Hemos leído con indignación y estupor la nueva condena o «notificación» al eminente teólogo Torres Queiruga. Queremos manifestar lo siguiente:
Expresar nuestra absoluta disconformidad con esta manera de proceder de la Comisión de obispos que lo ha condenado, porque el método empleado no nos parece en absoluto correcto, ni justo, ni adecuado.
Si tienen algo que censurar, debieran haber empleado otros procedimientos distintos como el mismo Queiruga ha manifestado, donde se hubieran podido debatir más en profundidad e imparcialidad, con presencia más amplia de especialistas y del propio interesado, los puntos objeto de debate.
Creemos además que en esta forma de proceder hay una gran falta de estilo evangélico, de talante fraterno, de diálogo sincero, de deseos de hablar serenamente entre hermanos. Es un estilo impositivo, autoritario, poco dialogante impropio de quienes debieran dar mejor ejemplo de estilo cristiano.
No nos extraña que hechos de este tipo se vengan sucediendo, después de la reciente declaración de la Comisión Teológica Internacional que dijo «que los teólogos deben someterse» (sic) a los obispos. Y como el Vaticano controla a los teólogos, pues todo queda atado y bien atado. Ya lo dijimos no hace muchos días con motivo de la condena de otro gran teólogo, Juan José Tamayo, en nuestro comunicado «El Vaticano y los teólogos» y que no vamos ahora a volver a repetir.
Expresar desde aquí nuestra solidaridad con Queiruga, quien lleva muchos años acompañándonos con sus escritos, libros y reflexiones sobre aspectos importantes de nuestra fe que nos han ayudado durante todo este tiempo. Le animamos desde aquí y le recomendamos que siga adelante en su trabajo de investigador, para hacer más asequible las formulaciones teológicas con la cultura del hombre actual, labor por otra parte, que el Vaticano II encomendó fervientemente a los teólogos y que por lo visto los obispos parece que han olvidado.
31 de Marzo de 2012