También nosotros manifestamos nuestro apoyo y solidaridad con esa iglesia perseguida de Sucumbíos (Redacción de R. C. )
‘Demuestra tu amor, Tú que salvas de los agresores, a los que se refugian a tu derecha
(Sl 17, 7)Nosotros, asesores y asesoras de Comunidades Eclesiales de Base de Brasil, reunidos en la casa de retiros Nuestra Señora de la Asunción, en la ciudad de Río de Janeiro, para reflexionar sobre ‘Las CEBs ante los desafíos del mundo contemporáneo’, hemos tomado conocimiento del profundo sufrimiento que se abate sobre la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos en Ecuador.
Durante mas cuarenta años de pastoreo de Don Gonzalo, la Iglesia de Sucumbíos, se transformó en una iglesia comunitaria, ministerial, laical, profética y misionera.
Fortalecidos por la Palabra de Dios, reflexionada y celebrada en comunidad, campesinos, indígenas, negros, mujeres y jóvenes, aprendieron a vivir el seguimiento de Jesús, realizando muchísimos servicios sociales, como asociaciones, cooperativas, sindicatos y diversos grupos de cooperación y asistencia a los más necesitados. También supieron cuidar de la vida litúrgica, sacramental y catequética.
Esta comunidad eclesial conoció también la persecución, la calumnia y el martirio, promovidos por aquellos que se oponen a la liberación de los pobres.
Como reconocimiento por el grandioso trabajo realizado, Don Gonzalo y la Iglesia local, recibieron varias condecoraciones de organizaciones, universidades, de la Asamblea Legislativa Nacional y del Presidente Rafael Correa.
A partir de la renuncia de Don Gonzalo, por haber cumplido 75 años, el octubre de 2008, la Iglesia de Sucumbíos ha vivido una dura y profunda persecución promovida por las autoridades eclesiásticas.
Muchos presbíteros ordenados por él, fueron suspendidos del ejercicio de sus ministerios, argumentando nulidad de su ordenación, líderes laicos fueron destituidos de sus ministerios, expulsados y hasta agredidos físicamente.
A pesar de toda esa persecución las comunidades de Sucumbíos, vienen resistiendo por medio de vigilias, manifiestos, protestas y caminatas. Mientras tanto, la situación permanece indefinida.
Ante los que estamos acompañando en Sucumbíos, rechazamos las medidas arbitrarias y manifestamos nuestro apoyo y solidaridad a esa iglesia perseguida. No estamos de acuerdo con la amenaza de interrupción de la caminada de esta iglesia, que está en plena comunión con las orientaciones del Concilio Vaticano II y del magisterio latinoamericano a partir de Medellín.
Hagamos de las piedras, camino;
De las pérdidas, memoria;
Del Dolor, oportunidad;
De la persecución, fuerza;
Del sueño la utopía y el horizonte en el hoy de la historia,
Sostenidos por el evangelio de Jesucristo
Rio de Janeiro, 17 de abril de 2011
Firman asesores y asesoras de Comunidades Eclesiales de Base de Brasil.