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Cientos de familias se quedan sin hogar a diario en España mientras millones de viviendas están vacías y a manos de bancos y promotores (Foto: Archivo)
Las viviendas vacías se encuentran en manos de bancos y promotores mientras que a diario unas 500 familias españolas tienen el riesgo de perder sus hogares tras los constantes desahucios que se ejecutan en el país para privar al inquilino del uso de un inmueble.
A diario unas 500 familias españolas tienen el riesgo de perder sus hogares tras los constantes desahucios que se ejecutan en el país para privar al inquilino del uso de un inmueble por la falta de pago de la renta o cualquier otro incumplimiento contractual; mientras que 3,4 millones de casas en España están vacías, pues la mayoría se encuentran en manos de bancos y promotores.
Según el censo realizado en el año 2011 por el Instituto Nacional de Estadísticas, en la ciudad de Andalucía existen 63 mil 221 viviendas sin ocupar, mientras que en Valencia la cifra es de 505 mil 029 casas y en Cataluña el número alcanza las 448 mil 356 viviendas.
Por porcentaje con respecto al total de las viviendas existentes en la comunidad autónoma, Galicia, La Rioja y Murcia encabezan el ránking de residencias vacías, mientras que en el otro extremo se sitúan Navarra, Madrid y País Vasco.
Estos datos demuestran que en España están casi la mitad del total de las viviendas sin ocupar, un número que ha crecido en los últimos diez años.
La paradoja es que hay más viviendas vacías cuando muchos españoles se enfrentan a un desahucio. Son viviendas vacías hechas por promotores que no han conseguido venderlas, edificios en mano de los bancos, pisos procedentes de ejecuciones hipotecarias, o casas en desuso y abandonadas.
«La vivienda es un derecho», un derecho recogido en el artículo 47 de la Constitución española que está totalmente olvidado. Por eso desde la plataforma ?por una vivienda digna?? ofrecen alternativas para que la vivienda sea realmente un derecho.
Son las consecuencias de una década en la que se infló la burbuja inmobiliaria hasta su estallido y en la que la racionalización de la vivienda brilló por su ausencia. Ahora, es momento de que los poderes públicos, y privados, aprendan de los errores del pasado pero todavía no están por la labor.
A esto se le atribuye la crisis económica que está azotando a la nación europea y que cada día merma los recursos para la inversión social y el mejoramiento de la calidad de vida de sus pobladores.