Benedicto XVI cierra su visita a Brasil con una multitudinaria misa en el santuario de la patrona del país
El papa Benedicto XVI ha llegado hoy a la ciudad brasileña de Aparecida, donde se encuentra el santuario mariano más visitado de Brasil, para continuar su visita pastoral, que concluirá mañana con la inauguración de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (Celam).
Tras ofrecer un firme discurso a los obispos de Sao Paulo, animando a que la iglesia católica se acerque más a los pobres de las favelas, donde pierde fieles a costa de las sectas evangélicas, el Pontífice se ha desplazado al impresionante santuario de la patrona del país, Santa María de Aparecida, a unos 170 kilómetros al norte de Sao Paulo.
Recibido en el aeropuerto por las autoridades de la ciudad, entre ellas el alcalde, José Luis Rodrigues, que le ha hecho entrega de las llaves de la ciudad, ha disfrutado del calor de miles de personas durante su traslado por las calles engalanadas de la ciudad hacia el seminario Bom Jesus, donde estará alojado hasta su regreso a Roma el domingo.
La agenda del Papa para el día de hoy incluye una visita a la Hacienda de la Esperanza, un centro de recuperación de drogadictos y alcohólicos que basa su terapia en la religión y el trabajo. Tras el almuerzo en el seminario, rezará el rosario y tendrá un encuentro con sacerdotes, religiosos de diferentes órdenes, seminaristas y diáconos en la Basílica del Santuario Nacional de Aparecida.
Con una cúpula de 80 metros de diámetro, flanqueada por una torre de 107 metros que domina el valle del Paraiba en el Estado de Sao Paulo, la basílica de Nuestra Señora de aparecida es una de las más grandes de Brasil, con una superficie de 18.000 metros cuadrados. Sus naves de 70 metros de largo son recorridas a lo largo del año por siete millones de devotos venidos de todo el mundo. Fue construida en forma de cruz griega (las cuatro aspas iguales) hace 52 años, aunque aún no está acabada, y está considerada como uno de los templos dedicados a María más grandes del mundo, con capacidad para 45.000 personas.
Está dedicada a una pequeña estatua de arcilla de apenas 39 centímetros hallada por pescadores en el rió Paraiba en 1717 y convertida después en símbolo de la devoción nacional.
El Papa oficiará una misa el domingo desde la entrada del templo, donde se ha instalado un altar para la ceremonia. Delante tendrá unos cientos de miles de fieles esparcidos por un terreno de unos 200.000 metros cuadrados. Cientos de puestos de venta aguardan a los devotos, a los que ofrecen rosarios, gorras, figuras de santos, camisetas e incluso ordenadores.