Marca España o cómo seguir robando a lo grande -- 15M Ronda

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

Marca España es una política de Estado, cuya eficacia reside en el largo plazo. Su objetivo es mejorar la imagen de nuestro país, tanto en el interior como más allá de nuestras fronteras, en beneficio del bien común. Para ello, debe primar los términos económicos, contribuyendo a la recuperación del crecimiento y del empleo. Partimos de la convicción que con la Marca España nos beneficiaremos toda la población española.

Este discurso económico para convencer a la población española está basado en que el bienestar de un país depende fundamentalmente de su posición competitiva en la esfera interna-cional. Y esta posición se refleja en los buenos resultados de las empresas nacionales: si ganan cuota de mercado a escala planetaria se gene-rarán rentas y empleos para el país que mejorarán las condiciones de vida de todo el mundo. Esta explicación, por su sencillez y capacidad de atracción, se utiliza como principal instrumento de legitimación de todas las medidas que impactan negativamente en las condiciones de vida de la gente (reformas laborales, recortes fiscales, etc.).

Sin embargo, la aportación real de rentas al país por las grandes empresas no está tan clara. Su capital está muy internacionalizado y en manos de fondos de inversión extranjeros, que son quienes cobran sus dividendos. La enorme cantidad de filiales en paraísos fiscales de estas empresas españolas hace pensar en que parte de sus rentas se derivan hacia esos paraísos.

Se potencia el crecimiento económico (que, en realidad, está basado en la especulación), que da una imagen falsa de progreso. Pero el Estado continúa siendo controlado por las estructuras de poder político y financiero conservadoras, que dan una pésima imagen del país.
Los intereses de las grandes multinacionales son mucho más cosmopolitas que los de la ciudadanía de los países donde se ubican sus sedes. Al fin y al cabo la vida de la gente corriente está limitada por las condiciones laborales y las prestaciones públi-cas del lugar donde vive, mientras que los grandes accionistas son indiferentes a la procedencia geo-gráfica de sus rentas (y a las condiciones sociales que las hacen posibles).

Las empresas del Ibex contaban con 437 filiales en paraísos fiscales en 2011 y su número había aumentado en 164 desde 2009. Y es de sobras conocido el tratamiento fiscal que les lleva a contribuir de forma ridícula al Impuesto de Sociedades: en 2012 las empresas del Ibex 35 cotizaron sólo un 18-20% de sus beneficios (frente a un 25% de la media), pero algunas de ellas, como la mayoría de bancos, ACS (actividades de construcción y servicios), FCC (fomento de cons-trucciones y contratas) e Iberdrola, lo hicieron por debajo del 10%. Hasta el tercer trimestre de 2013, la contribución de estas empresas ha bajado un 8%, a pesar de que los beneficios están al alza, según el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa.

En un país como el nuestro, el discurso de la com-petencia nacional, de la ?marca local??, es sólo pa-ra consumo interno, y así seguir exigiéndonos sa-crificios en salarios, condiciones de trabajo, impu-estos, recortes, y hacernos creer que estos obede-cen a un proyecto colectivo en el que todos vamos a ganar. En el contexto de la economía globaliza-da es una verdadera tomadura de pelo. Especial-mente en un país donde el núcleo de las grandes empresas está constituido por entidades que no generan ni una importante cantidad de empleos aceptables ni promueven la investigación.

La ?Marca España?? una gran mentira que tenemos que poner al descubierto. Pero nos va a costar muchísimo recuperar derechos laborales básicos y en el entremedio mucha gente padecerá situaciones laborales humillantes. Es lo que tienen las castas que transforman sus mentiras o medias verdades en beneficio propio y sufrimiento ajeno