La palabra di-funto proviene del latín “de-functus”, aquel que ha cumplido su tarea (fungere-fungi), que ha saldado las deudas de la vida y que se encuentra por tanto “des-ligado”, ab-suelto de toda función, obligación o cargo, en libertad plena, ante/en lo divino y en lo humano. No tiene ya nada que hacer o cumplir, ninguna deuda que saldar, liberado, por tanto, de sus obligaciones, abierto sólo al misterio divino de la vida.… Ver noticia …
Más allá de Halloween: enseñanza de mi abuela, una teología de difuntos -- Xavier Pikaza, teólogo
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