“Matar herejes es introducir en la tierra un crimen inexpiable”, afirmaba en el siglo IV el padre de la Iglesia Juan Crisóstomo. Doce siglos después lo ratificaba Lutero: “Quemar herejes es contrario a la bondad del Espíritu Santo”. Por las mismas fechas el pastor protestante Sébastien Castillion, primero protegido por Calvino y luego repudiado, afirmó que no hay en la Biblia un solo textos que justifique la ejecución de los herejes. Dos pensadores de orientación religiosa tan divergente como el apóstol Pablo de Tarso y el filósofo ateo Ernst Bloch coinciden en la necesidad de la herejía. Pablo de Tarso afirma: “Conviene que haya herejes”. Bloch escribe en el frontispicio de su libro Ateísmo en el cristianismo: “lo mejor de la religiones es que produce herejes”. ··· Ver noticia ···
Matar herejes, un crimen inexpiable -- Juan José Tamayo
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