muchas ocasiones no haya sido vista su postura con toda claridad: ?ETA debe desaparecer definitivamente y totalmente, sin dilaciones ni contrapartidas?? pero también está preocupado por el ?relativismo?? de la sociedad. Benedicto XVI lo ha denunciado con fuerza y monseñor Blázquez, en su deseo siempre de atemperar y serenar, matiza: ?Si el relativismo se extiende hasta la concepción de la libertad, ésta queda dañada en su misma de raíz, pues cada uno podríamos refugiarnos en nuestra manera de comprender la libertad, quedándonos al albur del más fuerte. Necesitamos la verdad objetiva. Sin ella todo es inseguro, incierto, frágil. La verdad produce confianza, serenidad y respeto mutuo?? nos dice confiado en la necesidad de la primacía de la verdad.
Los años al frente de la Conferencia Episcopal han sido difíciles por muchos conceptos. Su labor al frente del principal órgano colegiado de los obispos españoles ha sido, no obstante gratificante: ? El balance es altamente positivo. Ha sido un tiempo delicado, intenso y laborioso. He querido presidir animando, coordinando, escuchando a todos; no tengo autoridad ni la quiero. He querido ser hombre de puentes, lubricante de engranajes, aunque algunas veces no se haya puesto de manifiesto suficientemente. En este sentido tengo que destacar algo importante que quizás a veces no se conoce y es que los documentos de la CEE han sido aprobados por unanimidad, con un gran esfuerzo por parte de todos. Hay más comunión de la que parece entre los obispos?? nos comenta cuando se le pregunta por sus divergencias con algunos obispos. En este asunto es tajante afirmando que no hay división sino distintas sensibilidades que afloran de forma distinta porque cada pastor tiene una realidad distinta en su diócesis. Habla de una importante ?unanimidad?? a la hora de aprobar documentos; aplaude el esfuerzo intenso para que se aprueben todos los textos por consenso, aunque tarden en salir.
Relaciones con el Gobierno socialista
Uno de los asuntos que más afloran a la opinión pública es la relación con el gobierno de Rodríguez Zapatero y las tensiones a raíz de algunas leyes concretas. Algunos de los documentos episcopales han levantado suspicacias. ?Nos hemos visto urgidos por algunos proyectos de ley del gobierno como han sido algunas leyes sobre el matrimonio, la LOE y sus reales decretos?? aunque Ricardo Blázquez matiza: ?yo agradezco la voluntad de acuerdo que ha habido con el gobierno en otros temas de interés. Las relaciones han sido correctas y hasta cordiales a veces. En unos temas, como es el económico, ha habido satisfacción por ambas partes y en otros ha habido importantes aproximaciones, como es en el caso de la Enseñanza. En otro, sin embargo, creo que ha faltado diálogo. Nos satisface, no obstante, que se haya contado con la Iglesia para la Ley de Dependencia y que el gobierno haya aumentado considerablemente la ayuda del gobierno al tercer mundo??
Una Iglesia que viene denunciando en los últimos años una ?ola de laicismo?? que Blázquez desea concretar: ?Probablemente lo que falte sea un ajuste de términos, un afinar más los conceptos??. Ya lo hizo en el discurso inaugural de la Plenaria de la Conferencia el pasado mes de febrero. El presidente se pregunta el lugar que ocupa Dios, la ley moral, la Iglesia, Jesucristo en las realidades temporales y qué es lo que exige el respeto a su autonomía . La respuesta es ahora la del profesor-obispo: ?A veces se tiende a concebir la laicidad como el ámbito de la sola razón, que considera la fe como irracional y no digna de entrar en el debate público; como una secta en el mercado de los sentimientos religiosos, como vaga y genérica mística. La razón necesita abrirse a la trascendencia, ya que no se reduce a sus dimensiones empíricas, matemática, mesurable?? ¿No son realidad el amor, la esperanza, la confianza? Por ello, se excluirían los signos de la vida pública; se negaría a la Iglesia la posibilidad de intervenir en temas que afecta a todos los ciudadanos?? moral laica, es decir, una visión donde habría sitio para Dios??
Y es aquí en donde, al responder, echa mano del concepto acuñado por Benedicto XVI: ? La Iglesia actuará teniendo en cuenta una sana laicidad. La religión no es puro sentimiento individual no reducible al ámbito privado, ya que posee estructuras visibles y comunitarias. Como la libertad humana es siempre compartida con otros, es patente que sólo pueden hallarse sobre la base de lo que es común a todos: la llamada ley natural; de esta fuente fluyen los derechos y deberes correspondientes; esta ley es el baluarte a al arbitrariedad, el abuso de poder y la manipulación. La libertad humana, la verdad, la justicia, la solidaridad, el amor el respeto de las personas se comprenden y realizan en complementariedad e interacción. La libertad desde ser educada para que no pierda el rumbo y no se convierta en egoísta e insolidaria??
ETA y el fin de la tregua
Junto a sus tareas al frente de la Iglesia española, Ricardo Blázquez comparte su misión principal que es la de obispo de Bilbao. La violencia terrorista y la actuación de la Iglesia vasca en el conflicto sigue siendo un asunto que ocupa a sus pastores. La ruptura de la tregua de ETA ha devuelto muchas esperanzas: ? Con tristeza hemos vista cómo ETA ha roto el alto el fuego, que ella había declarado hace más de un año- Entonces los sentimientos fueron de esperanza y de prudencia; ahora son de tristeza y preocupación. ETA debe desaparecer definitivamente y totalmente, sin dilaciones ni contrapartidas; no tiene justificación política, moral ni religiosa. Las víctimas merecen que su sufrimiento no sea olvidado y deben ser resarcidas en la medida de lo posible. Deseamos pedirles perdón si alguna vez no hemos estado lo suficientemente cerca. Que su dolor sea una advertencia para no caer en tan grave inmoralidad en el futuro. ¡Qué la unidad en lo principios éticos y la convergencia en los procedimientos fortalezca la confianza de la sociedad en la superación de esta lacra. Orar, fortalecer las conciencias morales, continuar el camino de deslegitimación y siempre educar a los jóvenes para la paz sin dejar de acompañar a las víctimas. La sociedad debe continuar expresando su rechazo sin miedos; que la resignación sea vencida con la decisión?? Contundente y enérgico en estos temas ante los que no caben posturas tibias como equivocadamente le han achacado algunas veces al prelado bilbaíno.
Beatificaciones en Roma
En octubre hará veinticinco años de la primera visita de Juan Pablo II a España y la iglesia española va a celebrarlo en Roma asistiendo a la masiva beatificación de una gran cantidad de mártires de la persecución religiosa en nuestro país en el siglo XX. Puede parecer una provocación al gobierno socialista o puede parecer un querer reabrir heridas cuando lo que deberíamos hacer es olvidar. Estas son opiniones que ha suscitado esta decisión del Vaticano para beatificar a este medio centenar de mártires. ?Ya hace tiempo que estaba incoado el proceso de beatificación. Hubo unos diez mil mártires, es decir, asesinados por motivos de fe. Murieron perdonando, como Jesús desde la cruz. Para la Iglesia su testimonio es un fortalecimiento de la fe y de la fecundidad evangelizadora. No son beatificados contra nadie. Su martirio glorificó la gracia poderosa de Dios en la debilidad; testifican la importancia del Dios revelado en Jesucristo (por un Evangelio hipotético no se muere). Queremos que su martirio sea fuente de paz y de esperanza en nuestra sociedad. No podemos confundir a los mártires con los soldados, caídos en los campos de batalla, porque luchaban unos contra otros, ni con las víctimas de la represión política, que fue implacable en la retaguardia, tanto en un bando como en otro, por motivos ideológicos, y continuó en los años sucesivos Todos los muertos merecen nuestro máximo respeto. Los mártires son un grito para decirnos: Las dificultades no se resuelven así, sino con el diálogo, la comprensión, la generosidad. Se beatifica a los que durante el proceso serio, de cada uno, se ha concluido que fueron asesinados por la fe en Jesucristo??
Educación para la Ciudadanía
Una bandera de lucha y enfrentamiento en estos últimos meses es la asignatura Educación para la Ciudadanía. Mucha tinta se está derramando sobre ello y parece que la cosa va para largo. En este tema Blázquez repite la estrofa que viene diciendo frecuentemente: ?A los obispos nos preocupa el campo de la educación porque es fundamental para el presente y futuro de la sociedad, porque está en una situación inquietante y porque es actualmente complicada. Estamos cerca de padres y educadores. No queremos que este amplio campo, en que colabora eficazmente la Iglesia, se reduzca a Educación para la Ciudadanía. No es bueno para la sociedad tantas leyes orgánicas en tan poco tiempo; nosotros pedimos y deseamos que se hubiera llegado a un pacto Estado sobre la Educación; no es cuestión partidista ni por tanto de alternativa constante. La CEE ha emitido dos Instrucciones que fueron aprobadas por unanimidad: Esto piensa la CEE. Nuestra intención era señalar aspectos inquietantes y apuntar soluciones: La Iglesia no es insumisa ni favorece la insumisión. Los textos subrayan la responsabilidad primordial e los padres en la educación de sus hijos que tienen el derecho de elegir la educación para ellos de acuerdo con sus convicciones religiosas y morales, como reconoce la Constitución Española. Por eso, lo que ponga en peligro este derecho nos preocupa y queremos defenderlo??.
En cuanto a la objeción de conciencia a la polémica asignatura Blázquez repite de nuevo: ?La CEE no se decantó por ningún medio legítimo por el que los padres pudieran democráticamente impugnar esta asignatura obligatoria de educación, que implica también formación moral de la conciencia. Nos parece bien que sean educados los alumnos en los principios, derechos, valores, obligaciones reconocidos en al Constitución y en otros Acuerdos Internacionales firmados pos el Estado: Justicia, solidaridad, paz, libertad convivencia respetuosa, tolerancia de los diferentes, etc. Pero nos preguntamos porqué no puede ser esta asignatura opcional e incluir en la religión algunos capítulos con esta temática. La religión y la moral católicas educan para la ciudadanía y forma buenos ciudadanos también. No es bueno que arranque esta asignatura, reconocida en principio como necesaria y conveniente, con polémica. Es verdad que se debe tener en cuenta también los textos de la materia y las decisiones de los Gobiernos autonómicos. En este sentido me permito recordar lo que Juan Pablo II dijo: La fe no se impone, se propone. Yo creo que tampoco se impone una idea contraria a la fe??
Concluye el obispo de Bilbao con unas palabras llenas de sentido: ?Yo deseo que podamos tener tino y tono en nuestras intervenciones, es decir, acertar en los diagnósticos, y ofrecerlos con claridad, respeto y afecto: Amamos a nuestra sociedad; no somos extraños, somos parte de ella. Yo creo que a la Iglesia se le pide ante todo y sobre todo, consciente o inconscientemente, que hablemos de Dios y a la luz de Dios del hombre, de la vida, de los problemas. Hablar bien de Dios, es hablar evangélicamente de Dios, a la luz de Jesús ?rostro humano de Dios y rostro divino del hombre??.
Al servicio de la Iglesia
Ricardo Blázquez es un abulense que se crió en la sencillez de la religiosidad castellana, con una fuerte impronta de la educación familiar. Forjado en el estilo sacerdotal de los años en los que se buscaba el ministerio como fuente de espiritualidad sacerdotal , tuvo en el recientemente fallecido Baldomero Jiménez Duque, un maestro y un amigo. Estudió en Roma cuando los aires del Vaticano II corrían fuertes en la Iglesia y fue ordenado presbítero en plena ebullición conciliar en una España que buscaba nuevos caminos de renovación eclesial. Profesor en la Facultad de Teología de la Pontificia de Salamanca, decano de la misma, fue elegido obispo auxiliar del entonces arzobispo de Santiago, Rouco Varela con quien le unió siempre una buena amistad.
Trabajaron juntos hasta que fue trasladado a Palencia como obispo titular y posteriormente a Bilbao. Encargado de la comisión episcopal para la doctrina de la fe, mantuvo siempre excelentes relaciones con todos los obispos que hace tres años lo elegían presidente . Su biografía continúa con las mismas claves: profunda espiritualidad viviendo cada día su ministerio como don de Dios; su carácter afable y siempre dispuesto al diálogo y la mediación y su gran bagaje teológico que le hace ser una de las cabezas mejor amuebladas del episcopado. Dice no saber si seguirá al frente de la CEE o no y no le importa ser el primer prelado que no es arzobispo pese a ser presidente del órgano episcopal. A Blázquez siempre se le verá en el esfuerzo por hacer amigos y en el gozoso servicio de su ministerio allá en donde se le llame.