El presidente de la Fundación Encuentro, José María Martín Patino, acaba de participar en unas Jornadas sobre EpC en el Parlamento. Y allí quiso dejar bien claro que tan sólo es una «minoría radical de la iglesia y de las organizaciones seglares» las que se oponen a la asignatura, y que el llamamiento a la desobediencia civil es «ajeno» a la historia de la Iglesia.
Martín Patino encuadra esta polémica en una crítica más política que educativa. «Nunca ha habido un proceso de deslegitimación a un presidente del Gobierno como el actual», sentenció el sacerdote jesuita.
En las mismas Jornadas, la ministra de Educación, Mercedes Cabrera, recordó el carácter europeísta de la asignatura -se cursa como tal en trece países y en otros seis está contenida en otra materia- y los objetivos con los que nace: aprender a convivir en las aulas y como vía para la resolución pacífica de los conflictos a través de la tolerancia con el otro.
Una de sus compañeras de mesa, la catedrática de ?tica de la Autónoma de Barcelona, Victoria Camps, criticó el debate «ridículo y absurdo» que se ha generado y aseguró que el mínimo común ético de la materia es inculcar el «civismo» activo y responsable contra el hombre materialista que fomenta el sistema capitalista.