Jon Sobrino estaría satisfecho si la polémica con el Vaticano sirviera para «remover aguas». El jesuita ha expresado hoy su preocupación por la «deshumanización» del mundo desarrollado y ha dicho que se daría por satisfecho si la polémica por las críticas a su obra de la curia vaticana sirviera para «remover las aguas» y hacer que el mensaje de Jesús llegue a más gente. El teólogo vasco, amigo y compañero en El Salvador de los asesinados Ignacio Ellacuría y monseñor Romero, se ha sentido agradecido en Barcelona por las múltiples muestras de apoyo recibidas por parte de teólogos y de sectores de la Iglesia tras hacerse pública la notificación crítica con él del Tribunal para la Doctrina de la Fe.
Este Tribunal considera que sus obras y sus pensamientos teológicos presentan discrepancias con la fe de la Iglesia.
Estas expresiones de apoyo le han producido «alivio», ha asegurado en conferencia de prensa, en la que ha defendido su concepción de un Jesús «humano» frente a la visión oficial de la Iglesia, que «me dice que mi presentación de Jesús tiene el peligro de que la gente se puede quedar sólo con lo humano de Dios y que, por tanto, eso no ayude a aceptar la divinidad de Jesús».
Sobrino ha rechazado que pueda ser considerado ni «víctima» ni «héroe» tanto por su trayectoria de años de encontronazos y discrepancias con la línea oficial del Vaticano como por su implicación con los pobres de El Salvador, que ha puesto en peligro su vida en más de una ocasión.
El jesuita, uno de los representantes de la teología de la liberación, ha explicado que se sintió sorprendido por la notificación del Vaticano, ya que creyó que había dado suficientes explicaciones sobre sus líneas de pensamiento, y ha apuntado que «me da en qué pensar que por creer que cierta teología se vuelca más en los pobres eso la haga más peligrosa».
Sobrino ha sido invitado por la organización catalana Cristianismo y Justicia para conducir esta noche una plegaria en la iglesia de los Jesuitas de Caspe que lleva por título «Bajar de la cruz a los pobres de este mundo».
Tras aclarar que la notificación de Roma no impedirá que continúe escribiendo y enseñando teología, ha lamentado que «el pleito» con la curia vaticana se haya convertido en la noticia, dejando de lado debates que cree de más trascendencia como la «deshumanización» de la sociedad actual.
«No veo que ni en Europa, ni EEUU, ni China ni Japón, por ejemplo, sientan ninguna necesidad de contar con referentes que ayuden a humanizarles», ha dicho, por lo que cree urgente hacer llegar con más fuerza el mensaje de Jesús y que no pasen desapercibidas las enseñanzas de personas como Santa Teresa de Jesús, Martín Luther King, Ghandi o Monseñor Romero, entre otros.
Para este teólogo, la pregunta a responder en el mundo desarrollado es «¿cómo vivir uno a gusto consigo mismo en un mundo con gran desespero, con drogas, con muerte…?».
«Uno se siente mal cuando en este mundo 2.000 o 3.000 millones de personas carecen de lo necesario para subsistir y donde se dice que técnica y políticamente sería posible erradicar el hambre del planeta, pero no se hace. Si pudiendo hacerlo no lo hacemos es que no somos humanos», ha añadido.
Respecto al estudio para la canonización de Monseñor Romero, Sobrino ha lamentado que uno de los argumentos que utiliza el Vaticano para dudar de su viabilidad es que este hecho se podría manipular políticamente, ya que el que fue obispo de El Salvador es un referente de los movimientos de izquierda de ese país.
«El problema, creo, es que quien está ahora en el poder, el partido Arena, es un partido fundado por los asesinos de Monseñor Romero», ha dicho.