Lecturas:
Jl 2,12-18: “Conviértanse al Señor”
Salmo 50: “Misericordia, Señor: hemos pecado”
2Cor 5,20-6,2: “En nombre de Cristo les pedimos que se reconcilien con Dios”
Mt 6,1-6.16-18: “Tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará”
Hoy comenzamos la Cuaresma.
Podríamos preguntarnos y responder con sinceridad ¿Una más en la lista de tantas cuaresmas que he vivido? O ¿esta cuaresma será mejor que la del año pasado? O ¿me preparará para que la cuaresma del año entrante sea mejor? Bueno, la propuesta es que vivamos esta con intensidad, que caminemos hacia Jesús, plenitud de la vida y que logremos frutos abundantes.
Miremos hoy al Dios compasivo y misericordioso, rico en piedad y leal que proclamamos en el Salmo. Estemos seguros que El nos perdona porque es lento a la cólera y rico en misericordia, es un Dios preocupado por el sufrimiento de su pueblo, un Dios cercano a sus hijos e hijas. Bondadoso y compasivo que borra todas nuestras culpas. Descubramos en esta Cuaresma al Dios que nos reconcilia, siempre y cuando lo permitamos, cuando lo aceptamos y nos ponemos a su alcance. Acerquémonos al Dios de Jesucristo que nos llena, está sobre nosotros y camina a nuestro lado cuando aceptamos su gracia.
Hagamos el propósito en esta Cuaresma de practicar la justicia sin ser vistos, de rezar en lo escondido, donde sólo Dios nos oye, de ayunar de las cosas que nos hacen daño y no le gustan a Dios. Es un buen propósito de Cuaresma pero con cuidado, porque estas cosas, tan típicamente religiosas y apropiadas para este tiempo las debemos realizar según el estilo y las recomendaciones de Jesús.
La serie «Otro Dios es posible», de los mismos autores, tiene un capítulo, el 32, que se titula «¿para qué sirve la oración?», que puede ser útil para suscitar un diálogo-debate sobre el tema. Su guión y su audio puede recogerse en http://www.emisoraslatinas.net/entrevista.php?id=130032 Hay varios otros varios guiones con temas relacionados, que se prestan a un debate-catequesis donde sea oportuno.